Traducciones Antiguas del Antiguo Testamento – Parte 4
Traducciones Antiguas del Antiguo Testamento – Parte 4
D. Tárgumes arameos.
En el judaísmo posterior al exilio, el arameo*
reemplazó al hebreo como lengua vernácula, y surgió entonces
la necesidad de acompañar la lectura del texto hebreo con su correspondiente
traducción al arameo. Esas traducciones, que al principio eran sólo
orales, recibieron el nombre de «tárgumes», y al traductor
se lo llamó turgueman o meturgueman. Los tárgumes eran una combinación
de traducciones propiamente dichas con paráfrasis y material explicativo.
Con el correr del tiempo más o menos se normalizaron y ya se encontraban
algunos de ellos por escrito antes de la Era Cristiana, como lo manifiestan
algunas copias que se hallaron entre los Rollos del Mar Muerto. Se conocen 3
tárgumes del Pentateuco: 1. Tárgum de Onkelos o Babilónico,
que en su mayor parte es estrictamente literal y se reduce a una traducción
lisa y llana. 2. Tárgum de Jerusalén I (o del Pseudo Jonatán),
que se caracteriza por contener muchas paráfrasis y frases midrásicas
(propias de los midrashim). 3. Antiguo Tárgum de Palestina, que también
se conoce como Tárgum Fragmentario o de Jerusalén II. En 1949
el Prof. y Dr. Diez Macho descubrió en la Biblioteca del Vaticano una
copia completa de este tárgum bajo el nombre de Códice Neófiti
I. El tárgum oficial de los Profetas se atribuye a Jonatán ben
Uziel (s I d.C.), un discípulo de Hillel; sus paráfrasis son más
libres que las de Onkelos. Los tárgumes de la Hagiógrafa son comparativamente
posteriores; abarcan los libros de esa sección de la Biblia, excepto
Esd., Neh. y Dn. El valor de los tárgumes es ampliamente reconocida,
pues se califica su importancia con respecto a la cantidad de explicaciones
y alteraciones que le añade; además, contienen un rico tesoro
en pensamiento religioso y exégesis judíos. Sin embargo, cuando
se la usa desde el punto de vista de la crítica textual del AT-NT, su
testimonio es de mucho valor. El Tárgum de Palestina, en especial, está
considerado como fuente para la recuperación de la lengua aramea que
hablaba Jesús.
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