La «Sabiduría» Eterna
La «Sabiduría» Eterna
Compilación por Ramón Romero e hijos.
En el octavo capítulo de los Proverbios, Salomón compone una interesante
alegoría para describir la excelencia de la sabiduría. En lenguaje
figurado, describe el surgimiento de la sabiduría, su inescrutable antigüedad,
su participación en la creación, su inapreciable valor y su regocijo
con los hombres.
Ese es el pasaje del Antiguo Testamento que los testigos de Jehová usan
para tratar de demostrar que Cristo fue creado. La traducción hecha por
ellos, dice así: «Jehová mismo me produjo como el principio
de sus caminos (Prov. 8: 22, Nuevo Mundo).
Con esa traducción quieren seguir la Versión de los LXX, o Septuaginta,
toda en griego, que consigna: «El Señor me creó.. .»,
y de la cual los arrianos del siglo cuarto de nuestra era tanto abusaron, con
el fin de defender su estrambótico unitarismo.
De esta forma fuerzan el verbo hebreo qánáh (que en el texto aparece
en forma imperfecta y pronominal, qananî), para que tenga el sentido de
«crear» o «hacer». Todo esto es insostenible. Podemos afirmar
con absoluta seguridad que esa traducción es equivocada, tanto en la
Versión de los LXX como en la de los testigos de Jehová.
Los especialistas en lenguas semíticas, entre los cuales se destaca el
docto F. C. Barney, afirman que el verbo hebreo qânâh tiene el sentido
de «engendrar» (cosa bien diferente de crear, como veremos en seguida),
«obtener», y especialmente el sentido de «poseer». Pero
nunca significa «hacer» o «crear». Se trata, pues, de un
error de la Versión de los LXX, adoptado por los jehovistas.
El texto original
Para comprender mejor este punto, vamos a reconstruir los tres versículos en debate en el original hebreo, con su traducción verbal:
Yeheve qanani réi’shith darkó
El Señor (me) poseía (en el) principio (de su) camino
Quédhén mi phalaív mê’az. Mê’o1am
(de la) antigüedad (sus) obras desde. Desde la eternidad
missakti mér’ish, miqqadmeí’rec,
fui ungida desde el origen, antes del comienzo (de la) tierra,
be’yn-tehimôth chôlalti.
cuando (no había) profundidad fui engendrada.
Reduciendo los términos a su orden lógico, tenemos:
«El Señor me poseía desde el principio de su camino, desde
sus obras más antiguas. Desde la eternidad fui ungida, desde el origen,
antes que existiese la tierra. Fui engendrada antes que hubiese abismos
Eternidad de la sabiduría
La clave del sentido se halla en la exacta traducción de los verbos.
Analicemos los tres casos en consideración:
1. En el versículo 22 aparece el verbo qânâh, cuya traducción
más exacta es «poseer», en el imperfecto. A propósito,
O Novo Comentario da Biblia, de F. Davidson, considerando este versículo,
afirma:
«Poseía, es la traducción que dan las versiones portuguesas.
(La versión de Valera, en español, traduce ese verbo con el mismo
sentido: poseía). Esto significa que desde el principio la sabiduría
de Dios estaba con él; …
«Aquí no se refiere a que la Sabiduría fuera lo primero
en ser creado; porque la sabiduría de Dios, es ciertamente inseparable
de él. Por el contrario, debemos entender que la Sabiduría estaba
con él desde toda la eternidad».
2. En el versículo 23 aparece el verbo nassak, que algunos vierten por
«establecer». Lo traducimos en forma de participio pasivo. Los mejores
léxicos hebreos le dan varios sentidos: 1) derramar, 2) ofrecer libaciones,
3) instalar, 4) tejer, y 5) ungir.
El comentario bíblico de Davidson tiene la siguiente explicación
del versículo 23: «Ungida puede referirse a que Dios nombró
a la sabiduría para realizar su tarea. Esa palabra se usa con el sentido
de consagrar… La sabiduría precedió a todos los seres creados,
y aun hasta las primitivas profundidades. Pero eso todavía no es todo.
La sabiduría no sólo estuvo presente en la creación, sino
que sirvió de medio de la creación».
3. El versículo 24 tiene el verbo chul, al cual los buenos diccionarios dan el sentido de «retorcer», «agitar», «temblar», y en poquísimos casos, «engendrar».
Cualquiera que sea el sentido de chul (chôlalti, debido a la desinencia),
no cabe darle el sentido de nacimiento físico, por el hecho de que todo
el pasaje es una especie de parábola. El sentido es metafórico,
figurado, y es importante tener esto en cuenta.
También estaría dentro de la lógica del hebreo, traducir
ese verso así: «Antes que hubiera abismos, yo vibré».
Creemos que lo que Salomón quiso decir al referirse a la Sabiduría
de Dios fue esto: «Yo estaba con Dios en el principio (y esto concuerda
con Juan 1: 2: «Este era en el principio con Dios») , o en el principio
de sus caminos o de los planes de la insondable economía divina. Desde
la eternidad fui ungida, desde el principio… Aparecí antes de que hubiese
abismos».
Todo revela inconmensurabilidad de tiempo, pues el lenguaje metafórico del texto indica la eternidad de la Sabiduría, o de Cristo: siempre presente en Dios, en todo tiempo presente con Dios, desde la eternidad presente con Dios, fusionada con él.
¿Fue creado Cristo?
Replican los testigos de Jehová que las expresiones de antiguo»,
«antes de sus obras», «antes de la tierra» y otras semejantes,
indican un tiempo en que Cristo surgió; y que por lo tanto, fue creado.
Veamos dos ejemplos bíblicos que refutan esta suposición.
El comienzo del Salmo 90 se refiere a Jehová de esta forma: «Señor
(el original dice Jehová),… antes que naciesen los montes y formases
la tierra y el mundo,… tú eres Dios».
Pero los testigos no interpretan el Salmo 90 como que Jehová haya sido
creado en algún tiempo antes de la formación del mundo.
En Dan. 7: 9 y 13, a Dios el Padre, supremo Juez, se lo describe como el «Anciano
de días». A pesar de eso él es eterno. Nadie admitiría
que porque a Dios se lo describa metafóricamente como un personaje «de
días», él haya tenido un comienzo o nacimiento. Lo mismo
se aplica a Cristo. La Biblia se debe interpretar con buen juicio e imparcialidad,
diferenciando el lenguaje figurado del real.
El erudito Bruce Metzger, refiriéndose a las ideas de los «testigos»
acerca de Proverbios 8: 22, aduce: «Es un caso flagrante de exégesis
estrábica, abandonar la presentación que el Nuevo Testamento hace
de Jesucristo como de un ser no creado, y echar mano de una interpretación
discutible de un versículo del Antiguo Testamento, como si ese texto
fuera la única descripción satisfactoria de Cristo. La apropiada
metodología, consiste en empezar con el Nuevo Testamento, y buscar en
él los símbolos, vislumbres y profecías cumplidos en Cristo
Jesús» (Jehovah Witnesses and Christ, pág. 87).
Cómo entender la Biblia
Juiciosamente, el Seventh-day Adventist Bible Commentary (Comentario Bíblico
Adventista del Séptimo Día) dice lo siguiente acerca de Proverbios,
capítulo ocho:
«Este pasaje es alegórico, y se debe cuidar de no forzar una alegoría
más allá de lo que el escritor tenía en vista. Las interpretaciones
que se extraigan, siempre deben estar en armonía con el resto de las
Escrituras.
«Algunos han querido encontrar aquí apoyo a la idea de que hubo un tiempo en que Cristo no existía, que fue creado o engendrado por el Padre, al principio de la obra que éste hizo de establecer un universo ordenado y habitado. Las conclusiones dogmáticas que se extraigan de pasajes figurados o parabólicos son injustificadas. Los engañosos resultados de una conducta tal se demuestran en la interpretación popular de la parábola del rico y Lázaro (Luc. 16: 19-31).
«Las pruebas de creencias doctrinales se deben buscar siempre en las declaraciones
literales de la Biblia. Algunas declaraciones literales acerca de la eternidad
de Cristo, se hallan en Miq. 5: 2; Juan 1:1; 8: 54; 17: 5.
» ‘En Cristo hay vida original, no prestada ni derivada’. ‘El Señor
Jesús, el divino Hijo de Dios, existió desde la eternidad, como
persona distinta del Padre, y sin embargo uno con él'» (Tomo 3,
pág. 973).
Entonces, llegar a la conclusión de que la alegoría de 8 prueba la creación o el nacimiento de Cristo, o es una desviación exegética, o una oposición a la verdad bíblica de que el Hijo de Dios es divino, es decir, es Dios (Juan 1:1).
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