8. Cristo es el fin de la ley. Romanos 10: 4 En Romanos 10: 4, dice que el fin de la ley es Cristo, ¿quiere eso decir que Cristo abolió la ley de Dios?
La palabra "fin" que se traduce del término griego
tellos, en ambos idiomas tiene dos significados: el de finalización
de algo, o el de propósito u objetivo. Así decimos: "El
accidente que dejó inválido a mi amigo puso fin a su carrera".
Aquí el sentido es de terminación. Si decimos: "Viajé
con el fin de solucionar aquel pleito", le damos a la misma palabra
el sentido de propósito. En Romanos 10: 4, ¿cuál de
los dos significados tiene la palabra Fin?
Si dijéramos que tiene el sentido de terminación de la ley,
nos encontraríamos con que el apóstol se contradice a sí
mismo, dado que a través de toda la epístola reconoce la vigencia
de la ley de Dios.
En Romanos 7:7, dice que no habría sabido que la codicia era pecado
"si la ley no dijera: No codiciarás". En Romanos 13: 9, 10
afirma que el amor al prójimo conduce a la obediencia de la ley de
Dios, y cita cinco mandamientos: No adulterarás, no matarás,
no hurtarás, no dirás falso testimonio y no codiciarás;
o sea, cita del sexto al décimo mandamiento. Y como para indicar que
había otros que no mencionó, dijo: "y cualquier otro mandamiento.
. .". En efecto, hay otros cinco. En el capítulo 2: 17-23, del
mismo libro, vuelve a reconocer la existencia de la ley al citar el pecado
del adulterio y la idolatría, pecados señalados por el séptimo
y el segundo mandamiento, respectivamente.
En otras declaraciones de esta misma epístola, el apóstol Pablo
demuestra que para él la ley de Dios seguía existiendo. En Romanos
3: 20 dice que "por la ley es el conocimiento del pecado". También
afirma, dos veces, que donde no hay ley no puede haber pecado (Rom. 4: 15;
5: 13). Por lo tanto, cada vez que usa en su epístola la palabra pecado,
se refiere a la desobediencia de la ley de Dios. Así pues, para el
apóstol la ley existía y la llamó "santa, y el mandamiento
santo, justo y bueno" (Rom. 7: 12).
Al notar con tanta claridad que Pablo reconoce definidamente la existencia
de la ley de Dios en ésta y en todas sus epístolas, no podríamos
admitir que en Romanos 10: 4 dijera que la ley había terminado con
Cristo. Por lo tanto, concluimos que en este pasaje la palabra "fin"
tiene el sentido de "objetivo o propósito". "Porque
el fin (propósito) de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel
que cree".
En efecto, advertidos por la ley de Dios, descubrimos que somos pecadores,
o sea, desobedientes a los Diez Mandamientos. Al comprenderlo, encontramos
que "la paga del pecado es muerte" (Rom. 6: 23), por lo cual sabemos
que estamos perdidos. La Ley nada puede hacer para perdonar esos pecados,
pero cumple su propósito: hacernos entender que necesitamos a Cristo,
quien salvará a todo aquel que cree.
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