RESPUESTA CRISTIANA AL DOCUMENTO “¿POR QUÉ SOY EVANGÉLICO Y NO UN ADVENTISTA DEL SÉPTIMO DÍA?” DE PEDRO J. DE JESÚS COLON – PUERTO RICO

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Por Mauricio S. Bruno, Médico Psiquiatra y Pastor
Miembro del Ministerio de Apoyo
al Centro de Investigación White
 9 de septiembre de 2004

Agradecemos mucho las observaciones del documento de R. J. de Jesús.  A los adventistas nos hace muy bien saber cómo nos ven y consideran nuestros hermanos en la fe.  Reconocemos que no somos perfectos, ni los únicos salvados, ni dueños de toda verdad.  Si en la práctica hemos dado esa impresión, lamentamos por el fracaso de nuestras intenciones y rogamos a Dios por sabiduría para captar la situación y enmendarnos, a fin de impedir malos entendidos.  Estamos contestando, no con ánimo de controversia ni de represalias.  Simplemente deseamos situarnos en el campo de las ideas e intentar que se comprenda mejor la postura adventista.  Imploramos al cielo humildad, respeto y amor cristiano para con nuestros hermanos de fe y para con todos los hombres.  Las declaraciones aquí expuestas no procuran juzgar o denostar las opiniones ajenas, sino sólo explicar cómo vemos las cosas los adventistas.  Si se deslizara alguna aspereza, contamos con la benevolencia de los lectores porque estamos lejos de una motivación desconsiderada para con nuestros hermanos en Cristo que mantienen opiniones diferentes.  Queremos testificar de que, si bien el respeto por los consejos de Elena G. de White nos trae impugnaciones, hemos experimentado como iglesia un balance positivo de progreso y bendición, tal como se promete en 2 Crónicas 20:20.

OBJECIONES:

1. “¿Cuál es la fuente de la autoridad?  Los evangélicos dicen sin titubeos, la Biblia.  No así los Adventistas”.  “Los Adventistas dicen que su fuente de autoridad es la Biblia.  En la práctica es muy distinto”.
2. “La mayoría de los adventistas la idolatran y la ponen a la par con los profetas bíblicos.  Así violan el principio de Sola Scriptura”.  “Usan los Adventistas más citas de la señora White que de cualquier otro autor.  Un ejemplo está en el Comentario Bíblico Adventista y en el folleto de la Escuela Sabática.
3. “Su más reciente atrevimiento ha sido publicar una Biblia que interpreta los textos bíblicos a la luz de los dichos de Elena White.  Leen nuestra antigua Biblia a la luz de su nueva Biblia”.
4. “Los Adventistas, Testigos de Jehová y Mormones son muy parecidos.  Sobre todo tienen la Biblia y algo más”.
5. Dicen que los escritos de Elena no son de aplicación universal, sino sólo para los adventistas, ¿no es esto muy contradictorio?

RESPUESTAS:

I  1. En Mateo 21:23-24 se le reclama a Jesús que diga con qué autoridad decía y hacía las cosas.  En Mateo 22:23-30 ante una pregunta sobre la resurrección respondió que para no errar no se ha de ignorar las Escrituras.  El mensaje subyacente era: ¿Por qué me preguntan?  ¿No tienen acaso la Biblia?  Ante otra interrogación dijo: ¿Cómo lees? ¿Qué está escrito?”.  Para Cristo, lo escrito era el árbitro decisivo.  Para enseñar y consolar acudía a las Escrituras (Lucas 24:13-29).  Destacó la autoridad de la Palabra como suprema.  “Escrito está” era su estribillo (Mateo 4:4, 7, 10; Lucas 20:17).

El Antiguo Testamento presenta las Escrituras como la prueba para los falsos mensajeros: “A la ley y al testimonio, si no dijeren conforme a esto es porque no les ha amanecido” (Isaías 8:20).  En el Nuevo Testamento, Pedro afirma: Tenemos la palabra profética más segura” (2 Pedro 1:10-11, 19-21).  Pablo por su parte agrega: “Lo que fue escrito para nuestra enseñanza fue escrito” (Romanos 15:4); en Gálatas es categórico “si se predica otro evangelio sea anatema” (1:6-9).

Elena G. de White en este tema está en plena consonancia con la Biblia.  Estas son algunas de sus declaraciones: a. la Biblia es nuestro credo” (Review and Herald, 8-10-1881).  b. “No tenemos artículo de fe, credo o disciplina fuera de la Biblia” (Signs of the Times, Núm. 1:3).  c. “Dios tiene un pueblo sobre la tierra para sostener la Biblia y la Biblia sola como la norma de toda doctrina o precepto… ” (El conflicto de los siglos, 595 [Pacific Press, USA, 1911]).  d. Debemos recibir la Palabra de Dios como suprema autoridad” (Testimonies, 6:402-3; El conflicto de los siglos, 14).  e. “Nunca volváis a citar mis palabras mientras viváis hasta que podáis obedecer la Biblia. y no repitáis más la canción que la ‘hermana White lo dijo’, decid: ‘así dijo el Señor Dios de Israel’” (Manuscrito 41, 1901).

La Iglesia Adventista declara lo siguiente: a. “En su Palabra Dios ha transmitido al hombre el conocimiento necesario para la salvación (2 Timoteo 3:15-16).  Las Sagradas Escrituras son una revelación infalible de su voluntad; son la norma del carácter, la prueba de la experiencia, la autoridad reveladora de la doctrina y el registro fidedigno de los hechos de Dios en la historia” (Creencias de los adventistas del séptimo día [Asociación Publicadora Interamericana, USA. 1988], p.10, editado por la Asociación General).  b. “Los escritos de EGW no constituyen un sustituto de las Escrituras.  No pueden ser colocadas en el mismo nivel…Los adventistas apoyan plenamente el principio de la Reforma protestante conocido como sola scriptura”(idem, p. 258).  c. “Los fundadores de la iglesia no recibieron las doctrinas a través de las visiones de Elena G. de White, sino a partir de su estudio de la Biblia.  El papel de EGW fue guiarlos en la comprensión de la Biblia y confirmar las conclusiones a las cuales llegaban en su estudio de la Palabra de Dios” (Idem, p. 258; Dan.8:27; 12:8-9; 2 Ped. 1:10-11; Hech. 8:27-40).  d. Con Elena G. de White “no se añaden verdades adicionales, pero a través de los Testimonios Dios ha simplificado las grandes verdades ya reveladas para impresionar vívidamente…  las verdades de la inspiración ya reveladas” (Idem, p. 260).

El autor de este trabajo es adventista ya por 60 años y puede testificar que nunca se le mostró en esta iglesia otra autoridad máxima que la Biblia y, aunque acepta el ministerio profético de Elena G. de White, está convencido de la supremacía de la Santa Biblia y lo pondrá en evidencia con la profusión de referencias bíblicas en este documento.

Si en la práctica se encuentran adventistas que sostienen que Elena G. de White está a la par de la Biblia o por encima de ella, han comprendido mal la Biblia y a la Sra. White.  Pedimos perdón por la imagen equivocada que dan de su iglesia y rogamos que Dios nos enriquezca con su gracia para ayudarlos con amor a entender la verdad.  Jesús, en su tiempo, tenía gente que pertenecía al pueblo de Israel, que valoraba más las tradiciones judías que los mandatos del Señor (Mateo 15:1-9; Marcos 7:8, 13).

2. Es una exageración, no demostrable, afirmar que la mayoría de los adventistas idolatran a Elena G. de White.  Es posible que haya algunos así, como hubo idólatras en medio del pueblo de Israel en la antigüedad.  Es posible que algunos autores adventistas citen más a Elena G. de White que a la Biblia y estén olvidando el ruego que Elena G. de White hizo en 1901, en Battle Creek: “Citad la Biblia, hablad de la Biblia.  Está llena de alimento” (Manuscrito 41:177).  Hay temas que requieren un uso amplio de sus escritos, como ser, en artículos que intentan desarrollar el pensamiento de Elena G. de White sobre un tópico específico.  Si dicho autor lo hace equiparándola a los libros canónicos, la iglesia lo lamenta profundamente y presenta sus disculpas a Dios y a la gente.  La iglesia cree en la inspiración de Elena G. de White, pero no cree que sus escritos son canónicos.  De igual modo hubo verdaderos profetas en tiempos bíblicos, cuyos escritos no formaron parte de la Escritura, o sea que no fueron catalogados a la par de los escritores bíblicos, porque no estaban destinados a ser parte del canon.  Lo mismo ocurre con Elena G. de White (Jaser, Jos. 10:13, 2 Sam.1:18; Natán, 1 Crón. 29:29; 2 Crón. 9:29, 29:25; Gad, 1 Crón. 21:9; 2 Crón. 29:25; Elías, 2 Crón. 21:12-15; Ahias, Semaías, Iddo, Jehú, Hulda, Las hijas de Felipe, etc).  Entendemos que el Comentario Bíblico Adventista es muy mesurado en este asunto.  Da las referencias bibliográficas, sin el texto, de Elena G. de White, al final de los capítulos bíblicos analizados y nos parece muy lícito y necesario por cuanto es un comentario denominacional.  Lo mismo podemos decir del folleto de escuela sabática trimestral que la iglesia estudia a nivel mundial.

3. Es cierto que circula una Biblia con comentarios de Elena G. de White en notas de pie de página.  Pero esa Biblia no ha sido editada ni autorizada por la Iglesia Adventista.  Es obra de un grupo laico independiente denominado Academy Enterprises inc. de Oklahoma, USA, y que escapa al control de la iglesia.

La política de la iglesia ha sido confiar en las Sociedades Bíblicas Evangélicas a las cuales apoya todo lo que puede con ofrendas, y con pastores en las funciones administrativas, por considerarlas cristianas, serias y un poderoso apoyo a la proclamación de Cristo, y de las cuales compra gran parte de su producción en el mundo, a pesar de tener sus propias editoriales.  Por otra parte, aunque no estamos de acuerdo con Academy Enterprises, se reconoce su libertad de obrar según la conciencia y la libertad religiosa, como ocurre con los católicos que editan Biblias con amplias notas de pie de página según su propia teología.

4. ¿Son los adventistas equiparables, en el tema de la autoridad, con Testigos de Jehová y Mormones?  Tenemos puntos comunes como es la fe cristiana, la Biblia, la meta de la misión, tener miembros auténticos y también cizaña, etc.  Ojalá pudiéramos emular a los Testigos en su ardor misionero y su plan de obra misionera de dos en dos; y a los Mormones en dedicar a sus hijos para la misión en el mundo; pero, los Testigos editan una Biblia que objetamos porque tiene una traducción que no se ajusta a los originales; y los Mormones afirman que su plataforma ideológica está en la Biblia, el Libro del Mormón, La Perla de Gran Precio, Doctrinas y Convenios, de José Smith.  Para ellos el canon no está cerrado (“teoría del escalón abierto”); para los adventistas el canon esta cerrado (“teoría del escalón cerrado”) por lo cual, Elena G. de White, aunque inspirada, no puede ser canónica).  Los Mormones creen que un profeta nuevo es más autoritativo que uno antiguo.  Los adventistas sostienen la sola scriptura y que el profeta antiguo es el señalado por Dios para probar todo otro mensajero por venir (Isaías 8:20; Juan 5:46-47; Jeremías 6:16).

5. Los escritos de Elena G. de White son de aplicación universal en cuanto a los principios bíblicos que comenta, pero no lo son en la forma o método de presentación.  Su primer deber, como lo es de todo cristiano, es atender las necesidades de la familia; se debe predicar en Jerusalén y luego en Samaria y hasta lo último de la tierra (Hechos 1:8; Gálatas 6:10; 1 Timoteo 5:4, 8).  Es la ley de las prioridades (Mateo 6:33).  No es lo mismo escribir una carta a un hijo o pariente que dar el mismo mensaje a un grupo científico.  Se impone la adaptación tanto en lo formal como en la cantidad y tipo de información (Hebreos 5:12).  Cuando Cristo vino, tomó una forma que nunca había tenido, la forma humana y adoptó un lenguaje nuevo, el de una cultura humana para hacerse entender.  Ese cambio fue sabio y amoroso.  Cuando Elena G. de White decidió cumplir su deber para con quienes no eran adventistas, hizo las variaciones necesarias para ser bien entendida y estar en la mejor situación para que se aceptasen los principios del Señor.

II ¿ES LA IGLESIA ADVENTISTA UNA SECTA?

OPOSICIÓN: Los adventistas se han empeñado en ser una iglesia… no lo son… son secta.

RESPUESTA:

Algunos opositores lo aseguran (como el autor protestante Vidal C., en “El Infierno de las Sectas”, Bilbao, 1989); otros, adventistas y no adventistas, lo niegan (Bosh J., sacerdote dominicano católico, “Para Conocer las Sectas”, Navarra, 1994, p. 14-15).  Esta contradicción se debe a que el vocablo tiene varias acepciones lo cual lo hace abarcante, ambiguo, impreciso y relativo.  Puede expresar partido o facción (R. Miguel, Nuevo Diccionario Latino-español, Latino-Americano, Madrid, 1931, p, 542); doctrina religiosa independiente de otra; seguidor de una parcialidad.  Todo esto en conformidad a la etimología del latín sequi (seguir a un maestro); más probable de secare (cortar, separar, ruptura).  En el griego del Nuevo Testamento la expresión es airesis que a veces se traduce herejía (elegir, apartar, separar).  Hasta aquí, cualquiera podría aceptarla pues en sí no es mala palabra.

Los cristianos apostólicos no se ofendieron al ser designados “Secta de los Nazarenos” (Hechos 24:5 y 14) y consideraban en algún aspecto, ventajosas las discrepancias (1 Corintios 11:19); pero el término llegó a adquirir un falso significado peyorativo con el cual el autor está en desacuerdo (Diccionario Básico Espasa-Calpe, Madrid, art. Secta).

Hay autores que sostienen que dicha acepción fue introducida por católicos y protestantes al intentar descalificar las ramificaciones que sufrieron.  Nosotros sabemos que unos y otros la usaron y usan, pero entendemos que no fueron sus inventores pues la idea ya se insinúa en la Escritura.  Pablo en Gálatas 5:20 usa airesis, traducido como secta o herejía lo cual es fruto de la carne.  Pedro acota que es destructora, negación del Señor, blasfemia al camino de la verdad, que hace mercadería de las almas y promete libertad pero es esclavitud de corrupción (2 Pedro 2:1-3, 19).

En tiempos recientes, según P. R. Santidrián, en su Diccionario Básico de las Religiones, Verbo Divino, España, 1993, art. Secta, implica convicción de ser los puros, los elegidos o los perseguidos; de tener razón aun en contra de todos y contra la autoridad, falta de interés por la masa, carácter monolítico y apasionado, rigidez en los juicios, oferta de soluciones simples, afectividad junto con el sostén de un grupo etc.  Según H. Lagos Schuffeneger, en Sectas y Religiones en Chile, Concepción, 1987, p. 51-57, añade: lavado de cerebro, cismáticos, antisociales, causas de ruptura familiar, abuso de la libertad de otros, explotación económica del grupo.

Se han dado casos como el de los davidianos, con David Koresh, que sostenía que él, como David, podía tomar libremente las esposas de sus allegados; o el grupo de Jim Jones, en Guyanas, que llevó a casi todos ellos al suicidio con refresco envenenado; o los del Portal del Cielo cuyo líder los convenció de que serían rescatados por un cometa pero que finalmente los llevó al suicidio colectivo.

Cuando a los adventistas se los trata de sectarios, podríamos aceptarlo, si el concepto significara solamente que somos una parcialidad religiosa; pero hoy, la connotación es tan peyorativa e inadecuada para ser aplicada a la Iglesia Adventista del Séptimo Día, que la rechazamos.  Además, quienes pertenecen a la iglesia por décadas, saben que ella no se ajusta a las condiciones del concepto moderno de secta, tampoco a las particularidades que señalaron Pedro y Pablo, ni a los ejemplos modernos que se han mencionado antes.

La Iglesia Adventista del Séptimo Día está en casi todos los países del mundo, en más de 200, y en la inmensa mayoría se le ha dado personería jurídica y es reconocida por los estados e incluso por las iglesias oficiales de esos países, católicas, protestantes, etc. que no apoyarían a una “secta” real, y menos teniendo un sistema educativo que exige contacto con miles y miles de jóvenes y niños.

¿Cuáles pueden ser las causas por las que algunos rotulan a la Iglesia Adventista del Séptimo Día como una secta?  Seguramente varias.  Una importante es el prejuicio, que una vez instalado es muy difícil neutralizar y que generalmente es por haberse tenido escasa o errónea información.  Podría ser que en algún caso hubiera animosidad y mala intención, celo, envidia, temor por la competencia.

La razón que más duele es cuando se juzga el todo por la parte; se rechaza el trigo por la cizaña o sea en base a malos miembros que cada agrupación inevitablemente tiene (Mateo 13:26-30); o se juzga la doctrina de la iglesia por errores y equivocaciones que aún los más santos, por ser humanos, pueden tener (1 Corintios 10:12).  O se toma sólo las opiniones de adventistas disidentes o apóstatas.  Otra razón, es por culpa de la propia iglesia que ha mantenido poca o mala comunicación con el entorno, o una parte ha entendido y practicado mal algunas de las declaraciones bíblicas.  Pedimos indulgencias por esto.  Según la Biblia hay una razón espiritual profunda, un diablo o enemigo de Dios y de su iglesia, que suscita mentiras, afrentas y persecuciones a su iglesia, lo cual ha ocurrido a través de los siglos (Apocalipsis 12:17; Juan 8:44), inclusive con Jesús, modelo de santidad y bien (Mateo 5:12; Hechos 7:52).

III ¿SON EVANGÉLICOS LOS ADVENTISTAS?

CONFRONTACIÓN:

1.Los adventistas no pueden ser llamados evangélicos.  No promueven el evangelio sino otro evangelio.  El poder e influencia que tiene Elena en el adventismo nos obliga a los evangélicos a descartarlos como cristianos evangélicos.
2. Tratan de seducirnos con sus doctrinas adornándolas de mensajes sobre justificación por la fe y por gracia.  En el libro Primeros escritos de Elena White, hay un capítulo titulado “El Plan de Salvación” que no hace la más mínima referencia a la justificación por la fe ni a la salvación por pura gracia sin las obras de la ley.
3. En el rapto… los adventistas descubrirán que han vivido otro evangelio, legalista.  Salvarse significa ser adventista, guardar la ley, respetar el sábado y sobretodo a una dieta especial para pasar la tribulación… que el que come carne tendrá dificultades para soportar la tribulación.

RESPUESTA

1. Los adventistas creen ser evangélicos por dentro y por fuera; por doctrina y por historia.  Surgen dentro del gran despertar protestante del siglo XIX, y dentro del gran movimiento adventista dirigido en USA por el predicador bautista Guillermo Miller (1782-1849) que se transformó en un movimiento interdenominacional con aspectos compartidos incluso por sacerdote jesuita Manuel Lacunza en Chile y el judío José Wolf, políglota, convertido católico en Europa.  Miller, luego de estudiar las profecías, creyó que Jesús vendría en algún momento en torno a los años 1843-1844.  No se equivocó en cuanto al tiempo, sino en la interpretación de lo que debía suceder.  Vino un gran chasco, desánimo y fragmentación del movimiento millerita.

Una de las ramas habría de ser la Iglesia Adventista del Séptimo Día.  Nadie quería constituir una nueva iglesia; como los primitivos cristianos del Nuevo Testamento, solo querían perfeccionarla.  Las circunstancias los obligaron.  Fueron excomulgados por sus creencias en la segunda venida de Cristo y vieron que necesitaban organizarse para actuar en orden, en legalidad, y poder controlar la expansión.  En 1863 se organiza la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día.  Los pioneros fundadores, habían sido miembros activos de diferentes iglesias cristianas; Elena G. de White, metodista; Jaime White, esposo de Elena, era de la Iglesia Conexión Cristiana, ministro ordenado en ella y sería vocal de la primera junta directiva de la Conferencia General de los Adventistas.  Más tarde, habría de ser designado presidente; José Bates, converso bautista; J. N. Loughborogh, de cuna metodista y que llegó a ser el primer historiador del movimiento.  Urias Smith, millerita, fue nombrado primer secretario; J. Byngton, metodista, elegido primer presidente.  M. B. Czechowski, ex sacerdote católico convertido bautista en Canadá, fue como misionero a Europa.  R. F. Cottrell, de familia hugonote con profundas raíces Bautistas del Séptimo Día, habría de apoyar el surgimiento de las publicaciones adventistas sabatarias.  Sin dudas los adventistas son una rama del protestantismo, desde el punto de vista de sus raíces históricas.

Teológicamente, los adventistas, creen ser evangélicos porque tienen y aceptan hondamente el evangelio.  La Biblia describe finamente lo que es el evangelio.  Es el mensaje de Jesús (Hechos 10:36); la promesa de salvación (Hechos 13:32; 2 Timoteo 1:9; Apocalipsis 13:8); el plan de Dios para salvación (Romanos 1:16); la palabra de salvación  (Ef. 1:13, 1 Ped. 1:25, Rom. 1:1-6); poder del Espíritu (1 Pedro 1:12); gracia ( J 1:17, Ef. 2:5-8, 2 Cor.13:14); la fe y por la fe (Filip. 1:27, Rom. 1:17); esperanza (Col. 1:23); paz (Hech. 10:36); gloria (1 Tim. 1:11, 2); reconciliación (2 Cor. 5:19-22), bendición o bien (Rom. 15:29), inmortalidad (2 Tim. 1:10), reino, (Luc.4:43), obediencia y enjuiciamiento (1 Ped. 4:17, 2 Tes. 1:8, Filip. 1:27,2 2 Cor. 1:12, Gál. 2:14), justicia (Rom 1:17), servicio (Rom. 1:9), es el motivo de la predicación de la iglesia cristiana (Mat.28:19, Hech. 1:8, 1 Tim. 3:15, Ef. 6:15, Apoc. 14:6-12), etc.

Los diccionarios seculares definen “evangelio” como buenas nuevas, historia de la vida, doctrinas y milagros de nuestro Señor Jesucristo (Diccionario Básico Espasa, Madrid, 1980).  Diccionarios católicos explican que es la alegre nueva, la práctica de la redención obtenida por Jesús y el concepto de su vida y de su doctrina (Diccionario Bíblico, F. Spadafora, Barcelona, 1859).  Diccionario de Teología, protestante, E. F. Harrison, G. W. Bromiley, C. Henry, Baker Book House, USA, 1969: afirma que la salvación de los pecados se obtiene por medio de la gracia de Dios y no por obras ni por los méritos de parte del hombre.

Recientemente, teólogos luteranos, luego de un diálogo profundo con los adventistas, reconocieron que son cristianos, en sintonía con el evangelio.  En La Argentina, la Iglesia Católica dio un informe al gobierno, asintiendo que los adventistas no son secta sino iglesia cristiana.  Era un informe a fin de conceder a los adventistas autorización para tener una universidad, con facultades de ciencias económicas, humanidades, ciencias de la salud y teología, la primera del mundo protestante en La Argentina.  El reconocido especialista evangélico Walter Martin, en 1955, en su libro The Rise Of the Cults, nos calificó de secta.  Pero luego de hacer el estudio más profundo de la teología y práctica adventista que los protestantes hayan hecho alguna vez, afirmó que deben ser considerados evangélicos (The Truth About Seventh Day Adventist).  Lamentablemente César Vidal en su libro, La Otra Cara del Paraíso, Miami, 1994, declara que Martin fue engañado por los adventistas y que lo tentaron con soborno.  Es una grave acusación sin ninguna prueba más que su testimonio.  Según la Biblia, a lo menos, debe darse con dos testigos (Deut. 17:6, Mat. 18:16).  Los adventistas rechazan como falsa la declaración de Vidal.  W. Martín no hizo solo el estudio.  Lo acompañó Donald Barhouse, que no ha respaldado a Vidal hasta donde se sepa.  Martin reafirmó su postura en una entrevista que le hiciera la revista evangélica Christianiy Today (del 19-9-1960, p. 15).  Otro evangélico de trayectoria destacada, Samuel Vila, alabó el carácter cristiano de los adventistas.  ¿Será que Vidal también va a decir que los adventistas le pagaron para que lo dijera?  El sacerdote dominicano Juan Bosh, en su obra Para Conocer las Sectas: Panorámica de la Nueva Religiosidad Marginal, Estella, Verbo Divino, 1994, p. 14, afirma que los adventistas no son secta.  El ministro anglicano Geoffrey Paxton, gran conocedor del adventismo, en su libro, El Zarandeo del adventismo, El Paso, Texas, Casa Bautista de Publicaciones, 1982, pide que se cambie la actitud que indebidamente se tiene con los adventistas.

Como resumen, decimos que el evangelio es más que una idea santa, es una persona santísima, Cristo Jesús.  El es el núcleo aurífero del evangelio (Juan 14:6); quien tiene a Cristo y vive su vida es el verdadero evangélico sin importar la organización en que milite (1 Juan 5:12).

2. El Diccionario Bíblico Adventista del Séptimo Día, editado por S. H. Horn, Bs. As., 1995, establece que el evangelio es el mensaje que proclama el cristianismo: salvación por medio de la fe.  El libro Creencias de los Adventistas publicado por la Asociación General, 1988, p. 138 declara: “Únicamente por medio de Cristo puede un individuo experimentar la salvación” (Hechos 4:12, Juan 14:6).  La justificación es lo opuesto de la condenación (Romanos 5:9).  La base de nuestra justificación no es nuestra obediencia, sino la de Cristo (Romanos 5:18-19)…  El Salvador concede esta obediencia a los creyentes que son justificados gratuitamente por su gracia (Rom. 3:24, Ef.1:6-7) (p. 140).  La justificación es lo que Dios hace por nosotros (2 Cor. 5:21, Zac. 3:4) (p.141); mientras la santificación es lo que Dios hace en nosotros (Filip. 1:1, Juan 15:1-7, Tito 3:5) (p.142).  “Por medio de Cristo somos justificados, adoptados como hijos e hijas de Dios, y librados de la tiranía del pecado.  Por medio del Espíritu renueva nuestras mentes, escribe la ley de amor de Dios en nuestros corazones, y nos concede el poder de vivir una vida santa.  Al permanecer en él, llegamos a ser participantes de la naturaleza divina y recibimos la seguridad de la salvación ahora y en el juicio” (p. 136).

Es verdad que Elena G. de White no usa en Primeros Escritos las expresiones justificación por fe, pura gracia, y solo por gracia.  Pero dichos conceptos están expresados en el trasfondo y con otras palabras.  Del mismo modo que tampoco estas expresiones están en muchos libros de la Biblia, por ejemplo en Mateo, Marcos, Lucas, Juan, 1 Crónicas etc., pero el concepto está entre líneas o subyacente.  Y no son rechazados por eso por los creyentes.  Veamos algunas citas de ese capítulo de Primeros Escritos: “La gracia de Dios llega al alma por el canal de la fe viva” (Primeros Escritos, 72; Rom. 5:5).  “Los temas… el santuario… los mandamientos de Dios y la fe de Jesús… he visto que eran los temas principales en los cuales deben espaciarse los mensajeros” (Primeros Escritos, 63; Heb. 11:6).  En otros libros de Elena G. de White leemos: “Las melodías más dulces que provienen de Dios… la justificación por la fe y la justicia de Cristo… ” (Joyas de los Testimonios, Publicaciones  Interamericanas, USA, 60).  “El tema central de la Biblia, el tema alrededor del cual se agrupan todos los demás del Libro, es el plan de la redención…” (La Educación, ACES, Bs. As. 1938, p.121).

3. El evangelio de los adventistas no es otro que el de la Sagrada Escritura.  El evangelio es una verdad absoluta, no relativa.  Hay un Dios, un Creador, un Legislador y un solo medio de salvación.  No son legalistas porque jamás proclamaron que mediante la obediencia a la ley, guardar el sábado, o seguir dietas sanas, provee de algún mérito para ganar la salvación; ésta es un regalo inmerecido de la gracia de Dios.  Las obras muestran el tipo de fe (Sgo. 2:18, 20; Mat. 12:33) que una persona tiene y por eso serán usadas en el juicio divino.  Salvos por la fe, pero juzgados por las obras (Jer. 17:10; 1 Ped. 1:17; 2:23; Apoc. 22:12; Mat. 25:34-46), porque las obras muestran la clase de fe.

Si un adventista guarda el sábado y come alimentos saludables, pero no tiene a Cristo no es evangélico y no será salvo.  El sábado no salvo, sino Cristo.  Si se debe guardar el sábado es porque Cristo lo creó (Ex. 20:8-12, Col. 1:16-18) y es “Señor del sábado” (Mar. 2:27-28) y porque está en el corazón de la ley de los diez mandamientos (Ex. 20) y el cristiano obedece como fruto de la salvación (Luc. 6:46; 1 Juan 2:4-5), por amor agradecido (Juan 14:15), y con el poder que le otorga su gracia (Fil. 4:13, Judas 24).

Tener la doctrina de la justificación por la fe solo en apariencias, como un adorno exterior (1 Pedro 3:3-4) condena tanto como a los fariseos hipócritas que blanqueaban (Mateo 23:25-28) externamente los sepulcros, pero por dentro eran podredumbre.  Si se encuentra a un adventista o a varios que son legalistas, no se juzgue a la iglesia por sus miembros equivocados en su entendimiento de la doctrina.  No se juzgue a la iglesia apostólica por un Pedro que lo negó y que aun después de arrepentido Pablo lo tuvo que corregir en la cara por hipocresía (Gál. 2:11), o un Judas que lo vendió.  Por favor, no se juzgue a Jesús por lo que dijeron sus acérrimos enemigos (Luc. 23:2, 4, 5, 11, 14, 31).  Y pidamos perdón al cielo, como Jesús, por aquellos que erradamente lo hacen con Jesús y con su iglesia.

En conclusión, los adventistas no son evangélicos si serlo es pertenecer a una organización que lleva meramente ese nombre; no lo son si por evangélico se comprende que tener fe significa considerar anulados los diez mandamientos (Rom. 3:31, Luc. 6:46, Rom. 2:21-23, Mat. 7:21) y, con ello, el cuarto que ordena la observancia del séptimo día que es el único día que la Biblia titula “mi día santo” (Is. 58:13), “día de reposo” (Mar. 2:27), “día del Señor” (Apoc. 1:7).  Lo son, si ser evangélico significa ser salvos por la fe que obra por el amor (Gál. 5:6), en obras que no son hechas para ganar méritos delante de Dios, sino que son fruto o consecuencia de la salvación que Dios ha concedido y concede permanentemente (Ef. 2:10; Juan 15:2) y que testifican de la conversión que el Señor ha obrado en el corazón y que honran su nombre (Mat. 3:8, Tito 2:14) y su carácter de amor (1 Juan 4:8).  Pablo considera las obras como deuda de gratitud y no como salario o pago para lograr salvación (Rom. 4:4).

III ¿ES PLAGIARIA ELENA G. DE WHITE?

CONDENACIONES:

1. 90 % de los escritos de EGW son plagio… robo literario.
2. Usó fuentes comunes… no es inspirada.
3. Mucho de sus escritos fue escrito por sus ayudantes o secretarios.
4. Tiene muchas compilaciones de “pedazos” y con grandes cambios en las nuevas ediciones.
5. Hay discrepancias entre sus libros.
6. Hubo eliminaciones y ocultamiento del plagio,tambiéncambios en las ediciones sucesivas.

RESPUESTA:

1. Los adventistas no se sorprenden por las objeciones que se le hacen a Elena G. de White.  Jesús anticipó que eso ocurriría con sus mensajeros o profetas (Mat. 5:10-12; 2 Crón. 36:15-16); Pablo tampoco (2 Tim. 3:12).  Cristo mismo fue infamado de blasfemo (Juan 5:18); de engañador (Juan 7:12); de ignorante (Juan 7:15).  Moisés como dominador (Ex. 3:14, 15); Jeremías de mentiroso (Jer. 43:2-3), etc.  El problema no es del profeta fiel (1 Ped. 2:21-23), sino de los críticos (Mat. 23:37) que probablemente tienen prejuicio por falta de información.

Plagio es copiar, en lo sustancial, obras ajenas, dándolas como propias (Diccionario Básico Espasa), por ejemplo, citar el pensamiento de un autor y no decir de dónde ni de quién procede.  Debemos aclarar que esto es un concepto moderno y que para nada existía en tiempo de Elena G. de White o de la Biblia.  Las leyes sobre derechos de autor estaban en gestión o cambios, o en proceso de difusión.  En algunos países aún no existían.  En otros la línea de la propiedad literaria no estaba trazada de modo tan definida en la década de 1880 como lo está hoy.  Muchos escritores desconocían y continuaban obrando como había sido su costumbre.  Posiblemente Elena G. de White nunca se sintió culpable puesto que jamás tuvo la intención o propósito de cometer un ilícito como el dolo.

Si Elena G. de White puede ser condenada de plagiaria, también dicho mote cae sobre Jesús y muchos autores bíblicos que citaron a otros, de las Escrituras o a autores externos libremente, sin darles el crédito que hoy es obligatorio dar, lo cual ningún cristiano leal admite.  Jesús tomó de Proverbios 25:7 sin señalar libro ni autor ni colocación de comillas y quedó registrado del mismo modo en Luc. 14:8-10.  Pablo usa la fraseología e ideas de Deut. 30:11-14 sin decirlo al ilustrar la justificación por la fe en Rom. 10:6-8.  ¿Qué decir de un Mateo y Lucas que tienen mucho material en común, probablemente tomado de Marcos?  ¿Qué decir de Juan en Apocalipsis que toma tantas figuras del Antiguo Testamento (Apoc. 18:2, con Jer. 51:7) en silencio total?  Mat. 9:6; Mc. 2 :10-11; Luc. 5:24, tienen frases casi idénticas y las mismas dificultades gramaticales, lo cual lleva a pensar que usaron el mismo documento de base, lo más seguro, el evangelio de Marcos, y sin dar crédito literario.  De los 39 libros que forman el Antiguo Testamento, solo diez son citados por nombre.  Las 433 citas están sin comillas y casi todas sin mencionar el autor.  Hay casos en que los profetas consignan la fuente.  Pablo usó una fuente pagana que especificó; tomó una frase escrita en un templo idolátrico (Hech. 17:23), la cual ha quedado integrada en el Nuevo Testamento.  Además, tomó dos frases de poetas paganos (Hech. 17:28), pero sin indicar el nombre de ellos.  Pablo explica en 1 Cor. 9:20, “Me he hecho judío para ganar a los judíos” y en el v. 19, “Me he hecho siervos de todos para ganar a mayor número”.  En esta oportunidad, para crear un puente o acercamiento simpático con los paganos de Atenas.  Para Jesús, Pablo, etc. no era delito; tampoco para Elena G. de White, quien nunca se sintió culpable por esto.  Para que uno se sienta culpable debe ser consciente de que es pecado (Sgo. 4:17); es necesario saber que se está obrando mal.  Sin esto no hay culpa.  Nunca negó que usase materiales de otros autores, tampoco Jesús ni Pablo ni Mateo.  Por el contrario, Elena G. de White recomendaba la lectura de los mismos libros que había leído y que citaba, de autores como D’ Aubigne, Conybeare, Howson, etc., lo cual sería absurdo si hubiera tenido conciencia de que obraba mal.

No se puede tampoco hablar de plagio cuando no se hace un uso servil o fotográfico del material.  No lo es cuando va con originalidad y creatividad del escritor.  Los japoneses tomaron máquinas, mecánicas y ópticas, de los alemanes; las desarmaron, analizaron y las superaron con ingenio creativo y nadie las catalogó de plagio ni a los japoneses de plagiarios.  Por el contrario se los felicita y admira.  Sólo Dios crea de la nada; los hombres necesitamos un antecedente, material previo.  Exactamente eso se ve claro en los autores bíblicos.  Veamos a Lucas en Hechos 1:20; hace una combinación de dos versos del libro de Salmos, el 69:25 y 109:8; hay creatividad ya en eso y además hay una manera nueva de aplicación.  En Salmos se trata de una predicción; en Hechos se trata del cumplimiento que Lucas ve de esa profecía, en los judíos y en Judas.  Moisés escribió los diez mandamientos en Éxodo 20; en el cuarto mandamiento de esa ley, sobre la observancia del sábado, se enfatiza que hay que acordarse del sábado por cuanto Dios creó el mundo en seis días y reposó el séptimo día y lo santificó.  En Deuteronomio donde se repite, cambia el énfasis y el objetivo.  Añade una nueva y poderosa razón para guardar ese día, porque Dios liberó a su pueblo de la esclavitud de Egipto.  Por tanto, ahora sabemos que el sábado es símbolo de redención además de ser recuerdo de creación y sabemos que el sábado, como lo dice Jesús, fue colocado “por causa del hombre” (Marcos 2:27).  En la redención uno llega a ser nueva criatura en Cristo (2 Cor. 5:17), o sea que se necesita del poder creador de Dios para “nacer de nuevo”.  Nadie puede renacer o salvarse por sí mismo o por obras propias.

La Iglesia Adventista del Séptimo Día solicitó al Dr. Fred Veltman, especialista en lenguas y análisis de fuentes, profesor y director del departamento de religión del Pacific Union College de California, USA, feligrés adventista, que analizará los escritos de Elena G. de White y diera su veredicto.  Especialmente sobre El Deseado de Todas las Gentes.  Trabajó un lustro y sus conclusiones fueron publicadas en la revista Ministry de diciembre de 1990.  Los críticos objetaron su informe por tratarse de un investigador adventista.  Entonces la Iglesia Adventista del Séptimo Día contrató los servicios del Dr. Vincent Ramik, abogado, católico romano, de la firma legal Diller, Ramik y Wight, de Washington, USA.  Invirtió trescientas horas en la investigación de mil casos relevantes en la historia legal de los Estados Unidos.  Coincidió totalmente con Veltman.  Elena no es plagiaria ni sus obras son una violación del copyright o derechos de autor.  Sostiene que los materiales que Elena G. de White usó de otros “los mejoró, exaltó y modificó” de manera ética y legal.  Los adventistas estamos convencidos que los préstamos literarios de Elena G. de White son limitados, insignificantes en comparación con su enorme producción, y son incidentales, de ninguna manera centrales ni la justificación de su obra pero muy útiles como complemento.

2. Cuando Pablo citó a la inscripción al “Dios desconocido” y a los dos poetas paganos, mostró su señorío al pasar algo dedicado a una cultura idolátrica que Pablo debía combatir, a una cultura cristiana y bíblica que él debía difundir (Hech. 17:24-32).  Lo mismo sucedió con Elena G. de White.  Cuando ella toma, por ejemplo, para El Conflicto de los Siglos, no lo hace en el contexto de una historia secular, sino en un contexto nuevo, el espiritual, en el contexto del conflicto entre Cristo y Satanás (Apoc. 12:7) a través de los milenios.
 
Otra muestra de originalidad está en la selección de lo que tomó de autores extrabíblicos.  No copió en masa ni indiscriminadamente.  Los críticos enfocan lo que ella copió y olvidan lo que no copió.  Lo admirable en Jesús, Mateo, como en Elena G. de White, es que absorbieron lo bueno; lo que armoniza con la verdad de Dios y no los falsos conceptos o lo negativo de los autores (1 Tes. 5:21).  Es que los criterios de la selección eran inspirados.  Eso es originalidad y creatividad, y pruebas de la inspiración que tuvieron los hombres del Señor.  El Dr. Ramik, después de estudiar los escritos de Elena G. de White, dijo que ella usó los escritos de otros de tal modo que los convirtió singularmente en suyos en lo ético y en lo legal.  Los autores bíblicos y Elena G. de White, al citar a otros, no son esclavos de esa cita.

La verdad de Dios y su salvación son universales, no exclusivistas o monopólicas.  El Espíritu Santo se derrama sobre todos los hombres; no hace acepción de persona (Rom. 2:11; Juan 1:9).  Dios no tiene hijos e hijastros; solo hijos.  Hay verdades en toda persona que atiende al Espíritu.  Así, sea en paganos o en los diversos tipos de cristianos, hay conceptos y estilos o técnicas positivas en esas fuentes que Dios mismo las inspiró y que sería un desperdicio no aprovechar.  En los musulmanes encontramos monoteísmo; en los budistas, la compasión por los que sufren, que según la Biblia, es esencia de la religión (Sgo. 1:27).  “Toda buena dádiva, todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces”. (Sgo 1:17).  “Tengo otras ovejas que no son de este redil” (entiéndase también, hay hijos míos y valiosa luz en los gentiles) (Rom. 2:14-16, 1:18-21, Hech.17:23), “aquéllas también debo traer” (Juan 10:16).  San Agustín, teólogo católico dijo: “No hay bien alguno que no proceda de Dios” (por favor no se nos acuse de plagiarios por omitir la mención de la obra donde figura esta idea de Agustín).  Al recoger de esas fuentes el único riesgo es no tener los criterios de Dios para elegir, el saber discernir entre lo bueno y lo malo, cosa que los hombres de Dios poseen por la gracia divina (Ez. 44:23).  Lo que Dios prohíbe es juntar luz con tinieblas, pero nunca luz con más luz (2 Cor. 6:14-16).  Cuando uno toma esas verdades no está robando, sino valorando y usando lo que Dios, en su amor, regala a todas sus criaturas generosamente como el agua de lluvia y la luz del sol (Mat. 5:45).

3. La práctica de tener un secretario o ayudante literario se dio en los autores de la Biblia.  Baruc,fue secretario de Jeremías, erudito en religión (escriba).  Jeremías lo llamó para que escribiera lo que Dios le revelaba (Jer. 36:4).  Estaba al servicio del profeta como empleado de oficina (Jer. 36:5-6).  Hay constancia que Baruc no era autor de lo que redactaba (Jer. 36:17-18).  Pero se lo acusó de que influía sobre el profeta (Jer. 43:1-7).  Los adventistas no nos sorprendemos que la misma acusación se le cargue a Elena G. de White.  “Sirvientes de Ezequías”(Prov. 25:l) que copiaron proverbios.  Tercio, ayudante literario de Pablo (Rom. 16:22).  Consta que redactó la epístola a los Romanos y que agregó su propio saludo a la iglesia.  Pedro contó con un asistente, Silvano (1 Ped. 5:12), lo cual se echa de ver en la diferencia de las dos cartas que demuestran no ser escritas por la misma persona.  Nadie se hacía problema por esto.  ¿Porqué hay críticos que se lo plantean hoy con Elena G. de White?

Elena los tuvo y dejó claro que “no son verdaderos los informes que han circulado de que se permite a cualquiera de mis ayudantes añadir material o cambiar el sentido del mensaje que escribo” (Mensajes Selectos, 3:99).  El asunto es que la inspiración no es verbal o de dictado, sino dinámica o de pensamiento.  Las palabras, el formato, el estilo tienen su valor, pero lo más valioso es el mensaje.  Dios inspira a personas, no palabras generalmente (2 Ped. 1:21).  Por ende, las palabras y lo formal no son intocables ni invariables.  Lo que no debe alterar es el mensaje comunicado (Heb. 6:17).  Por ello, son legítimas las diferentes versiones de la Biblia en un mismo idioma o distintas traducciones a los innumerables idiomas del mundo.  Tampoco es esencial que sea el mismo profeta que escriba o compagine el material que se la ha dado.  Los autores bíblicos, cuando citan a otros autores no necesitan hacerlo literalmente.  Basta con expresar el concepto.  Fannie Bolton,inventó la historia que ella sola había escrito el Camino a Cristo, sin ningún control de Elena G. de White.  Hay pruebas de lo contrario.  El Camino a Cristo se publicó en 1892, y se puede demostrar que partes de él estaban escritas por Elena G. de White ya en 1872, 1885, 1887, y que Bolton padecía de desequilibrio mental que obligó a internársela dos veces en el hospital de Michigan y una vez en hospital de la Florida.  No es un testimonio confiable.  F. D. Nichol, en su libro Ellen G. White and her Critics, Review and Herald, 1951, USA, pgs. 479-486, ofrece más detalles para quien desee profundizar el caso.

Había razones de peso para tener ayuda.  A Elena G. de White el quehacer la sobrepasaba.  Quería, como buena cristiana, hacer más y mejor(1 Cor. 10:31).  Tenía la finitud humana, carencias culturales y no era infalible, como tampoco lo era Moisés que se equivocó y tuvo que ser corregido por Jetro, su suegro, sacerdote tribal de Madián (Ex. 18:14-24), o como el profeta Natán, que dio un consejo personal y que el mismo Dios debió rectificar (2 Sam. 7:1-15).  Sentía que tenía un tesoro de joyas en un vaso de barro (2 Co. 4:7, como Moisés en Ex. 4:10-13).  “No sé cómo hablar ni cómo describir con la pluma el gran tema del sacrificio expiatorio.  No sé cómo presentar los temas con el poder vivo con el cual los recibí.  Tiemblo por temor a empequeñecer el gran plan de salvación al usar palabras ordinarias.  Mi alma se inclina con pavor y reverencia delante de Dios y digo: ¿Para estas cosas, quién es suficiente?” (Mensajes Selectos, 3:130, Publicaciones Interamericana; Testimonio para ministros, 167, Publicaciones Interamericana).

4. Respecto a la compilación o compaginación de libros,no es algo ajeno ni ofensivo para la Biblia.  Salmos es una compilación de poemas de varios autores inspirados.  Proverbios igualmente.  Salomón escribió 3.000 proverbios (1 Rey. 4:32) y en el libro sólo aparecen 915.  El trabajo de Lucaslo fue en algún grado (Luc.1:1-3) compaginar, lo cual es poner en buen orden elementos que tienen alguna relación mutua (Diccionario Espasa Calpe).  En consecuencia, los libros o artículos compaginados por secretarios designados por Elena G. de White, y a partir de materiales inspirados y escritos en borrador por ella, bajo su supervisión estricta, no tienen porqué ser censurados si las ideas no han sido alteradas.  El envoltorio de un regalo es una cosa, el contenido es otra.

5. ¿Haycontradicciones en la Biblia?  Hay autores que ven tantas que han escrito un libro sobre el tema (Walba, Fe de Erratas de la Biblia).  Por otra parte, tenemos a John W. Haley y Santiago Escuain que en 1988, por editorial evangélica, Clie, han publicado el Diccionario de Dificultades y Aparentes Contradicciones Bíblicas.  Como creyentes sostienen que no hay contradicciones reales sino dificultades, algunas explicables y otras no hasta el día de hoy.  Con Elena G. de White pasa igual.  Por ejemplo, Pablo dice que somos salvos solo por fe y no por obras (Ef. 2:8-9); en tanto Santiago afirma “justificados por las obras y no sólo por la fe” (Sgo. 2:24).  La realidad bíblica es que los dos hablan de dos caras de la misma moneda, como lo hemos comentado más arriba.  Otro caso es sobre la naturaleza de Cristo.  Pablo indica que fue “Hijo de Dios” (Heb. 1:8), y a la vez “Hijo del Hombre” (1 Tim. 2:5).  ¿Es Dios o es hombre?  Ambas cosas en forma plena.  Hay muestras que no son fáciles de explicar, verbigracia, Esdras 2:5 donde se asegura que los hijos de Asa son 775 y en Nehemías 7:10 dice que son 652.  Podemos suponer que fue error humano de los copistas que antiguamente copiaban a mano, lo cual es muy factible.  Al descubrirse los manuscritos del Mar Muerto que datan de antes de Cristo, y comparados con los manuscritos más antiguos de las Escrituras que se tenían hasta ese hallazgo, se notaron algunas diferencias formales, ortográficas, etc. pero ninguna diferencia doctrinal o conceptual.  Eso es lo que importa.

En Elena G. de White se pueden hallar inexactitudes similares que no desautorizan su mensaje.  Por ejemplo, en 1909, dijo públicamente que un determinado sanatorio adventista tenía 40 habitaciones y en realidad eran 38.  Al ser criticada explicó que se había valido de la información que le había dado, que eso no se lo había revelado el Señor.  En Mensajes Selectos, 1:43-44: “la di no como una revelación sino simplemente como opinión humana”.  Es lo que pasó también con Pablo y que lo dejó documentado en 1 Corintio 7:25: “En cuanto a las vírgenes, no tengo mandamiento del Señor; mas doy mi parecer”.  En otra ocasión, Elena G. de White tuvo un lapsus linguae, como lo puede tener cualquiera, dijo un nombre por otro, confundió a Pablo con Pedro.  Eso también aconteció con Mateo 27:9 al decir: “lo dicho por el profeta Jeremías… tomaron las 30 piezas”.  La cita básica está en Zacarías 11:13.  En Jeremías podría estar insinuada pero no está explícita (Jer. 32:6-9).  ¿Estas cosas, acaso afectan el contenido fundamental del mensaje?  De ningún modo.  Solamente Dios es infalible.

¿Por qué Dios, tan cuidadoso de su Palabra, ha permitido estas dificultades?  (Sal.119:140).  Pensamos que es para que queden evidencias de que la inspiración no es de dictado sino de pensamiento.  Si fuera de dictado, sería inadmisible cualquier error.  El Señor evidencia que la Biblia es otra encarnación (Juan 1:1,14) en la que se dan la conjunción de una parte divina y otra humana.  Que la parte divina es infalible y la humana no.  Quizás otra razón es para estimular el intelecto e inducir a la investigación profunda de las Escrituras (Juan 5:39).  Quien se quede en la mera superficie por desidia, desinterés, etc. corre el riesgo de caer de la fe.  Esas dificultades pasan a ser una zaranda de Dios.  El evangelio refiere que Jesús habló con parábolas para que algunos, oyéndolo no entendieran por el problema espiritual de sus corazones (Mat. 13:13-15, 2 Tes. 2:10. Jer. 13:10).

6. ¿Hubo ocultamiento de materiales de Elena G. de White?  Por un tiempo se pusieron aparte ciertas cartas o se ocultó los nombres de sus destinatarios para resguardar el prestigio de dicha persona y su familia, debido a que contenían reprensiones.  Pasado el tiempo luego de fallecidos los mismos, se liberaron para su publicación, pero siempre sustituyendo el nombre por una letra.  Actualmente, todo el material está publicado o accesible para todos en papel o copia electrónica.

Se admite, además, que pudo haber cierta resistencia, pero nunca negación, a dar pleno informe sobre el uso que se estaba haciendo de materiales extrabíblicos que tenían sintonía con lo revelado.  La motivación era muy noble.  Aún se debatía la naturaleza de la inspiración.  Muchos defendían, equivocadamente la verbal y podía ser un tropiezo para ellos (Rom. 14:13).  Era menester preparar y madurar al pueblo adventista.  Jesús mismo, nuestro grandioso ejemplo, no dio toda la información a sus discípulos y explicó “porque no la podéis aun llevar” (Juan 16:12-13, 8:26-28).  Algunos solo pueden recibir leche y otros manjar sólido (Heb. 5:11-14).

El librito Bosquejos de la Vida de Pablo ya no se publica, no para intentar esconder una prueba de plagio, como sustenta la acusación, sino porque casi todo ese material aparece y, en algunos puntos, muy ampliado por ella misma, en el libro Los Hechos de los Apóstoles en más de 280 páginas, y algo en El Conflicto de los Siglos.  De igual manera con el panfleto Apelación a las Madres, de 64 páginas, que Elena sacó en 1864, con 29 páginas de su puño y letra sobre la masturbación y el resto con citas de profesionales médicos de su tiempo.  En 1870 formó parte de una obra mayor, titulada A Solemn Appeal.  Hoy, parte aparece en Testimonies, y parte en el libro Conducción del Niño desde la página 413 a la 441, omitiéndose las citas médicas, y en El ministerio de curación.  Se puede acceder a una reimpresión facsimilar.  Appeal to Youth, que contiene las cartas que Elena G. de White le escribiera a sus hijos desde 1857 a 1863, se publicó en 1864.  Se puede obtener su reproducción facsimilar por la editorial Leaves-of-Autumn Books.

Hubo motivos legítimos para realizar algunos cambios.  Razones:

a. La inspiración es de pensamiento, noesverbal.  Elena G. de White usó la palabra “mesmerismo” que por obsoleta se la reemplazó por “hipnotismo”.  En la versión Reina-Valera de 1909, el término conversación (1 Pedro 3:2), se sustituyó en la versión de 1960 por conducta.  Asimismo con términos imprecisos por otros más exactos o apropiados.

b. Por sabia adaptación a las diferentes culturas, como ya vimos, es que Pablo se hacía judío a los judíos y griego a los griegos.  Elena G. de White, inicialmente escribió El Conflicto de los Siglos para los feligreses adventistas, pero éstos lo prestaban a los que no lo eran.  En acuerdo con las autoridades de la iglesia se hizo una edición para ser incluso vendida casa por casa.Siguiendo el consejo bíblico, y la expresa autorización de Elena G. de White, se quitaron expresiones que podían ser interpretadas como ofensivas (Prov. 15:1, Ef. 4:29, Ecl. 12:10).  Por supuesto, no para ocultar la verdad, sino para ser sencillos como palomas y astutos como serpiente (Mat. 10:16), ante un mundo donde hay “lobos” hostiles al evangelio.
 
Al editarse El Conflicto de los Siglos para el público general, se omitieron algunas páginas del capítulo “Las Asechanzas del Enemigo” que estaban en la edición de 1884.  Elena G. de White explicó: “estas declaraciones son verdaderas y son útiles para nuestro pueblo; pero para el público general… están fuera de lugar… Como es más probable que más almas sean ganadas para Cristo por el libro… este pasaje debe ser omitido” (Mensajes Selectos, 3:505-507).  Esas páginas pueden leerse en Testimonios para los Ministros, 472-475, pues nunca hubo intención de hacerlas desaparecer.  Desde los comienzos salió la revista Review and Herald de uso interno y luego comenzó Signs of the Times, más adecuada por los no adventistas.  En la edición de 1888 de El Conflicto de los Siglos se incorporaron 26 páginas de notas generales y biografía y 26 ilustraciones gráficas con el propósito de atraer al público; de hacer atractiva la verdad y más poderosa.

c. Otro cambio se debe a la ley del crecimiento.  Se necesita agregar la nueva luz recibida.  La Biblia comenzó con los cinco libros de Moisés y acabó con 66 al cerrarse el canon (Prov. 4:18; 1 Cor. 15:58).  Cuando en tiempos de Jeremías se había quemado un rollo bíblico, se le ordenó a Baruc copiarlo nuevamente y consta, en Jer. 36:32, que esa edición no sería igual, pues se “añadirían” las nuevas palabras que Jeremías le dio.  Cuando Elena G. de White tuvo la primera visión sobre el conflicto entre el bien y el mal, escribió unas 50 páginas sobre la vida de Cristo; para 1877 ya eran 640 y para 1890 eran tres libros, El Deseado de Todas las GentesPalabras de Vida del Gran MaestroEl Discurso Maestro de Jesucristo.
 
d. Otra razón de cambio es la de ordenar los eventos e ideas.  Así se editó el evangelio de Lucas a la par de los ya existentes (Luc. 1:1-4).  La revelación bíblica ha sido dada en lengua extraña de tartamudo, un poquito aquí y otro poquito allá (Is, 28:11-13).  Si uno quiere saber lo que la Biblia dice sobre el tema de los ángeles, por ejemplo, debe traer a consideración todos los versículos sobre el particular que están esparcidos en las páginas bíblicas.  Del mismo modo, acopiando los diferentes trozos de comentarios inspirados que Elena G. de White fue escribiendo en distintos momentos y circunstancias de su vida sobre un determinado tópico, han aparecido los llamados libros compilados, verbigracia, La EducaciónMensajes para los JóvenesConducción del Niño, etc.
 

III ¿ES ELENA WHITE VERDADERA PROFETA?

CRÍTICAS:

1. Los Adventistas insisten… que Elena no sólo fue profeta sino que ha sido la mayor profetisa de toda la historia.
2. Ha dado profecías fallidas, por tanto es profetisa falsa.
a. Dijo en Primeros Escritos p. 15-16 que estaría viva cuando Cristo viniera y ella murió en 1915.  En Testimonies for the Church, T.1:131-132 predijo que los adventistas que vivían en 1856 estarían vivos y verían el regreso de Cristo y en 1850 dijo que Cristo vendría en pocos meses (Primeros Escritos 58, 64, 67).
b. Dijo que Jerusalén jamás volvería a existir pero en 1948 el mundo pudo ver cómo Israel se establecía como nación y renació Jerusalén (Primeros Escritos 15-16).
c. Que Inglaterra atacaría a los Estados Unidos durante la guerra civil de este país lo cual jamás ocurrió (Testimonies for The Church, T.1:259).
d. Que la guerra civil de USA era una señal de que Cristo ya iba a regresar y Cristo no vino (Testimonies for The Church, T.1:260).

RESPUESTA:

1. En los 60 años que el autor de este documento contacta con la Iglesia Adventista del Séptimo Día, no ha leído ni oído de los adventistas que Elena G. de White sea la mayor profetisa de la historia.  ¿Sería tan amable el Sr. P. de Jesús de indicarnos dónde está la prueba de esa afirmación?  Si lo dijo algún miembro de la iglesia, sería muy lamentable, pero lo afirmó por cuenta propia y es una declaración que la Iglesia Adventista del Séptimo Día no puede refrendar.

2. a. En Primeros Escritos, p. 15-16, Elena G. de White no dice literalmente que “estaría viva cuando Cristo viniera”, pero lo dice en otro lugar de su obra.  Cuenta que tuvo una visión: “Vi… sendero recto y angosto… el pueblo adventista andaba por este sendero… en la nube estaba sentado el Hijo del Hombre… Juntos entramos en la nube… ascendimos al mar de vidrio”.  Toda visión es una experiencia sobrenatural.  No es garantía alguna de que el profeta habría de estar él mismo cuando el evento se cumpliera.  Daniel, en su visión de las cuatro bestias del capítulo 7, ve surgir a Babilonia, Medo-Persia, Grecia y luego Roma con su cuerno pequeño y por supuesto fue imposible que estuviera presente cuando la visión se hizo realidad durante siglos luego que él falleciera.

Sin embargo, hay una gloriosa promesa de resurrección para todo aquel que cree en Cristo (Juan 11:25).  Se cumplirá en ocasión del regreso de Cristo (1Tes. 4:16).  Es la llamada primera resurrección o de los justos de todos los tiempos.  Estos, se reúnen con los justos vivos y viendo al Señor son arrebatados juntos en  ascensión  celestial (1 Tes. 4:17).  Se cumplirá lo del Apocalipsis 1:7, “Todo ojo lo verá”.  Cada cristiano fiel tendrá ese privilegio como regalo del Señor.  Elena G. de White fue fiel hasta su muerte y  en la visión pudo mostrarle el Señor que ella estaría presente y participaría en ese momento glorioso.  Esta es la bienaventurada esperanza de cada cristiano fiel (Tito 2:13).

Hay, empero, otra explicación.  La Sagrada Escritura clama para que los cristianos crean que queda poco tiempo, que el Señor está muy pronto a venir.  Es un énfasis en el sentido de urgencia, pese a  que es evidente que la demora que se está produciendo.  ¿Por qué será?  En primer lugar, porque la vida humana es muy corta, apenas 70 años (Sal. 90:10) una verdadera insignificancia respecto al tiempo de Dios (Sal. 90:4).  “¿Qué es vuestra vida… neblina que se aparece por un poco de tiempo y se desvanece” (Sgo. 4:14).  “Cuán breve es mi tiempo” (Sal. 89:47).  Pablo afirma que cuando uno muere se le acabó el tiempo de gracia, lo próximo es el juicio (Heb. 9:27) y que eso coincide con la segunda venida de Cristo (2 Tim 4:1), vale decir que para cada ser humano el momento de muerte puede ser considerado que ocurre el retorno del Señor pues quien va al sepulcro, queda en sueño de inconsciencia total hasta el momento de la gran resurrección (Is. 26:19, Juan 11:11, Sal. 13:3, Job. 3:13, 17-18, 1 Tes. 4:13-17, Sal. 146:4 y 6:5,  Ecl. 9:10, Sal. 115: 17, 146:4).

En segundo lugar, Cristo y los apóstoles insisten en apremio y premura en la preparación y advertencia.  Jesús presentó la parábola del siervo infiel (Mat. 24:48) cuya característica es que dice: “El Señor se tarda en venir”.  O sea que es una condición errónea para un hijo de Dios.  El ruego permanente y angustioso en el Nuevo Testamento es: “Estad preparados porque no sabéis el día y la hora” (Mat. 24:44).  “Es hora de despertarnos” (Rom. 13:11), “El tiempo es corto” (1 Cor. 7:29), “Aplastará en breve a Satanás” (Rom. 16:20), “El Señor está cerca” (Filip. 4:5), “El que ha de venir vendrá, no tardará (Heb.10:37), “Hijitos, ya es el último tiempo” (1 Juan 2:18), “El tiempo está cerca” (Apoc. 1:3), a las almas que claman debajo del altar, se les consuela diciéndoles: “Descansen… un poco de tiempo todavía” (Apoc. 6:11), “El diablo… tiene poco tiempo”(Apoc. 12:12), “Vengo pronto… y el galardón conmigo” (Apoc. 22:7, 12), “Ciertamente vengo en breve, ven Señor Jesús” (Apoc. 22:20).  Se da asimismo en el Antiguo Testamento: “Sin duda vendrá, no tardará” (Habacuc 2:3), “El día de Jehová… está cercano” (Joel 2:1, Sof. 1:7).
 
Elena G. de White, que siempre concuerda con la letra y el espíritu de la Biblia, muestra  una actitud idéntica: “Nos estamos acercando al gran día de Dios… no tenemos día y hora… el Señor nos ha encubierto sabiamente este asunto para que siempre podamos estar en un estado de expectación y preparación…” (Carta 28, de 1897).  “El espera que nadie diga, como hizo el siervo infiel: “Mi Señor tarda en venir, porque esto conduce a un descuido temerario de las oportunidades y privilegios para prepararnos…” (Mat. 25:5-6) (Review and Herald, Nov. 27, 1900).  “Puesto que el tiempo es corto, debiéramos trabajar con diligencia…” (T.3, 159, 1872).  Algo que debe dar seguridad sobre la proximidad del fin es ver las señales que lo anuncian.  Las palabras de Jesús: “De la higuera aprended… cuando… brota sabéis que el verano está cerca.  Así… cuando veáis estas cosas (las señales), conoced que está cerca, a las puertas” (Marc. 13:28-29).
 
En tercer término, se debe considerar que todas las promesas, amenazas o profecías del Señor son condicionales,vale decir que para cumplirse, es necesario llenar un requisito.Por ejemplolasalvación que es por gracia o gratuita, no se dará si no se cumple la condición de la fe o creer (Juan 3:16, Hech. 10:43, 1 Juan 5:12).  Del mismo modo con las profecías.

Dios ordenó a Jonás que anunciase que en 40 días Nínive sería destruida.  Jonás predicó ese mensaje y no se cumplió, se enojó mucho posiblemente por la vergüenza de pasar por mentiroso.  Pero no, simplemente los ninivitas se arrepintieron y cambió todo (Ez. 33:14-15, 11).  Es evidente que era una profecía condicionada por el arrepentimiento y la confesión (Jonás 3: 1-10, 4: 1-4).

La promesa del tiempo de la segunda venida de Cristo es condicional.  Por ejemplo, Pablo les explicó a los Tesalonicenses que no debían comprenderlo mal, que el Señor no vendría tan inmediatamente pues debía antes venir el hombre de pecado, la gran apostasía (2 Tes. 2:1-8).  Jesús, en el sermón escatológico de Mateo 24, indicó que no vendría sin antes cumplirse la condición de ser predicado el evangelio en todo el mundo (Mat. 24:14).  Aunque Cristo ya hubiera querido estar con nosotros, no lo ha podido hacer esperando que su iglesia complete la misión.  Por lo pronto, de 6.500 millones de personas en el mundo sólo unas 2.000 millones manifiestan ser cristianas.  De igual modo, Elena G. de White nos dice: “Si la iglesia hubiera hecho la obra como el Señor la ordenó, todo el mundo habría sido amonestado y el Señor ya habría venido a nuestra tierra” (El Deseado de todas las gentes, 587-588, l898).  “Si los adventistas, después del gran chasco de 1844, se hubieran aferrado a su fe… si hubieran proclamado al mundo con el poder del Espíritu Santo… Cristo habría venido para recibir a su pueblo y darle su recompensa…  No era la voluntad de Dios que se demorara así la venida de Cristo” (El Evangelismo, p. 504-505, 1883).  A continuación comenta que Israel debía entrar y conquistar de inmediato a Canaán, símbolo de la Tierra Nueva, pero la insubordinación los llevó a permanecer peregrinos en el desierto por 40 años penosos (Núm. 14:16, 33-35, Heb. 3:19).

b. Respecto a Jerusalén, para entender realmente lo que Elena G. de White quiso decir, es menester considerar el contexto histórico.  En tiempos de Elena G de White, corría la doctrina de la “Era Venidera” encabezada por J. Marsh, O. Crosier, G. Stors, etc.  La idea era que la segunda venida introduciría el reino milenial en la tierra y que todo el mundo, incluso los judíos, se convertirían.  Esta gente tenía contacto con un grupo adventista británico literalista, que creía que los judíos darían la bienvenida al Mesías en Palestina para cumplir así las profecías del Antiguo Testamento y que Jerusalén sería la capital durante ese milenio terrenal.  Miller y sus seguidores así como los adventistas del grupo de Elena G. de White rechazaban esa doctrina.  Por cuanto se fundamentaban en que las profecías hechas al Israel literal eran condicionales (Lev. 26:3-4, Deut. 30:19-20,1 Samuel 13:13, 2 Sam. 7:24, Jos. 23:16, Zac. 6:15, Deut. 28:1-9).  En los versículos anteriores destaca la conjunción “si” con la cual se denota una  condición, en virtud de la cual, un concepto depende de otro u otros.  La gran condición es la fe y el amor que obra obediencia, fidelidad total.  Según Deuteronomio 28, si mantenían su confianza en Dios y andaban en sus caminos tendrían bendiciones, pero si perdían esa confianza y entraban en desobediencia, recibirían maldiciones (28: 45-47), “servirían a dioses ajenos”, ya no al Dios único creador (v.36 y 64), ni ya la religión de Dios.  Incluso se predice la destrucción del templo que es lo que daba  sentido a dicho pueblo (v.49-53).  Jesús dejó bien establecido que por el rechazo de Cristo perdieron sus privilegios (Juan 19:15).  Habían cometido el pecado imperdonable (Mat. 12: 31, 2 Cron. 36: 16).  Dejaron de ser el reino de Dios. “Vuestra casa es dejada desierta” (Luc. 13:35, Mat. 21:44, 23:38, Jer. 22:5).  Lo dijo cuando abandonaba el templo que el día anterior había denominado “mi casa” (Mat. 21:13).  Todo por una elección propia (Juan 1:11, 19:15, Mat. 23:37, “no quisisteis”).  “Será dado a gente que produzca los frutos de él” (Mat. 21:43).  Fueron juzgados por los frutos u obras, “uvas silvestres” (Is. 5:1-7), no frutos de “justicia” (Gál. 5:19-23).  “Desgajados por incredulidad (Rom. 11:20), ausencia de fe verdadera.  “Dará su viña a otro” (Is. 5:7, Luc. 20:16, Mrc. 12:8-10).

El lugar y los oficios del Israel carnal, literal, serían ocupados por otro Israel, el espiritual (Juan 1:11-13 Rom. 11:11, 9:30-31).  Ya no es judío el que lo es externamente, “sino que el judío es el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra” (Rom. 2:28-29, Ef. 2:18-22).  “Somos la circuncisión, los que en espíritu servimos a Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús” (Fil. 3:3).  Un Israel formado por gentiles y judíos convertidos sinceramente a Cristo (1 Ped.2:6-10).  Por tanto, el antiguo Israel, la antigua Jerusalén desaparecen de la escena (Mat. 21:43, Luc. 20:16, Marc. 12:8-10).  El linaje de Abraham es ahora el cristianismo (Gál.3:28-29).  Los herederos de la promesa y de las profecías hechas a Israel literal, son los cristianos fieles (Gál. 4:22-28), los de fe auténtica que fructifica (Juan 1:47).  Es decir, que el antiguo Israel y la Jerusalén literal dejan de ejercer su papel en la profecía bíblica (Os.13:9).  La Biblia mantiene los nombres y lo geográfico, pero ahora aplicados a un Israel distinto, a una nueva y santa nación (1 Ped. 2:9), a un nuevo sacerdocio.  Ya no se debe pensar en Jerusalén terrenal, sino en la celestial, la nueva Jerusalén (Apoc. 21:2,10 Gál. 4:31).  El decreto de Cristo es irrevocable, definitivo.  Israel de la carne ya no sería restablecido como pueblo de Dios.  La profecía anticipaba “sacándola de raíz y destruyéndola” (Jer 12:17, Deut. 8: 19-20).

Elena G. de White está impregnada de estos conceptos.  “Dios había elegido a Israel… deseaba que fuera la fuente de salvación para el mundo… casa de oración de todos los pueblos (Is. 56:7, Rom. 3:1-2).  “Cuando el Cristo estuviera clavado en la cruz del Calvario, habría transcurrido su día como nación favorecida y saciada de las bendiciones de Dios” (El Deseado de todas las gentes, p. 23).  “Lo que Dios quiso hacer a favor del mundo por Israel, la nación escogida, lo realizará finalmente mediante su iglesia que está en la tierra hoy… el Israel espiritual” (Profetas y Reyes, 526-527).  En este contexto se entiende que Elena G. de White diga, en Primeros Escritos, 75 y 76: “Me fueron señalados algunos que están en gran error al creer que tienen el deber de ir a la vieja Jerusalén, y piensan que tienen una obra que hacer allí antes que venga el Señor”.  “Vi que la vieja Jerusalén nunca será edificada; y que Satanás estaba haciendo cuanto podía para extraviar en estas cosas a los hijos del Señor ahora,  en el tiempo de reunión, a fin de impedirles que dediquen todo su interés a la obra actual de Dios e inducirlos a descuidar la preparación necesaria para el día del Señor”.

Elena G. de White está mencionando una ciudad que, en su tiempo, era existente, tangible, por tanto, sería ilógico hablar que sea “edificada”.  Ella está aludiendo a la Jerusalén con su templo, que era lo realmente importante cuando era la capital de la teocracia porque allí moraba Dios (Ex. 25:8).  A esa ciudad que quedó desierta, anulada, destruida espiritualmente, sin Dios, por decreto de Cristo (Mat. 23:38), esa ciudad que nunca más será “edificada” como ciudad de Dios y de su reino.  Esa ciudad que está ahora en el cielo y que descenderá a la tierra al final de los tiempos (Apoc. 21:9-27).  Como nación de Dios, Israel no lo será más; individualmente cada judío sigue teniendo la oportunidad de aceptar a Jesús y salvarse porque no hay otro medio de salvación (Hech. 4:12).  La Jerusalén moderna de Palestina, no tiene nada que ver con los cristianos, salvo que es una ciudad más para evangelizar (Mat. 28: 19-20).

c. En relación a Inglaterra, la cita completa es así: “Inglaterra está estudiando cuándo es el mejor momento… aventurarse a hacer guerra.  Está pesando las decisiones… si Inglaterra piensa que es provechoso, no dudará un instante en aprovechar sus oportunidades para ejercer su poder y humillar a nuestra nación (EEUU).  Cuando Inglaterra declare la guerra, todas las naciones tendrán un interés propio que satisfacer, y habrá guerra general, confusión general”.  Nótese los condicionales “si” y “cuando”.  Son equivalentes.  La Biblia también los usa, por ejemplo, en Jeremías 42: 10-19: “si permanecéis quietos en esta tierra (v.10)… pero si decís: no habitaremos en esta tierra (v.13)… si vosotros volvéis vuestros rostros para entrar en Egipto (v.15), “cuando entréis en Egipto… seréis objeto de maldición” (v.18).  Las frases “Si  permanecéis quietos en esta tierra y cuando entréis en Egipto” son sinónimas en cuanto a condicionalidad.  Lo mismo con las frases de Elena: “si Inglaterra piensa que es provechoso” y “cuando Inglaterra declare la guerra”.  Como Inglaterra nunca pensó que eso sería provechoso y nunca declaró la guerra a EEUU,  tampoco hubo guerra general ni confusión general.  La declaración de Elena G. de White era  posible, como la de Jonás con Nínive, pero no necesariamente obligatoria.  Jonás no es falso profeta por no ejecutarse su predicción.  Jesús mismo lo aprobó y validó (Mat. 16:4, 12:41).  Con el argumento de Inglaterra no se puede declarar falsa, con fundamento, a Elena G. de White.

d. Una de las señales es la violencia sobre la tierra, guerras y rumores de guerra… nación contra nación (Mat. 24:6-7).  La guerra civil norteamericana, es una de ellas y no hay motivo para criticar a Elena G. de White por haber indicado que es una señal del fin.  En Primeros Escritos, p. 58, 64, 67, no usa la frase “en pocos meses vendrá”, sí dice: “el tiempo sólo puede durar un poquito más”, “el tiempo es muy corto” (p.58), “el tiempo está casi agotado” (p.64 y 67).  Tan cerca que, incluso, cree que estará viva para ese encuentro: “Vendrá hora, no está muy lejana, y algunos de nosotros que ahora creemos, estaremos vivos sobre la tierra y veremos el cumplimiento… y oiremos la voz del arcángel y la trompeta de Dios…” (Review and Herald, Julio 31, 1888).  En este último punto, está a la par de Pablo que también da a entender en 1 Tes. 4:13-17, o sea hace 2000 años, que estará vivo en el advenimiento.  Por tanto, si se acusa a Elena G. de White de ser profeta falsa por esa declaración, Pablo no puede escaparse de la misma, lo cual, sin embargo, ningún evangélico, ni adventista, aceptará.  Alguien dijo que un texto fuera de contexto es un pretexto o mera excusa.  No se puede interpretar mal a Pablo y por ende a Elena G. de White si se toma en consideración el contexto en que se dan sus declaraciones.

IV ¿EL MILAGRO ES UNA SEÑAL DEL VERDADERO PROFETA?

No, por cuanto Jesús anticipó que podrían darse actos milagrosos en los discípulos en general (Marcos 16:17-18, 1 Cor. 12: 10) y que los falsos maestros o profetas harían milagros mentirosos (Mat. 7: 22, 2 Tes. 2: 9), lo cual quita toda especificidad a la señal.  Los milagros no son privativos del profeta.  Al aparecer un acto superior a las fuerzas naturales y humanas, podemos saber que está obrando una fuerza poderosa sobrenatural, pero ¿cuál?, ¿la de Dios o la del diablo?  Un caso patético fue el de los magos de Egipto que reprodujeron los prodigios de Moisés (Éxodo 7:22).  Por otra parte, no de todos los profetas mencionados en la Biblia, se consignan milagros, verbigracia, Agabo del Nuevo Testamento, que fuera de la predicción (Hech. 11:28, 21:10), no se registra nada más; y Natán en el Antiguo Testamento (2 Sam. 7).  Si fuera cierto que Elena G. de White no hizo ningún milagro, esto no sería razón suficiente para descartarla.  Los adventistas saben que Dios obró prodigios con Elena G. de White, al margen de lo milagroso que es ser inspirado por Dios, pero no la reconocen como mensajera de Dios por eso, sino porque cumple con todos los requisitos o pruebas que la Biblia señala  propiamente para evaluar a los enviados de Dios.

V ¿SI EN EUROPA, MUCHOS ADVENTISTAS NO ACEPTAN EL LIDERAZGO DE ELENA G. DE WHITE, ¿DESVALORIZA ESO SU AUTENTICIDAD Y VALOR?

De manera ninguna.  En el antiguo pueblo de Dios, Israel, grandes sectores rechazaban a los mensajeros o a los mensajes de Dios.  Jesús puso sobre el tapete esa dolorosa situación, el rechazo violento de los siervos o profetas y luego también del Hijo (Mat. 21:33-45) y con la  parábola de la fiesta de bodas (Mat. 22:2-7) no sólo la actitud agresiva sino también la indiferencia, el no escuchar ni atender los clamores de amor, lo cual lleva a resultados trágicos (Mat. 23:29-37, 2 Cron. 24:19-22, 36:15-16, Hech. 7:52).  ¿Hemos de extrañarnos que eso ocurra en algún grado con Elena G. de White?  ¿No dice la Escritura que todos los que quieran vivir piadosamente padecerán persecución o serán resistidos (2 Tim. 3:11-12) y que los enemigos del hombre son los de su casa? (Mat. 10:35-36).

ACUSACIÓN:

Elena G. de White en Primeros Escritos, 53, dice: “Los salvados tendrán alas en la resurrección pero la Biblia dice que no en Filip. 3:21.  Nuestros cuerpos serán como el de Jesús y él no tenía alas”.

RESPUESTA:

a. No es apropiado aplicar Filip 3:2 a este caso, pues la transformación ocurrirá a la semejanza del cuerpo de gloria de Jesús y no a la del cuerpo terrenal.  Pablo en 1 Cor. 15: 40-43 declara que ambos tipos de cuerpos son incomparables.  En 1 Cor. 2:9, agrega que lo que Dios prepara para sus hijos es inimaginable.

b. Elena G. de White habla de alas en el contexto de una visión.  Describe que vio a los redimidos a punto de entrar en la ciudad de Dios.  “Entonces los santos usaron sus alas… Jesús estaba… con ellos… los encabeza y guía… subieron todos juntos a la cumbre de la ciudad”.   Nótese que en toda visión es muy natural el uso de elementos alegóricos (Jer. 48:9, Dan, 7:4, Mal. 4:2, Apoc. 17:15).
 
Poéticamente la Biblia indica aerotransportes de la divinidad y esto incluye a Jesús, el Hijo de Dios.  “Cabalgó sobre un querubín y voló sobre las alas del viento” (Sal. 18:10); “Pone las nubes por su carroza.  El que anda sobre las alas del viento” (Sal. 104:3).  No es descabellado, por ende, que en una visión, se advierta alas en los redimidos, en el cielo.  En la profecía, la iglesia es presentada como un ángel volando en  medio del cielo con el evangelio a toda nación (Apoc. 12:13-14).  Las alas aparecen como elementos simbólicos en muchas otras profecías (Jer. 48: 9, Dan. 7: 4, 6, Mal. 4:2).  En la Escritura los hijos de Dios claman, oran por alas (Sal. 17:8, 55:6-7), debido a que son símbolos de amparo y refugio (Ruth 2:12, Sal. 36:7, 53:6, 7, 57: 1, 61: 4, 91: 4).  El mismo Jesús, profeta máximo,  utilizó dicho emblema (Mat. 23:37).  Elena G. de White no desentona para nada con la Biblia cuando escribió: “Gran necesidad… que la verdad  reciba alas para volar a toda nación” (Obreros Evangélicos, 25).  En conclusión no hay en esto ninguna razón para impugnar a Elena G. de White por este asunto.

VI  ¿SE EQUIVOCÓ ELENA EN EL CAMPO DE LA ASTRONOMIA?

ARGUMENTO:

“En sus visiones sobre el cosmos vio varios planetas del sistema solar.  En uno  vio lunas de más y en otro lunas de menos y en una de sus muchas visiones dio un viajecito por Saturno o Júpiter donde se encontró con Enoc.  Allí vio toda clase de vida… sin embargo la ciencia ha demostrado que en esos planetas no hay vida”.

RESPUESTA:

En Primeros Escritos, 38-40, Elena G. de White dice: “El Señor me mostró en visión otros mundos… la hierba… las aves… los moradores… llevaban la imagen de Jesús… vi árboles… uno de los cuales se parecía mucho al árbol de la vida… me transportaron a un mundo que tenía siete lunas, donde vi al anciano Enoc… le pregunté si aquel era el lugar a donde lo habían  transportado desde la tierra… respondió… no es este… Mi morada es la ciudad, y he venido a visitar este sitio”.

Ella no alude para nada al sistema solar ni a Júpiter ni a Saturno.  Uno de sus oyentes interpretó a su manera, lo escribió y de allí es de donde parece arrancar lo de Júpiter y Saturno.

Describe un mundo donde los moradores “llevan la imagen de Jesús”, están transformados a su semejanza, lo cual ocurre con los resucitados en Cristo (1 Cor. 15:52-54, 48).  Está claro que no puede referirse al sistema solar donde se ha introducido el pecado y se ha perdido la imagen de Dios.  Es un mundo  donde solo pueden vivir, visitar y entrar  los seres como Enoc que “fue transportado por la fe” (Heb. 11:5, Gen. 5:22), mundo de “los hijos de Dios que alaban a Dios” (Job. 38:7, 2:1).  Un mundo donde no pueden entrar los impíos (Apoc. 21:1-8, 27; 22:14-15, Luc. 16:26).  Si se leen completas las páginas 39 y 40 de Primeros Escritos, se notará que es el mundo donde entran los fieles por la fe, como Enoc.  Es el sitio que Jesús prometió preparar para sus seguidores (Juan 14:1-3) y que lo llamó “Paraíso” (Luc. 23:43).  Es lo que Pablo denomina “Tercer Cielo” (2 Cor. 12:2-4) o “Paraíso”.  Este término equivale a veces a pronunciar el nombre divino (Luc. 15:18, 21).  El primer cielo sería el atmosférico, o aire donde vuelan las aves (Gen. 1:20, donde hay lluvia (Gen. 7:11, Deut. 11:11), y que se disolverá en el día de juicio con fuego (2 Ped. 3:10, Is. 51:6) y que deberá ser restaurado o recreado en la Tierra Nueva (2 Ped. 3:13, Apoc. 21:1).  El segundo cielo es el estelar o astronómico, el espacio del sol, estrellas, y planetas (Gen. 1:14-17, Is. 13:10, Joel  2:30-31, Mat. 24:29).  Por tanto, la deducción final es que Elena G. de White es confiable.

VII REPROCHE:

“EGW en Primeros Escritos, 39 dice: “Los ángeles necesitan una tarjeta dorada para entrar y salir del cielo.  No es bíblico, nada así aparece en la Escritura”.

RESPUESTA:

Ciertísimo, en la Biblia no figura literalmente tal cosa; pero tampoco aparece que tal concepto sea una mentira o antibíblico.  Recuérdese que Elena G. de White se encuentra en visión.  Como ya lo hemos enfatizado más arriba, en toda visión o profecía, pueden jugar elementos metafóricos.  La tarjeta dorada puede representar la fe salvadora sin la cual nadie verá a Dios ni su salvación, o alguna otra cosa.  “Sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea…” (Heb. 11:6, 1 Juan 5:12) y la fe es “entrada a la gracia” (Rom. 5:2).

Nuestro Señor Jesucristo, en la parábola de la fiesta de bodas, consignada en Mateo 22, usa otro símbolo, el de la vestidura de boda, que sin dudarlo, es equivalente a la tarjeta dorada.  El que no tiene el vestido no puede entrar legítimamente a las bodas; es elemento imprescindible (Mat. 22: 11-13).  Nadie puede discutir que es una figura de lenguaje solamente y que hace referencia a la fe y la gracia que transforman la vida y la hacen digna de entrar el reino de Dios.

Juan en Apocalipsis aclara que los redimidos están vestidos de vestiduras blancas y que ellas son las justificación de los santos, o los actos justos de los santos (Apoc. 3: 4, 5, 18, 7:9, 13-14, 16:15, 19:8), sin ellas no se puede estar delante de Dios.  El requisito ineludible de la fe, de la tarjeta dorada, es universal.  Los ángeles también la necesitan.  En el remoto pasado un tercio de los ángeles fue expulsado del paraíso y perdieron el derecho de acceso al cielo por falla o traición a la fe (Apoc. 12:7-10, 3).

Isaías habla del líder de ese grupo, de Lucero (de allí, Lucifer) que fue “cortado”, “cayó del cielo” (Is. 14:12-15).  “Querubín… en el Santo Monte de Dios estuviste… hasta que… pecaste por lo que yo te eché del Monte de Dios” (Ez. 28:12-19).  El pecado es un atentado a la fe: “lo que no es de fe es pecado” (Rom, 14:23).  En definitiva, si se cree que Elena G. de White está diciendo un disparate con lo de la tarjeta, es como decir que Jesús incurrió en un desatino al indicar que al reino sólo se puede entrar presentando vestiduras blancas, lo cual ningún cristiano honesto puede aceptar.

VII CUESTIONAMIENTO: 

“EGW contradice la Biblia… dice que los antediluvianos se aparearon con animales, y dieron origen a especies y razas subhumanas entre éstas los negros (SG, 3:64, 75).  Los mismos científicos adventistas admiten que Elena se equivocó”.

RESPUESTA:

1. En primer lugar, Elena G. de White no dice “se aparearon con animales” ni que “así surgieron los negros”.

2. Hay falta de seriedad en la acusación: “Hay científicos adventistas que afirman que Elena se equivocó”, por cuanto no se la acompaña con referencia documental.  Si existiera tal científico su dicho es algo que la iglesia no aprueba (Mat. 18:18).

3. Las dos únicas declaraciones de Elena G. de White sobre el tema son las siguientes:

a. “Si hubo un pecado por encima de otro que requería la destrucción de la raza por el diluvio fue el vil crimen del cruzamiento de hombre y bestia, que desfiguró la imagen de Dios, y causó confusión en todas partes” (SG, 3:64).

b. “Las especies confusas que Dios no creó, que fueron el resultado de la amalgama fueron destruidas por el diluvio.  Desde el Diluvio ha habido cruzamiento de hombres y bestias, como se puede ver en las casi innumerables variedades de especies de animales y de ciertas razas de hombres” (SG, 3:75)

4. Se podría traducir legítimamente “de hombres y de bestias” pues el segundo “de” está gramaticalmente tácito o sobrentendido.No confundir cruzamiento de hombre y bestia con amalgama de hombre con bestia.  La idea de cruce de hombre con bestia es antigua, mítica como el caso del famoso hombre lobo.  En tiempos de Elena G. de White, los diccionarios no consignaban la acepción de que fuera posible el cruce de hombre con bestia.  Una de las acepciones usadas era amalgama de metales diferentes y otra era cruce de razas humanas distintas como blanca y negra.  Elena G. de White nunca aclaró directamente este asunto anfibológico pero le dio otra aplicación significativa, en el mismo libro en la pag. 63: La amalgama de personas con diferente religión, vale decir matrimonio religiosamente mixto.  Se apoyó en Gen. 6:1-2 que cuenta la relación matrimonial entre los hijos de Set o hijos de Dios con las hijas de Caín o hijas de los hombres.  “Al mezclarse los hombres de Dios con los hijos de los hombres, se corrompieron, y por casarse con ellos perdieron, mediante la influencia de sus esposas, el carácter santo y se unieron con los hijos de Caín en su idolatría” (SG, 3: 60-61).  En el Antiguo Testamento se prohibió este tipo de matrimonio de creyentes con incrédulos por motivos bien definidos:
a. Es abominación para Dios (Gén. 34:14).
b. Fácilmente desvía a la idolatría o sea a abandonar al verdadero Dios (Deut. 7:1-4, Jos. 23:12-13, Esd. 9:2, 11-14,   10:18-19, Neh. 13:23-25, 1 Rey. 11:1-9).  Esta vedad se reitera en el Nuevo Testamento con Pablo en 2 Corintios 6:14-18.  En conclusión, en sus dos declaraciones, Elena G. de White no enfatiza el amalgamamiento como hacen sus críticos, sino el pecado que nos separa de Dios y nos somete a un ídolo (Is.59:1-2).  Es éste el que produjo la tragedia nunca vista del Diluvio.

Es el pecado lo que nos aleja de Dios (Is.  59:2) y desfigura la imagen de Dios en los humanos y trae confusión por todas partes.  Los adventistas no interpretan que ella se haya referido a mezcla de hombres con bestias, lo cual naturalmente ha sido siempre imposible.  Recién en los últimos tiempos los científicos están logrando introducir genes de seres humanos en animales con fines experimentales e investigativos y terapéuticos pero aún no se sabe de sus consecuencias.

Estamos ante declaraciones ambiguas que los críticos toman en el peor sentido y los adventistas en el mejor sentido.  Parece que no es justo tener actitud de rechazo por una ambigüedad que contrapone con decenas y decenas de puntos positivos en la vida y obra de Elena G. de White.  La recomendación de la Escritura es la regla de oro, hacer al otro lo que quisiéramos que hicieran con nosotros (Mat. 7:12), tener paz, hasta donde sea posible, con todos los hombres (Rom. 12:18, 14:19).  Como el buen Dios de los cielos que tiene pensamientos de bien y no de mal con respecto a nosotros (Jer. 29:11).  La actitud hermosa de Cristo fue bien exaltada por el escritor que cuenta que una vez todos los que enfrentaban a un perro muerto sólo tenían críticas.  Uno decía: “¡que feo era este perro!”, otro, “¡que flaco estaba este animal!”, pero pasó Jesús y dijo: “¡qué blancos tenía los dientes!”

VIII ARGUMENTO DEL OPOSITOR:

“EGW Contradice la Biblia. En El Conflicto delosSiglos, p. 640, en Inglés, (697 en castellano), asegura que el sábado es el sello de Dios, pero la Biblia dice que es el Espíritu Santo”.

RESPUESTA:

1. La Iglesia Adventista del Séptimo Día, en conformidad con la Escritura, sostiene que “habiendo creído en él somos sellados por el Espíritu de la promesa” (Ef. 1: 13).  Nunca la Iglesia Adventista del Séptimo Día ni Elena G. de White han negado esto.  Los de la fe, los convertidos, los redimidos son sellados.  “No contristéis al Espíritu Santo, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención” (Ef. 4:30).

2. Abraham, el padre de la fe (Gál. 3:7) “recibió la circuncisión como señal, como sello de la justicia de la fe” (Rom. 4:11).  Recuérdese que hay una circuncisión aun válida, la del corazón, la circuncisión de Cristo (Col.2:11).  Hay un sello que lo señaló a Cristo mismo (Juan 6:27) y que sella a sus discípulos (2 Tim. 2:19).

3. También el sábado es sello de Dios: “Guardarán, pues el sábado… señal es para siempre entre mi y los hijos de Israel” (Ex. 31:16-17), “para que supiesen que yo soy Jehová que los santifico” (Ez. 20:12), “para que sepáis que yo soy vuestro Dios” (Ez. 20:20).

4. El sábado aparece en la Biblia como sello de doble significado:

a. Como sello y recordativo de la creación.  El cuarto mandamiento de la ley de Dios, en el corazón mismo de la ley eterna, dice: “Acordarte has de santificar el sábado… porque en seis días creó Dios los cielos y la tierra y descansó el séptimo día por lo cual lo bendijo y santificó” (Ex.20:8-12).

b. Señal de liberación o redención.  Moisés lo consigna muy claramente cuando redacta la repetición de la ley, indica el segundo propósito del sábado: “Acuérdate que fuiste siervo de Egipto y que Jehová  te sacó de allá con mano fuerte… por lo cual… te ha mandado que guardes el sábado” (Deut. 5:15).  Esa liberación de Egipto, es una figura de la gran liberación de Cristo de nuestros pecados (1 Cor. 10:11).  El sábado, lejos de ser una señal judía antigua, es una señal del judío del corazón, de la fe, del Israel espiritual o cristiano (Gál. 3:28-29).  La ley de Dios está sellada. (Is. 8: 16).  El sello de la ley es el cuarto mandamiento que ordena guardar el sábado y el cual tiene las tres características de un sello, el nombre (Jehová), el territorio (cielos y tierra) y el título (creador).  El último libro de la Biblia, Apocalipsis, en el capítulo 7 refiere que habrá un sellamiento escatológico del pueblo de Dios.  Sin duda es el sellamiento del Espíritu, de la fe y del sábado.

IX IMPUGNACIÓN:

“Elena  contradice la Biblia, dijo que los perros se comieron los restos de Judas (El Deseado de todas las gentes, p. 670; Mat. 27: 5) y Hechos 1:18 dice que no”.

RESPUESTA:

La cita textual dice: “Vieron al pie de un árbol seco el cuerpo de Judas… y los perros lo estaban devorando, sus restos fueron inmediatamente enterrados”.

El otro pasaje que describe ese evento es el de Lucas, en Hechos 1:18 en el cual se cumple un principio bíblico.  Lo que hacen los escritores bíblicos al referirse, al mismo episodio, amplían los datos o le dan nueva aplicación.  “Cayendo de cabeza se reventó por la mitad y todas las entrañas se derramaron”.  Precisamente es lo que hace Elena G. de White, añade el detalle de los perros pero que no modifica para nada el sentido o concepto del texto, al igual que la ampliación de Lucas respecto a Mateo.  A nadie se le ocurre afirmar que Lucas contradice a Mateo porque dice algo que Mateo no dice.  Elena G de White, como mujer inspirada de Dios, puede ampliar pero no está facultada para  contradecir.  Cuando Mateo en 8:2-4 relata la curación  de un leproso, es muy escueto.  Juan ni menciona ese incidente.  Marcos 1:40-45 y Lucas 5:12-16 amplían datos importantes, por ejemplo que el leproso desobedeció la orden de Cristo de que no proclamase el milagro, sino que lo divulgó.  ¿Nos atreveremos a decir que uno contradice al otro?  Lo mismo pasa con el encuentro de Cristo con los endemoniados de Gadara.  Marcos 5:1-20 apunta que fue un endemoniado y Mateo que fueron dos (Mat. 8:28-9:1).  ¿Tendremos la osadía de asegurar que uno contradice al otro?  Esa es la posición que toman los incrédulos; usan el mismo argumento de que la Biblia se contradice para fundamentar su descreimiento en la Escritura.  El hecho que Elena G. de White añada el detalle del árbol y que los perros comieron algo del cuerpo o entrañas derramadas no es para contradecir sino para ampliar pues la revelación es como la “luz de la aurora que va en aumento” (Prov. 4:18).

Lo que ella añade lo saca de la misma Escritura.  Jeremías 15:3 enseña que, el castigo que merecen, según  la revelación, los traidores de la fe, es que vengan bestias y los devoren.  Eso le pasó a la impía Jezabel, comida de los perros (2 Rey. 9:10, 36) y a Acab (1Rey 22:19 y 38), igualmente perros lamieron su sangre.  ¿Podemos extrañarnos que Elena G. de White use estas figuras, bien bíblicas, para indicar el fin de Judas cuya traición supera los límites?

¿O podemos sorprendernos que el Apocalipsis hable del castigo final de los impíos con  la afirmación que vendrán aves de los cielos y se los comerán? (Apoc. 19:21).  Por otro lado, hasta por puro sentido común deberíamos aceptarlo.  En oriente pululaban los perros vagabundos hambrientos y ante un cadáver desplomado y reventado, ¿se puede dudar que lamieran su sangre y comieran algo de sus entrañas?

X ENFRENTAMIENTO:

“EGW… hasta contiene disparates como el que ángeles querían morir por el hombre para salvarlo”.

RESPUESTA:

Un disparate es un dicho o hecho fuera de razón y regla.  Familiarmente, algo atroz y desmesurado.  Ciertamente, desde un ángulo es bien alocado que un ángel pretenda poder pagar la deuda del pecado cuando el ángel mismo demostró la debilidad de la caída en el caso de Lucero y la tercera parte de sus congéneres en el cielo cuando se rebelaron contra Dios creándose así el mundo demoníaco (Apoc. 12:4, Is. 14 y Ez. 28, Judas 6).  Sería como pedir peras al olmo o que un pigmeo saque del pantano a un elefante.

Desde otro punto de vista, desde la perspectiva del amor abnegado no es un disparate.  Moisés, pide morir antes que ver la perdición de su querido pueblo, incluso a ser raído del libro de los cielos (Núm. 11:15).  Judá se ofrece como fiador en Egipto en lugar de Benjamín a pesar de saber que podía significar su muerte para salvar a su hermano (Gén. 44:32-34).  Pablo es otro ejemplo impresionante: “Deseara yo mismo ser anatema (maldición), separado de Cristo, por amor a mis hermanos” (Rom. 9: 3-4).  Jesús encarnado, por amor se entrega corriendo el riesgo máximo a favor de los perdidos (Juan 3:16, 10:17-18 y 11-15).  Incluso, en la historia secular tenemos ejemplos admirables como el de Damon y Pitias, de madres que dan su vida por sus hijos, los mártires a través de los siglos que la dan para defender el evangelio.  No es disparate.  Es  entrega de amor.  Elena G. de White no está loca cuando dice lo que dice.  Está en plena armonía con el espíritu de Cristo y de sus seguidores fieles de la toda Biblia, en espíritu y en letra.

No podemos tener la osadía de pensar que los ángeles leales a Cristo no tengan el mismo espíritu de abnegación el cual Cristo espera de sus hijos (Luc. 9:23, 14:27), pues son espíritus administradores a favor de los que serán herederos de salvación (Heb. 1:14).  Elena G. de White, inspirada por Dios, interpreta ese sentir celestial que anida en el ser íntimo de cada hijo de Dios (Filip. 2:6-8) y dice lo que dice.


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