«En Forma de Dios»
«En Forma de Dios»
OTRO grandioso pasaje bíblico, que demuestra la deidad de Cristo y su
inefable amor, y al cual los testigos de Jehová dan un cariz arriano,
se halla en Fil. 2: 6. Refiriéndose a Cristo, ese texto dice: «El
cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa
a que aferrarse».
Para mayor claridad, vamos a examinar el texto original, con su traducción
interlineal:
Hos en morphé Theoú updrjon ouj
El cual en forma de Dios subsistiendo no
arpagmó’n hegésato to éínai isa Theó.
usurpación juzgó el ser igual Dios.
Esa frase, debidamente ordenada según el castellano, quedaría
con absoluta corrección así: «El cual, subsistiendo en forma
de Dios, no juzgó que fuera una usurpación ser igual a Dios».
Salta a la vista el claro sentido de esta frase, es a saber, que Cristo, teniendo
la naturaleza de Dios, no consideró que este hecho fuera para él
una usurpación, algo indebido a lo cual no tuviera derecho. Por eso,
el siguiente versículo agrega: «Se despojó a sí mismo,
tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres». Es decir, sin
perder su divinidad, adquirió la humanidad.
El helenista William C. Taylor, en su obra didáctica, lntrodução
Estudo do Grego do Nóvo Testamento, edición de 1948, página
363, traduce Fil. 2: 6, en estas palabras: «El cual, existiendo esencialmente
en la naturaleza de Dios, no consideró que era una presa [que retener]
estar en igualdad con Dios».
Y a continuación, explica la razón de haber usado la palabra «presa».
Agrega: «Presa (codiciar y retener, como la leona asegura su presa o el
salteador su despojo) «.
El sentido de la palabra griega arpagmón tiene una amplitud que es difícil
traducir exactamente. La versión inglesa The Living Bible, expresa este
versículo en forma llana y hermosa, al decir: «Aunque era Dios,
no demandó sus derechos a ser Dios ni se asió de ellos».
Traducciones forzadas
A despecho de la meridiana claridad de este texto en el original y en las versiones
clásicas, los testigos, en su subtraducción Nuevo Mundo, en castellano,
lo vierten diciendo: «Quien, aunque existía en la forma dc Dios,
no dio consideración a un arrebatamiento, a saber, que debiera ser igual
a Dios».
¿Nota el lector que el sentido es del todo diferente? Con esa deformación,
los testigos procuran forzar la idea de que Cristo desprecia la divinidad, que
no le interesa ser igual a Dios.
En su traducción Interlinear Translation of the Greek Scriptures, de
1969, vierten el pensamiento paulino de una manera aun peor, a saber: «Quien,
aunque estaba existiendo en forma de Dios, no dio consideración a una
captura; a saber, que él debiera ser igual a Dios».
Así tuercen el lenguaje para forzarlo a fin de que concuerde con su unitarismo,
o sea, para dar la idea de que Cristo no era igual a Dios, y de que hasta despreció
ser igual a él.
Descendiendo al terreno de la argumentación, los testigos de Jehová
sostienen que la expresión «en forma de Dios», significa meramente
«semejanza», «una figura externa».
Con eso parecieran desconocer la índole y la fuerza de expresión
del griego. El autor ya citado, W. C. Taylor, en la misma obra y en la página
393, afirma acerca de este texto: «‘Morphé’ significa forma, implicando
el carácter y la naturaleza esenciales. Contrasta con ‘sjéma’,
que significa figura, semejanza exterior y efímera. En Fil. 2: 6 y 7,
‘morphé’ destaca la naturaleza divina y la real humanidad de: Jesús;
y ‘sjéma’ hace resaltar la fase pasajera de su humillación».
La palabra «forma» que aparece en Fil. 2: 6, es exactante «morphé»,
lo que indica la naturaleza de Cristo.
En el versículo 7, la palabra para designar la figura humana de Cristo,
es «sjéma». Entonces, es preciso buscar la sabiduría»
y ver «con los ojos del entendimiento».
Lo que escribió Sabatini Lalli, reafirma lo que estamos diciendo acerca
de la divinidad de Cristo. En su obra
O Logos Eterno, en portugués, página 38, él explica: «En
el texto de Fil. 2: 6-11, ocurren dos palabras cuyo sentido se debe notar, porque
revelan el definido propósito de Pablo. Son ‘morphé’ y ‘sjéma’.
La palabra ‘morphé’ signi. fica ‘forma’, y envuelve también la
idea de ‘sustancia’ o esencia. Por otro lado, la palabra ‘sjéma’ tiene,
entre otros, el sentido de ‘forma’, ‘apariencia’, ‘semejanza’ y ‘figura’.
«Sófocles, por ejemplo, emplea la palabra ‘sjéma’ al escribir:
‘Tírannon sjéma éjein’ (Tiene aire o apariencia de rey).
Esto significa que una persona puede tener ‘aire o apariencia de rey’ sin serlo
necesariamente. Pero la palabra ‘morphé’ (en contraste con sjéma)
denota la forma, la expresión interna de determinada sustancia, una forma
íntimamente relacionada con la naturaleza de esa sustancia…
«Al decir (versículo 7) que Cristo se ‘despojó de sí
mismo’, Pablo no está diciendo que Cristo renunció a su naturaleza
divina, sino que renunció tan sólo a la forma o al modo de su
existencia como Dios. Como Lógos asarkós (Verbo no encarnado),
Cristo es Dios en la forma, en el modo de la existencia divina; como Logos ensarkós
(Verbo encarnado), Cristo es Dios en la forma, en la esencia o sustancia de
la naturaleza humana».
Además, en su obra ya citada, página 309, Taylor afirma que la
palabra «uparjón, gerundio del verbo upárjo (que significa:
soy, existo), indica una condición esencial u original que perdura; en
contraste con lo fugaz y accidental». Así, es correcta la traducción
«subsistiendo anteriormente», «existiendo esencialmente»,
porque tal es el implícito sentido del griego.
Admirable abnegación de Cristo
Un profundo helenista, J. H. Thayer, en la edición de 1889 de su famoso
Thayer’s Greek English Lexicon of the New Testament, explica el pasaje de Fil.
2: 6 dc la siguiente manera:
Cristo Jesús «aunque (cuando previamente era Lógos asarkós)
tuvo la forma (en que aparecía a los habitantes del cielo) de Dios (el
Soberano, opuesto a morphé dóulou), aun así, no juzgó
que debía retener o asegurar celosamente esa igualdad con Dios»
(pág. 418, columna b).
Esta traducción es significativa, especialmente porque los jehovistas
citan a Thayer como autoridad, y realmente lo es. Pues entonces consideren la
elocuente exposición que él hace de este pasaje.
Otras versiones hermosas
Arthur 5. Way, hábil traductor de los clásicos griegos, en The
Epístles of St. Paul, edición de 1921, página 55, traduce
esa parte así: «El mismo, cuando subsistía en forma de Dios,
no se asió egoístamente de su prerrogativa de igualdad con Dios».
Y el erudito G. B. Phillips, en la página 113 de su Epistles to New Churches,
de 1948, en una traducción perifrástica, vierte el texto así:
«Porque él, qué siempre fue Dios por naturaleza, no se atuvo
a sus prerrogativas de igualdad con Dios; sino que se despojó de todo
privilegio, consintió en volverse esclavo por naturaleza y nació
como hombre mortal».
El reciente The Modern Language New Testament, New Berkeley Versión,
de 1971, tiene ese pasaje traducido de este modo: «Quien, aunque existía
en forma de Dios, no consideró que su igualdad con Dios era algo de lo
cual as4rse».
Así, la traducción que todas estas autoridades dan de Fil. 2:
6, muestra inequívocamente que Cristo es Dios, que depuso su exaltada
gloria divina, y se rebajó a tomar la forma humana, para restaurarnos
a la familia de Dios.
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