¡Bienaventurados los que no se confunden!
¡Bienaventurados los que no se confunden! Me quedó claro que las pretensiones de Jesús iban en serio. Su visita a Jerusalén le había provocado una situación muy arriesgada con el Sanedrín. Estaba bien que pretendiera hacer las cosas de otra manera, pero expulsar del templo de Jerusalén a los comerciantes… Leer más…