Cristo nuestro Sumo Sacerdote
Cristo nuestro Sumo Sacerdote.
El Salvador tiene muchos títulos, porque El «heredó un nombre más excelente» [1], que todos las huestes angélicas del cielo. De los diferentes títulos conferidos a El, no hay ninguno que sea tan querido para la humanidad que el de «Cordero de Dios» [2] y «Sumo Sacerdote». En virtud de estos dos oficios El levantó la pobre raza humana hasta un lugar donde ellos pudieran compartir Su glorioso reino de gracia, aun cuando estén en medio a este mundo lleno de pecado.
En el servicio típico aquel que comprendiera que era un pecador, tenía que traer un cordero como ofrenda por el pecado.
El sacerdote no podía oficiar por él si no traía esta ofrenda [3]. Todo el servicio no era mas que una lección de kindergarten, haciendo con que el camino de la salvación se volviese tan fácil, que nadie podría errar en comprenderlo. Cuando entendemos que somos pecadores, nos acordamos de nuestro «Cordero», confesamos nuestros pecados, y en Su nombre ellos son perdonados; entonces El oficia como Sumo Sacerdote a favor nuestro delante del Padre. El pleitea el mérito de Su sangre, y cubre nuestra vida, manchada de pecado, con el manto de Su justicia, y nosotros estamos en pie delante del Padre «aceptados en el Amado» [4]. ¿ Cómo podríamos dejar de amarlo, Él que dio Su vida por nosotros ?. Cristo podría decirle a Su Padre, «por eso Mi Padre me ama, porque Yo doy Mi vida» [5]. Aún el infinito amor del Padre por Su hijo fue aumentado por
causa de ese acto.
En el tipo, la sangre de la ofrenda por el pecado era esparcida en el atrio, y después el sacerdote entraba en el santuario con la sangre, para presentarla delante del Señor [6]. El Salvador dio Su vida como un sacrificio por el pecado Aquí en la tierra; y cuando entró en el Santuario celestial como Sumo Sacerdote, es llamado de «Precursor». Bajo ninguna circunstancia, excepto cuando entró «dentro del velo» del Santuario celestial, le es aplicado ese nombre al Salvador [7].
En todas las formas monárquicas de gobierno el precursor es una figura familiar. En uniforme con grandes cuellos, y plumas ondeantes, cabalga adelante y anuncia la aproximación del carruaje real. Aun cuando él sea siempre saludado con alegría por las muchedumbres expectantes, él no es el centro de atracción; los ojos de la muchedumbre no lo siguen cuando él pasa, sino que están fijos en el camino por el cual él venía, para ver los primeros vislumbres del personaje real, del cual
él es el precursor.
De las muchas condescendencias en la participación de nuestro bendito Maestro, esta es una de las mayores. Cuando El entró en el cielo como poderoso Conquistador sobre la muerte y la tumba, delante de todas las huestes celestiales y de los representantes de los otros mundos, El entró como un precursor nuestro. El presentó las «primicias», aquellos traídos directamente de sus tumbas en el instante de Su resurrección, como una muestra de la raza por la cual El había muerto para poder redimirla [8], dirigiendo Así la atención de aquella maravillosa asamblea que vinieron al camino a mirar – por realeza? – si, por realeza adquirida a través de Su preciosa sangre [9]. Es tan solo una compañía de pobres y débiles mortales, que tropiezan y caen en el camino; pero cuando ellos alcanzan el portón celestial, entran como «herederos de Dios, y co-herederos con Cristo» [10].
Tiene mucho significado para nosotros que Cristo haya entrado más allá del velo como nuestro Precursor, ya que todo el cielo está esperando la iglesia de Dios en la tierra. Cuando sea tentado a dudar del amor y del cuidado de Dios, recuerde que por causa del gran sacrificio hecho, Ud. es tan querido para el Padre que «el que os toca a la niña de su ojo» [11]. El cielo y la tierra están muy unidos desde que Cristo entró más allá del velo como nuestro Precursor. La atención de cada ángel en gloria está centrada en aquellos esforzados que siguen las pisadas de Cristo [12]. «¿No son todos ellos (los ángeles) espíritus ministradores enviados para servicio a favor de los que han de heredar la salvación?» [13]. ¿Por qué deberíamos titubear en el camino, y frustrar las huestes celestiales que están mirándonos, para ver cómo andamos por el mismo camino que pasó nuestro Precursor como un poderoso Conquistador, sobre la muerte y la tumba?
Que nunca nos olvidemos que es un camino manchado de sangre. «Pues El, cuando ultrajado, no respondió con ultraje, cuando maltratado no hacía amenazas, sino que se entregaba a aquel que juzga rectamente» [14]. No podemos seguirlo en Sus pasos con nuestras propias fuerzas. Por esa razón «convenía que, en todas las cosas, se hiciese semejante a los hermanos, para ser misericordioso y fiel Sumo Sacerdote en las cosas referentes a Dios, y para hacer propiciación por los pecados del pueblo, pues en aquello que el mismo sufrió, habiendo sido tentado, es poderoso para socorrer los que son tentados. Por eso, santos hermanos, que participáis de la vocación celestial, considerad atentamente el Apóstol y Sumo Sacerdote de nuestra confesión, Jesús» [15].
En el santuario terrestre, no solamente el sumo sacerdote sino que también los sacerdotes oficiaban, porque era imposible para un hombre efectuar todo el trabajo; pero requería que el trabajo hecho por los sacerdotes en los servicios típicos representase el trabajo de nuestro Sumo Sacerdote. El trabajo de un año era tomado como un tipo de toda la obra de nuestro Sumo Sacerdote. Durante el año «los sacerdotes (plural, tanto el sumo sacerdote como los sacerdotes comunes) entraban siempre en el primer compartimiento, satisfaciendo el servicio de Dios». Esto continuaba durante todo el año, excepto un Día; en ese Día, el servicio cambiaba y «en el segundo compartimiento entraba solamente el sumo sacerdote, … no sin sangre, la cual ofrecía por si mismo, y por los errores del pueblo» [16]. Estos sacerdotes servían «como ejemplo y sombra de
las cosas celestiales» [17].
Cuando Cristo entró en el cielo, El entró como el Antitipo del servicio terrestre que Dios había ordenado, y entraba con Su trabajo dentro del primer velo del Santuario celeste. Cuando el trabajo típico ordenado por Dios en el primer compartimiento del santuario terrestre alcanzaba plenamente su Antitipo, El pasó a través del segundo velo [18] en el glorioso compartimiento del antitípico santo de los santos. Allí El efectúa el maravilloso servicio que terminará con la total destrucción y borrado de los pecados de los justos, de los cuales nunca mas se recordarán ni las huestes redimidas ni el propio Dios.
Cuando Cristo está parado sobre el mar de vidrio, y coloca las relucientes coronas en las cabezas de los que caminaron por la senda hecha con las pisadas de su Precursor, aún cuando hayan caído y llorado, pero que están vestidos con el manto emblanquecido con la sangre del Cordero, El verá el trabajo de Su alma y quedará satisfecho [19]. El se regocijará con ellos a través de los cantos, y todo el cielo cantará esas melodías a medida que los ángeles que han servido bajo las órdenes de Su Comandante en el trabajo de salvar almas, se juntan a cantar [20], «a Aquel que está sentado en el trono, y al Cordero, sea el loor, y la honra, y la gloria, y el dominio por los siglos de los siglos» [21].
Nuestro Sumo Sacerdote.-
Heb. 7:25 = «Por eso también puede salvar totalmente a los que por él se allegan a Dios».
Heb. 4:15 = «Porque no tenemos Sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, antes él fue tentado en todas las cosas, a nuestra semejanza, pero sin pecado».
Heb. 2:18 = «Pues en aquello que él mismo sufrió, habiendo sido tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados».
Heb. 2:17 = «Por eso mismo convenía que, en todas las cosas se hiciese semejante a los hermanos, para ser misericordioso y fiel Sumo Sacerdote en las cosas referentes a Dios, y para hacer propiciación por los pecados del pueblo».
Heb. 7:25 = «Viviendo siempre para interceder por ellos».
8.- Capítulo 8.-
8.1.- Heb. 1:4 8.2.- Juan 1:29,36 8.3.- Lev. 4:27-29 8.4.- Efe. 1:6
8.5.- Juan 10:17 8.6.- Heb. 9:12 8.7.- Heb. 6:19-20 8.8.- Efe. 4:8; Mat.
27:52-53
8.9.- Apoc. 1:6; 5:10 8.10.- Rom. 8:17 8.11.- Zac. 2:8 8.12.- 1 Pedro 2.21
8.13.- Heb. 1.14 8.14.- 1 Pedro 2.23 8.15.- Heb. 2:17-18; 3:1 8.16.- Heb. 9:6-7
8.17.- Heb. 8:5 8.18.- Heb. 9:3 8.19.- Isa. 53:11 8.20.- Zac. 3.17
8.21.- Apoc. 5:13
Capítulo IX: Oficio y Trabajo del Sumo Sacerdote.-
En los primeros tiempos los patriarcas eran sacerdotes en sus propias familias, y el deseo original de Dios era que el hijo mayor tomase el lugar de su padre como sacerdote de la familia; pero el plano de Dios era a menudo impedido por los pecados del primogénito. Las palabras del Señor a Caín indicarían que el estaba excluido de su posición debido al pecado:
«¿Si procedieres bien, no es verdad que serás aceptado? Sin embargo, si procedieres mal, he ahí que el pecado está a la puerta; su deseo será contra ti, pero es tu deber dominarlo» [1]. El pecado impidió a Caín de obtener «la aceptación».
Por causa del pecado, Rubén, el primogénito de Jacob, perdió «la excelencia de la altivez y la excelencia del poder», las cuales eran sus derechos adquiridos [2]. Cuando era joven, José cultivó esos trazos de carácter que le dieron «la excelencia» sobre sus hermanos. Es muy probable que el manto de varios colores que le dio su padre [3], fuese interpretado por sus hermanos como indicando su acceso al sacerdocio.
Dios dio a su Primogénito para redimir al mundo; y es por esa razón que en el plano de Dios el primogénito siempre tenía privilegios inherentes especiales. A el se le dio una porción doble de todo cuanto poseía [4], el sacerdocio, y, al primogénito en la descendencia de Isaac, el honor de ser el progenitor del Mesías. Si el primogénito probaba ser indigno, su herencia era dada a otros, como en el caso de Rubén, donde Judá se volvió el progenitor de Cristo, José recibió la doble porción, y Leví recibió el sacerdocio [5]. El primogénito era tan a menudo indigno por causa del pecado, que cuando el Señor sacó a Israel de Egipto, El dijo, «He tomado a los Levitas de entre los hijos de Israel, en lugar de todo primogénito… de Israel:
y los Levitas serán míos» [6]. Fue por causa que la tribu de Leví permaneció leal a Dios en tiempos de crisis, que Dios los escogió para que sirvieran delante de El [7]; y cuando el servicio del santuario fue establecido, el sacerdocio fue dado a Aarón y a sus hijos, y el remanente de la tribu de Leví tenían que hacer el trabajo del santuario bajo la dirección de los sacerdotes [8]. Aarón fue escogido para oficiar como sumo sacerdote y sus hijos como sacerdotes comunes, y el hijo mayor
debería tomar el oficio de su padre cuando Aarón muriese [9].
La consagración al oficio de sacerdote era una ceremonia imponente. Aarón estaba vestido con las ropas que le fueron hechas bajo la dirección de Dios. Diversos sacrificios fueron hechos, y la sangre del carnero de la consagración era tocada en la extremidad de la oreja derecha, en el pulgar de la mano derecha, y en el dedo mayor del pie derecho de Aarón y de sus hijos, significando con eso que sus orejas, manos y pies fueron consagradas al servicio de Dios. El pan sin fermento, que denotaba «sinceridad y verdad» [10], y el hombro derecho del sacrificio de la consagración, eran todos colocados sobre las manos de Aarón y sobre las manos de sus hijos. Los sacerdotes tenían que tipificar a Aquel del cual dijo Isaías, «el gobierno está sobre sus hombros» [11]. Ellos tenían que cargar con las faltas del pueblo. El aceite de la unción y la sangre eran entonces esparcidas sobre Aarón y sobre sus hijos, tipificando la sangre de Cristo y del Espíritu Santo, el cual solamente podía calificarlos para llevar a cabo el sagrado oficio [12].
El sacerdocio permaneció firme en la familia de Aarón hasta el pecado de Elí y sus hijos, cuando hubo entonces que transferirlo, y por algún tiempo Samuel, y los Efrateos, desempeñaron el papel de sacerdotes en Israel [13]. Abiatar fue expulsado del oficio de sacerdote en cumplimiento a la profecía dada a Elí [14]. Pero Sadoc, que desempeñaba el papel de sumo sacerdote en los tiempos de David y Salomón, pensaban muchos, que era nieto de Elí. A medida que los Israelitas se alejaban de Dios, el sacerdocio se corrompió, hasta que en los tiempos de Cristo era adquirido mediante la compra a través de dinero.
Dios designó que el sumo sacerdote debería representar de una forma más cercana a Cristo, que cualquier otro sacerdote.
La obra de cada sacerdote era un tipo de la de Cristo, pero el sacerdote común desempeñaba una obra solamente en el atrio y en el primer compartimiento del santuario, mientras que el sumo sacerdote oficiaba no solo en el atrio y en el primer compartimiento, como lo hacía el sacerdote común, sino que entraba solo en el santo de los santos o santísimo [15]. Aarón ofreció algunas veces ofrendas quemadas en el altar de bronce en el atrio [16].
Era imposible para un hombre realizar todo el trabajo del santuario que tipificaba la obra de Cristo, y por esa razón había una compañía de sacerdotes comunes que asistían al sumo sacerdote. Ha sido siempre un norma, que el oficial de más alto grado puede hacer el trabajo de sus subordinados. El sumo sacerdote ofrecía ofrendas quemadas en el atrio y ofrendas por el pecado en el primer compartimiento. Pablo habla del sumo sacerdote ofreciendo las ofrendas por el pecado donde la sangre era llevada al santuario [17]. En las ofrendas por el pecado por los sacerdotes y la congregación, la sangre era tomada dentro del santuario [18]. Parecía muy normal que el sumo sacerdote ofreciera las ofrendas por el pecado en lugar de los sacerdotes comunes y por toda la congregación. En la mayoría de las ofrendas por el pecado la carne era comida en el lugar santo, y la sangre no era tomada en el santuario [19]. Mientras el sumo sacerdote podía efectuar cualquier trabajo en el primer compartimiento, lo que los otros sacerdotes también podían hacer, existía un servicio diario en el primer compartimiento del santuario, que no podía ser realizado por ninguna persona a no ser el sumo sacerdote. Solamente él podía quemar incienso delante del altar de oro delante del Señor, y cortar y prender las lámparas del candelabro de oro. Cada mañana y cada tarde, dos veces al Día durante todo el año, el sumo sacerdote oficiaba en el primer compartimiento del santuario [20].
El servicio de coronación de todo el año era al décimo Día del séptimo mes, cuando el sumo sacerdote entraba solo al lugar santísimo para hacer expiación por los pecados del pueblo. Sobre su pecho estaba el pectoral con las piedras donde estaban inscritos los nombres de las doce tribus, tipificando a Cristo nuestro Sumo Sacerdote, en la medida que El intercede por nosotros individualmente, y confiesa nuestros nombres a medida que ellos aparecen delante de Dios en el juicio.
Tipo
Exo. 28:1-2
Llamado por Dios
Exo. 29:29
El sacerdocio pasaba de padre a hijo.
Lev. 16:1-20
El sumo sacerdote hacía la expiación típica al final del año de servicios.
Antitipo
Heb. 3:1-3
Escogido por Dios
Heb. 7:23-24
Es permanente
Heb. 9:14,26
Cristo expía el pecado a través de Su propio sacrificio.
9.- Capítulo 9.-
9.1.- Gen. 4:7 9.2.-Gen. 49:3-4;1 Cron. 5:1-
2
9.3.- Gen. 37:3-4 9.4.- Deut. 21:17
9.5.-1Cron.5:1-2; Num. 3:6,9 9.6.- Num. 3:12-13 9.7.- Deut. 33:8-11 9.8.- Exo. 28:1
9.9.- Ezo.29:29; Num. 20:25-
28
9.10.- 1 Cor. 5:8 9.11.- Isa. 9:6 9.12.- Exo. 29:5-35
9.13.- 1 Sam. 1:1,19-
20
9.14.- 1 Reyes 2:26-27 9.15.- Heb. 9:7 9.16.- 1 Cron. 6:49
9.17.- Heb. 13:11 9.18.- Lev. 4:3-7,13-18 9.19.- Lev. 10:17-18 9.20.- Exo. 30:7-8
Capítulo X: Los Sacerdotes.-
Había dos órdenes de sacerdotes, los de Melquisedec y los Levitas. La orden de Melquisedec precedía la orden Levítica.
En los días de Abraham, el sacerdote Melquisedec era rey de Salem y también era sacerdote del Dios Altísimo [1]. Aunque no exista mucho a respecto de la orden de Melquisedec en la Bíblia, era superior a la orden Levítica, ya que Cristo fue hecho sacerdote de la orden de Melquisedec [2].
La orden Levítica viene del tiempo en que Israel salió de Egipto y llega hasta la cruz; desde entonces tenemos el sacerdocio de Cristo, del cual todos los sacerdotes terrestres eran un tipo. Como Cristo es un sacerdote de la orden de Melquisedec, estamos viviendo bajo el sacerdocio de la orden de Melquisedec. Existen muchas particularidades en relación a la orden Levítica; y como todos los sacerdotes Levitas servían «como ejemplo y sombra de las cosas celestiales», cuando estudiamos el sacerdocio Levítico, estamos realmente estudiando la obra sacerdotal de nuestro Señor y Salvador Jesús Cristo.
El sacerdocio Levítico estaba dividido en 24 grupos [3]. Cada grupo poseía su propio jefe o gobernador del santuario [4]. Este sistema continuó hasta los tiempos de Cristo [5]. Cuando el Salvador ascendió al cielo, El llevó una multitud de cautivos [6]; y cuando a Juan en visión, le fue mostrado el primer compartimiento del santuario celeste, con sus siete lámparas de fuego ardiendo frente al trono de Dios, él vio veinte y cuatro ancianos sentados en veinte y cuatro tronos, y adoraban al Cordero, diciendo, «Digno eres de tomar el libro y de abrirle los sellos, porque fuiste muerto y con Tu sangre compraste para Dios los que proceden de toda tribu, lengua, pueblo y nación, y para nuestro Dios los constituiste reino de sacerdotes; y reinarán sobre la tierra» [6]. En este pasaje podemos ver el Antitipo de los 24 grupos de sacerdotes. Los jefes, o ancianos,
de cada grupo tienen lugares de honor, y son reyes y sacerdotes de la orden de Melquisedec. El remanente de la multitud que Cristo llevó para el cielo no son mencionados, pero es razonable suponer que ellos constituyen los grupos de los cuales los veinte y cuatro ancianos son los jefes.
Solamente los descendientes de Aarón podían servir como sacerdotes [7]. En el tipo el sacerdote que no podía probar su genealogía directa de Aarón, el primer sumo sacerdote, era eliminado del sacerdocio [8]; Así en el Antitipo, el cristiano que no puede probar su conexión directa con Cristo, el Sumo Sacerdote celestial, nunca será uno de los «sacerdotes reales» [9].
Dios ha proporcionado el soporte de todos los diferentes grupos de sacerdocio a través del mismo método. «Al Señor pertenece la tierra y todo lo que en ella hay, el mundo y los que en ella habitan» [10]. La plata y el oro y el ganado sobre cientos de montañas, todo Le pertenece [11]. El hombre es colocado como mayordomo sobre la herencia del Señor, y el Señor reclama la décima parte de todo lo que hay sobre la tierra como suyo. «También todos los diezmos de la tierra, tanto del grano del campo, como del fruto de las árboles, son del Señor: santas son al Señor» [12].
Del diezmo dijo el Señor, «a los hijos de Leví les di todos los diezmos en Israel por herencia, por el servicio que prestan, servicio de la tienda de la congregación» [13]. El individuo que usaba de una forma egoista el diezmo para si mismo, no reservando ese diezmo para el Señor, es culpable de robarle al Señor. «¿Robará el hombre a Dios? Todavía vosotros me robáis, y dicéis: ¿en qué te robamos? En los diezmos y en las ofrendas» [14]. Abraham devolvió un diezmo por la fe a Melquisedec [15]; y Jacob prometió devolver el diezmo de todo, aún cuando él recibiera solo alimentos y ropas [16]. Aquellos que pertenecen a la gran familia de la fe y son hijos de Abraham, harán «las obras de Abraham» [17]. Ellos devolverán por la fe todos los diezmos para ayudar a aquellos que, al igual que los sacerdotes Levitas, dieron sus vidas para el avance del reino
de Cristo en la tierra. Así como el sacerdote vivía «de las cosas del templo, Así también ordenó el Señor a los que predican el evangelio, que vivan del evangelio» [18].
Tipo
Heb. 8:5 Heb. 10:10
Los sacerdotes terrenales servían mediante la sombra de las cosas celestiales «como ejemplo. «En cuya voluntad somos santificados, ofrenda del cuerpo de Jesucristo».
1 Crón. 24:1-19, 31,
Los sacerdotes estaban divididos en veinticuatro grupos, con un jefe para cada grupo.
Esdras 2: 61-62, Apoc. 20:15
Antitipo
«En cuya voluntad somos santificados, ofrenda del cuerpo de Jesucristo.
Apoc. 4:4-5; 5:8-10
– Juan vio veinticuatro ancianos en el primer departamento del santuario celestial.
Había un registro de todos aquellos que tenían el derecho de oficiar en los servicios del sacerdocio. Nadie será salvo si su nombre no está escrito en el
libro de la vida.
10.- Capítulo 10.-
10.1.- Gen. 14:17-20 10.2.- Heb. 6:20 10.3.-1Cron.24:1-19; 2 Cron.
8:14
10.4.- 1 Cron. 24:6,31
10.5.- Lucas 1:8 10.6.- Efe. 4:8 10.7.- Apoc. 4:4; 5:8-
10
10.8.- Num. 3:10
10.9.- Esdras 2:26 10.10.-1Pedro2:9;Apoc.
20:15
10.11.- Salmo 24:1 10.12.- Salmo 50:10-12
10.13.- Lev. 27:30-33 10.14.- Num. 18:20-24 10.15.- Mal. 3:8-11 10.16.- Gen. 14:17-20
10.17.- Gen. 28:20-22 10.18.- Juan 8:39 10.19.- 1 Cor. 9:9-14
Capítulo XI: Los Levitas.-
Una tribu completa de Israel fue dejada aparte para el servicio del santuario. A medida que recordamos las últimas palabras dichas a Leví por su padre Jacob cuando él estaba en su lecho de muerte, podremos asombrarnos de que sus descendientes fuesen escogidos para ese oficio tan sagrado. Cuando Jacob recordó los pecados de Leví, él pronunció casi una maldición en vez de una bendición sobre su hijo, y terminó con estas palabras: «Los dividiré en Jacob, y los repartiré en Israel»[1].
Maravilloso es el amor de Dios que puede cambiar una maldición en una bendición [2]. Solamente un Dios poderoso puede transformar los pecados escarlatas en una blanca nieve [3]. La naturaleza impulsiva, que bajo el control de Satanás, conduce a un hombre a cometer desesperados crímenes, no es removida cuando él se convierte. Esa misma impetuosidad, consagrada y bajo el control de Cristo, lo transforma en un valiente guerrero para el Señor. Saulo, el desesperado perseguidor, cuando fue convertido, se transformó en Pablo, el apóstol.
El atrevido carácter que, bajo el control de Satanás, llevó a Leví a asesinar los Siquemitas, cuando controlado por la gracia de Dios, permitió que sus descendientes permanecieran firmes al lado del Señor cuando la mayor parte de Israel cayó en la idolatría [4]. Dios transformó entonces la maldición en bendición; El dijo entonces que por causa de haber observado Su ley y guardado Sus mandamientos, ellos podrían «enseñar tus juicios a Jacob y tu ley a Israel» [5].
Para que su influencia para el bien pudiese ser mucho más sentida en todo Israel, el Señor, en vez de darles una porción de terreno como herencia, como les dio a las otras tribus, les dio 48 ciudades escogidas de entre todas las tribus [6]. Realmente estaban divididos en Jacob y repartidos en Israel, pero la maldición había sido transformada en bendición.
Nuestro Dios es «el mismo ayer, y hoy, y siempre» [7]. Cuando El dice algo maligno contra una nación o contra un individuo por causa de su iniquidad, si se arrepentían de su maldad, Dios les dice que El «se arrepentiría del mal» que El «iría a hacerles», y como en el caso de Leví, la maldición se volvería una bendición [8].
El término «Levita» era aplicado a todos los sacerdotes, pero solamente a los descendientes de Aarón se les mantuvo el sagrado oficio. El restante de la tribu tenía que hacer el servicio del santuario bajo la dirección de los sacerdotes. No les era permitido oficiar en el altar de las ofrendas quemadas, ni tampoco quemar incienso, ni efectuar cualquier trabajo de los sacerdotes dentro del velo. Los Levitas tenían que servir, o ministrar, a los sacerdotes; pero los sacerdotes tenían que ministrar para el pueblo delante del Señor [9].
Los Levitas estaban consagrados al trabajo del santuario poniendo las manos a toda la asamblea de Israel, y entonces Aarón los ofrecía «delante del Señor como una ofrenda de los hijos de Israel» [10].
Los Levitas eran escogidos por el Señor, y no por los primogénitos de Israel [11]. Mientras vagueaban en el desierto, ellos llevaban todo lo que pertenecía al santuario; pero aún cuando cargasen el sagrado mueble, no les era permitido ni siquiera mirarlo [12].
Después que el templo era montado, los Levitas tenían que esperar por los sacerdotes que efectuarían el servicio del santuario. Ellos preparaban el pan de la proposición, a menudo conducían los cánticos, recolectaban los diezmos, y hacían muchos trabajos para el servicio del Señor [13].
En el tiempo de David, los Levitas comenzaron a servir en el santuario, a la edad de 25 años. A los 50 años de edad ellos debían «dejar el servicio activo» [14]. Ellos no eran descartados; ellos continuaban manteniendo un visión del trabajo, pero no se les solicitaba que hicieran trabajos pesados.
El trabajo de los Levitas quedaba grandemente confinado al atrio, y Así tipificaba el trabajo del ministro del evangelio hoy
en Día.
Tipo
Num. 18:1-7
Los Levitas servían junto a los sacerdotes en el atrio del santuario.
Los Levitas eran profesores en Israel.
2 Cron. 35:3; 30:22
Antitipo
Mat. 28:19-20
Los ministros de Cristo deben ir a todo el mundo, el atrio antitípico.
Mat. 28:19
Cristo comisionó a Sus discípulos para que enseñasen a todas las naciones.
11.- Capítulo 11.-
11.1.- Gen. 49:5-7 11.2.- Neh. 13:2 11.3.- Isa. 1.18 11.4.- Exo. 32:26-29
11.5.- Deut. 33:8-11 11.6.-Num. 18:20; 35:1-8 11.7.- Heb. 13:8 11.8.- Jer. 18:7-10
11.9.- Num. 18:1-7 11.10.- Num. 8:9-14 11.11.- Num. 8:17-18 11.12.- Num. 4:20
11.13.- 1 Cron. 23:24-
32
11.14.- Num. 8:23-26
Capítulo XII: Las Vestiduras de los Sacerdotes.-
Las vestiduras que vestían los sacerdotes comunes eran hechas de lino blanco, un claro emblema del único Inmaculado de quien el ministerio era un tipo. El manto externo era blanco, tejido de una única pieza, y que llegaba casi hasta los pies. Estaba apretado en la cintura con un cinturón de lino blanco, bordado en azul, púrpura y escarlata. Una mitra de lino blanco, o turbante, cubría la cabeza. Estas ropas, junto con los calzones de lino que eran usados por todos los sacerdotes oficiantes, completaban las vestiduras del sacerdote común. Estas ropas de lino blanco eran hechas para «gloria y para belleza» [1].
Solamente la familia de Aarón podía vestir las ricas ropas del sacerdote; pero hay mantos de «fino lino, limpio y blanco», para cualquier vencedor [2]. Aún en esta vida, Cristo vistió Sus ropas de fe con «las vestiduras de salvación» y «el manto de justicia» [3].
Las puras vestiduras blancas eran usadas por el sumo sacerdote en las ocasiones comunes, pero cuando él entraba en el lugar santísimo para hacer expiación por el pueblo, él se vestía con un manto primoroso, que realmente representaba a nuestro Sumo Sacerdote al confesar El los nombres de Su pueblo delante del trono de juicio del Juez de toda la tierra.
El sumo sacerdote siempre llevaba el largo manto de lino blanco del sacerdote común, pero sobre este usaba un manto bordado azul de una sola pieza, lindamente ornamentado alrededor del borde con campanillas doradas y con granadas azules, púrpuras y doradas. El Efod, un atavío de lino sin mangas, lindamente bordado en dorado, azul, púrpura y escarlata, era usado sobre el manto azul. Este era más corto que el otro manto, y quedaba apretado a la cintura a través de un cinturón ricamente bordado en el mismo color.
En las hombreras ricamente bordadas del Efod había dos piedras ónice, en las cuales estaban grabados los nombres de las doce tribus de Israel, seis nombres en cada hombrera, tipificando Así al Todopoderoso que lleva las perplejidades y cargas de Su pueblo en Sus hombros [4].
Si el manto azul con sus campanillas doradas y el Efod bordado a mano eran lindos, la pieza que coronaba todas estas vestiduras del sumo sacerdote era el pectoral que llevaba sobre su corazón cuando oficiaba en el lugar santísimo delante del Señor. El pectoral estaba hecho del mismo material que el Efod. Tenía la forma de un cuadrado y medía un palmo. En el estaban colocadas doce piedras preciosas, colocadas de a tres en cada fila. En cada piedra estaba grabado el nombre de una de las tribus de Israel. Alrededor de esto había un borde de una variedad de piedras. Las piedras del pectoral eran las mismas que forman las fundaciones de la Nueva Jerusalén [5]. El pectoral colgaba de las hombreras del Efod y era segurado en la cintura a través de una cuerda dorada con anillos de oro.
En el pectoral estaban colocados, uno a cada lado, dos piedras brillantes, llamadas de Urim y Tummin. Mediante estas piedras podía ser consultada la voluntad del Señor por el sumo sacerdote. Cuando eran hechas preguntas, si se encendía la piedra de la derecha, la respuesta era afirmativa; pero si la piedra de la izquierda se ponía obscura, la respuesta era negativa.
Al pedir el pectoral que se fijaba al Efod, David, al llamar al sacerdote para que trajera el Efod cuando él estaba indeciso cuanto al curso a seguir, realmente estaba queriendo el pectoral, a través del cual él podría saber la voluntad del Señor [6].
Existía aún otro artículo que pertenecía a las vestiduras del sumo sacerdote, la mitra o gorro [7]. Una lámina de oro que llevaba la inscripción, «Santidad al Señor», estaba colocada a través de un lazo azul a la parte frontal del gorro blanco, o turbante, que usaban los sacerdotes.
A ningún sacerdote se le permitía usar las vestiduras sacerdotales, excepto cuando oficiaba en el santuario o en el atrio [8].
Existe un significativo importante en el hecho de que el sumo sacerdote llevase escritos los nombres de todo Israel en sus hombros y sobre su corazón, mientras efectuaba el trabajo que tipificaba el juicio, cuando el caso de cada uno será revisado delante de Dios. El pectoral era llamado «el pectoral del juicio» [9]. Los nombres grabados en las piedras eran un tipo de los nombres de los vencedores, que Cristo confesará delante de Su Padre y de los ángeles. Las piedras son materiales durables, pero mucho mas durable es el libro de la vida, donde los nombres que Cristo confiesa, están escritos para permanecer para siempre [10].
Tipo
Exo. 28:32
La vestidura era de una única pieza.
Exo. 28:15-21
El pectoral del juicio tenía los nombres de las doce tribus, y era llevado sobre el corazón del sumo sacerdote cuando él efectuaba el trabajo que tipificaba el trabajo del juicio.
Antitipo
Juan 19:23
Las vestiduras terrenales de Cristo eran de una sola pieza.
Apoc. 3:5
A medida que cada nombre individual aparece para ser revisado delante de Dios en el juicio, – Cristo irá «confesar» los nombres de los vencedores, y sus nombres serán mantenidos en el libro de la vida.
12.- Capítulo 12.-
12.1.- Exo. 28:40-42 12.2.- Apoc. 19:8 12.3.- Isa. 61:10 12.4.- Isa. 9:6
12.5.- Exo. 28:2-30 12.6.- 1 sam. 23:9-12 12.7.- Exo. 28:36-37 12.8.- Eze. 44:19
12.9.- Exo. 28:15 12.10.- Apoc. 3.5
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