El baile en la Biblia
Samuele Bacchiocchi
Los guardadores de sábado y otros cristianos conservadores se han opuesto en general al baile como práctica social, tan popular actualmente. Sin embargo, el salmista en dos ocasiones invita a los creyentes a alabar a Dios “con danza” (Salmo 149:3; 150:4). ¿Significa esto que el baile es apropiado para los cristianos dentro de la iglesia pero inaceptable fuera de ella?
Muchos ven en esos pasajes de los Salmos el respaldo bíblico para la danza religiosa en la iglesia y el baile social fuera de ella. La idea sobre la que elaboran su razonamiento supone que si el baile en la Biblia forma parte del culto y la adoración, ello significa que aquél representa una legítima forma de diversión social. Esta presuposición está basada en una lectura superficial de los dos textos mencionados y en la falta de comprensión de la naturaleza social del baile en la Biblia.
Los eruditos discuten la traducción del término hebreo mekovl como “danza” en Salmo 149:3 y en Salmo 150:4. Mekovl deriva de kovl, que quiere decir “abrir” o “inaugurar”,1 una posible alusión a un instrumento musical de tubos. De hecho, algunas versiones de la Biblia toman en cuenta esta etimología y ofrecen otra traducción en el margen.
Esa lectura marginal se apoya en el contexto de ambos pasajes, donde la mención de mekovl ocurre dentro de una lista de instrumentos dedicados a la alabanza al Señor. Como el salmista está enumerando todos los instrumentos que pueden ser usados en la alabanza, resulta razonable asumir que mekovl es también un instrumento musical. El paralelismo de expresiones, tan típico de la poesía hebrea, contribuye a afirmar esta conclusión.
Además, el lenguaje figurativo de estos dos salmos difícilmente pueda admitir una interpretación literal de una interpretación igualmente literal del baile. El Salmo 149 anima a los fieles a alabar al Señor en los “reclinatorios” y con “una espada de dos filos en sus manos”, obviamente, descripciones figurativas. Del mismo modo en el Salmo 150. El propósito de esos pasajes no es especificar el lugar y los instrumentos que van a emplear para alabar al Señor durante el servicio divino. Tampoco se proponen ofrecer una licencia para bailar ante el Señor en la iglesia. En todo caso, tienen el propósito de invitar a la alabanza.
David fundó el servicio de la música en el Templo. Instituyó no sólo los tiempos, el lugar y las palabras para la participación del coro levítico, sino que “hizo” también los instrumentos musicales que iban a ser usados en ese servicio especial (1 Crónicas 23:5; 2 Crónicas 7:6).
Los dos instrumentos que acompañaban a los coros levíticos eran la lira y el arpa, que eran llamados “instrumentos de música” (2 Crónicas 5:13) o “instrumentos de música para Dios”(1 Crónicas 16:42). Su función era acompañar a los cantos de alabanza y gratitud al Señor (1 Crónicas 23:5; 2 Crónicas 5:13).
Garen Wolf dice: “Los instrumentos de cuerdas eran usados ampliamente para acompañar los cantos, dado que ellos no cubrían la voz o la ‘Palabra de Jehová’ que se estaba cantando”.2
La Biblia habla de baile o danza 28 veces. Cada referencia está relacionada con una celebración social de eventos especiales, como una victoria militar, un festival religioso, o una reunión familiar. Las danzas podían ser procesionales, circulares o estáticas. Eran protagonizadas mayormente por mujeres y niños que bailaban separados.
Las Escrituras no indican que hombres y mujeres bailaran románticamente juntos como las parejas lo hacen hoy. H. M. Wolf señala: “Aunque no se conoce en detalle el estilo de baile, es claro que generalmente los hombres y las mujeres no bailaban juntos, y no hay evidencia real de que lo hayan hecho alguna vez”.3
Los que apelan a las referencias bíblicas relativas al baile para justificar el baile romántico contemporáneo dentro o fuera de la iglesia están ignorando la significativa diferencia existente entre ambos. En otras palabras, aplicar la noción bíblica sobre la danza al baile moderno es, por lo menos, intencionadamente equivocado.
Samuele Bacchiocchi (Ph.D., Pontificia Universidad Gregoriana, Ciudad del Vaticano) autor de numerosos libros, enseñó teología e historia eclesiástica en la Universidad Andrews. Esta respuesta se basa en el capítulo 7 de su libro The Christian and Rock Music.
Notas y referencias
1. Ver, por ejemplo, Adam Clarke: Clarke´s Commentary (Nashville, Tenn.: Abingdon, s. f.) 3: 688.
2. Garen L. Wolf, Music of the Bible in Christian Perspective, (Salem, Ohio: Schmul Publ. Co., 1996) p.287.
3. H. M. Wolf: “Dancing”, The Zondervan Pictorial Encyclopedia of the Bible, Merril C. Tenney, ed., (Grand Rapids, Mich.: Zondervan, 1976) 2:12.
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