Elena G. de White y sus escritos
Una carta al Dr. Paulson
Santa Elena, California,
14 de junio de 1906
Estimado Hermano,
Su carta me llegó mientras estaba en el sur de California. Durante semanas, mi tiempo y energía se han enfocado en la consideración de asuntos relacionados con el desarrollo de la obra de nuestro sanatorio de allí [de California] y en la redacción de las visiones que me fueron dadas acerca del terremoto y sus lecciones. 1MS 27.1
Pero ahora debo contestar las cartas recibidas de Ud. y de otros. En su carta, Ud. habla de que fue instruido desde niño en tener fe implícita en los testimonios y dice: “Fui inducido a concluir y creer con toda firmeza que cada palabra que Ud. habló en público o en privado, que cada carta que Ud. escribió en cualquier circunstancia y en todas ellas, fueron tan inspiradas como los Diez Mandamientos”. 1MS 27.2
Mi hermano, Ud. ha estudiado mis escritos diligentemente, y nunca ha encontrado que yo haya pretendido algo semejante, ni tampoco encontrará que los pioneros de nuestra causa jamás pretendieran eso. 1MS 27.3
En mi introducción al libro El conflicto de los siglos, sin duda Ud. ha leído mi declaración en cuanto a los Diez Mandamientos y a la Biblia, lo que debería haberle ayudado a una correcta comprensión del asunto que consideramos. Aquí está la declaración: 1MS 27.4
“La Biblia nos muestra a Dios como autor de ella; y sin embargo fue escrita por manos humanas, y la diversidad de estilo de sus diferentes libros muestra la individualidad de cada uno de sus escritores. Las verdades reveladas son todas inspiradas por Dios (2 Timoteo 3:16); y con todo están expresadas en palabras humanas. Y es que el Ser supremo e infinito iluminó con su Espíritu la inteligencia y el corazón de sus siervos. Les daba sueños y visiones y les mostraba símbolos y figuras; y aquellos a quienes la verdad fuera así revelada, revestían el pensamiento divino con palabras humanas. 1MS 28.1
“Los Diez Mandamientos fueron enunciados por el mismo Dios y escritos con su propia mano. Su redacción es divina y no humana. Pero la Biblia, con sus verdades de origen divino expresadas en el idioma de los hombres, es una unión de lo divino y lo humano. Esta unión existía en la naturaleza de Cristo, quien era Hijo de Dios e Hijo del hombre. Se puede decir de la Biblia, lo que fue dicho de Cristo: ‘Aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros’ Juan 1:14. 1MS 28.2
“Escritos en diferentes épocas y por hombres que diferían notablemente en posición social y económica, y en facultades intelectuales y espirituales, los libros de la Biblia presentan contrastes en su estilo, como también diversidad en la naturaleza de los asuntos que desarrollan. Sus diversos escritores se valen de expresiones diferentes; a menudo la misma verdad está presentada por uno de ellos de modo más patente que por otro. Ahora bien, como varios de sus autores nos presentan el mismo asunto desde puntos de vista y aspectos diferentes, puede parecer al lector superficial, descuidado y prevenido, que hay divergencias o contradicciones, allí donde el lector atento y respetuoso discierne, con mayor penetración, la armonía fundamental. 1MS 28.3
“Presentada por diversas personalidades, la verdad aparece en sus variados aspectos. Un escritor percibe con más fuerza cierta parte del asunto; comprende los puntos que armonizan con su experiencia o con sus facultades de percepción y apreciación; otro nota más bien otros aspectos del mismo asunto; y cada cual, bajo la dirección del Espíritu Santo, presenta lo que ha quedado inculcado con más fuerza en su propia mente. De aquí que encontremos en cada cual un aspecto diferente de la verdad, pero perfecta armonía entre todos ellos. Y las verdades así reveladas se unen en perfecto conjunto, adecuado para satisfacer las necesidades de los hombres en todas las circunstancias de la vida. 1MS 29.1
“Dios se ha dignado comunicar la verdad al mundo por medio de instrumentos humanos, y él mismo, por su Santo Espíritu, habilitó a hombres y los hizo capaces de realizar esta obra. Guió la inteligencia de ellos en la elección de lo que debían decir y escribir. El tesoro fue confiado a vasos de barro, pero no por eso deja de ser del cielo. Aunque llevado a todo viento en el vehículo imperfecto del idioma humano, no por eso deja de ser el testimonio de Dios; y el hijo de Dios, obediente y creyente, contempla en ello la gloria de un poder divino, lleno de gracia y de verdad”. 1MS 29.2
La integridad de los Testimonios
En perfecta armonía con esto están mis declaraciones que se encuentran en el artículo “The Testimonies Slighted” [Los testimonios desatendidos], escrito el 20 de junio de 1882, y publicado en Testimonies for the Church 5:62-84. De esto cito varios párrafos para su consideración: 1MS 29.3
“Muchos contemplan con complacencia propia los largos años durante los cuales han defendido la verdad. Ahora creen que tienen derecho a una recompensa por las pruebas y obediencia pasadas. Pero esa genuina experiencia del pasado en las cosas de Dios los hace más culpables delante de él por no preservar su integridad y avanzar a la perfección. La fidelidad del año pasado nunca expiará el descuido del año actual. La veracidad de ayer de un hombre no expiará su falsedad de hoy. 1MS 29.4
“Muchos excusan su desobediencia de los testimonios diciendo: ‘La Hna. White está influida por su esposo; los testimonios están modelados por el espíritu y juicio de él’. Otros estuvieron procurando conseguir algo de mí que luego pudieran interpretar para justificar su conducta o para darles influencia. Entonces fue cuando decidí que nada más saldría de mi pluma hasta que se viera en la iglesia el poder de Dios que convierte. Pero el Señor colocó la responsabilidad sobre mi alma. Trabajé por vosotros fervientemente. La eternidad dirá cuánto nos costó esto tanto a mi esposo como a mí. ¿No tengo yo un conocimiento del estado de la iglesia, cuando el Señor ha presentado su caso ante mí vez tras vez durante los años? Se han dado repetidas amonestaciones, pero no ha habido un cambio decidido… 1MS 30.1
“Sin embargo, ahora cuando os envío un testimonio de amonestación y reproche, muchos declaráis que es meramente la opinión de la Hna. White. Así habéis insultado al Espíritu de Dios. Sabéis cómo el Señor se ha manifestado mediante el espíritu de profecía. Pasado, presente y futuro, han pasado delante de mí. Se me han mostrado rostros que nunca había visto, y años después los reconocí cuando los vi. He sido despertada de mi sueño con una vívida sensación de temas previamente presentados a mi mente, y a media noche he escrito cartas que han cruzado el continente y, llegando en medio de una crisis, han salvado a la causa de Dios de un gran desastre. Esta ha sido mi obra por muchos años. Un poder me ha impelido a reprobar y reprochar errores en que no había pensado. Esta obra de los últimos 36 años, ¿procede de lo alto o de abajo?… 1MS 30.2
“Cuando fui a Colorado, estaba tan agobiada a causa de vosotros que, en mi debilidad, escribí muchas páginas para que se leyeran en vuestro congreso. Débil y temblorosa, me levanté a las tres de la mañana para escribiros. Dios hablaba mediante la arcilla. Podríais decir que esta comunicación era sólo una carta. Sí, era una carta, pero inspirada por el Espíritu de Dios para presentaros cosas que me habían sido mostradas. En estas cartas que escribo, en el testimonio dado, os presento lo que el Señor me ha presentado. No escribo un solo artículo en la revista que exprese meramente mis propias ideas. Son lo que Dios ha desplegado ante mí en visión: los preciosos rayos de luz que brillan del trono… 1MS 31.1
“¿Qué voz reconoceréis como la voz de Dios? ¿Qué poder tiene el Señor en reserva para corregir vuestros errores y mostraros vuestra conducta tal como es? ¿Qué poder para obrar en la iglesia? Si rehusáis creer hasta que cada sombra de incertidumbre y cada posibilidad de duda sean quitadas, nunca creeréis. La duda que demanda perfecto conocimiento nunca dará fruto de fe. La fe descansa sobre evidencia, no demostración. El Señor requiere de nosotros que obedezcamos la voz del deber, cuando hay otras voces en torno de nosotros que nos instan a seguir un proceder opuesto. Se requiere nuestra atención ferviente para distinguir la voz que habla de parte de Dios. Debemos resistir y vencer la inclinación y obedecer la voz de la conciencia sin parlamentar o entrar en componendas, no sea que deje de instarnos y predominen la voluntad propia y el impulso. 1MS 31.2
“La palabra del Señor nos viene a todos los que no hemos resistido a su Espíritu determinando no oír ni obedecer. Esa voz se oye en amonestaciones, en consejos, en reproches. Es el mensaje de luz del Señor para su pueblo. Si esperamos que haya llamadas más fuertes o mejores oportunidades, la luz puede ser retirada y nosotros dejados en tinieblas… 1MS 31.3
“Me apena decir, mis hermanos, que vuestro pecaminoso descuido de caminar en la luz os ha envuelto en tinieblas. Podéis ser ahora sinceros en no reconocer ni obedecer la luz; las dudas que habéis albergado, vuestro descuido en atender los requerimientos de Dios, han cegado vuestra percepción de modo que la oscuridad es ahora luz para vosotros y la luz tinieblas. Dios os ha ordenado que avancéis a la perfección. El cristianismo es una religión de progreso. La luz de Dios es plena y amplia, y espera que la demandemos. Cualesquiera bendiciones que el Señor pueda dar, tienen una infinita reserva más allá, un depósito inextinguible del cual podemos sacar. El escepticismo puede considerar las demandas sagradas del Evangelio con bromas, burlas y negaciones. El espíritu de mundanalidad puede contaminar a muchos y dominar a pocos; la causa de Dios podrá mantenerse firme sólo por grandes esfuerzos y continuo sacrificio. Sin embargo, triunfará finalmente. 1MS 32.1
“La palabra es: Avanzad, cumplid vuestro deber individual y dejad todos los resultados en las manos de Dios. Si avanzamos donde Jesús nos guía, veremos el triunfo de él y compartiremos su gozo. Debemos participar en los conflictos si queremos llevar la corona de victoria. Como Jesús, debemos ser hechos perfectos mediante el sufrimiento. Si la vida de Cristo hubiese sido cómoda, entonces podríamos fácilmente rendirnos a la pereza. Puesto que su vida fue señalada por la abnegación, el sufrimiento y el sacrificio propio continuos, no nos quejaremos si somos participantes con él. Podemos caminar seguros en la senda más oscura si la Luz del mundo es nuestro guía… 1MS 32.2
“La última vez que el Señor me presentó vuestro caso, y me hizo saber que no habíais tomado en cuenta la luz que os había dado, se me ordenó que os hablara claramente en el nombre del Señor, pues su ira se había encendido contra vosotros. Estas palabras me fueron dichas: ‘Tu obra proviene de Dios. Muchos no te oirán, pues rehúsan oír al gran Maestro; muchos no serán corregidos, pues sus caminos son rectos ante sus propios ojos. Sin embargo, preséntales los reproches y amonestaciones que te daré, ya sea que los escuchen o rehúyan’”. 1MS 32.3
En relación con estas citas, estudiad otra vez el capítulo “Naturaleza e Influencia de los Testimonios”. En castellano está en Joyas de los Testimonios, 2:270-293 y también en el capítulo siguiente, 294-302. 1MS 33.1
La declaración que Ud. cita del Testimonio No 31 [tomo 5, en inglés, pp. 67—no está en castellano] es correcta: “En estas cartas que escribo, en el testimonio dado, os presento lo que el Señor me ha presentado. No escribo un solo artículo en la revista que exprese meramente mis propias ideas. Son lo que Dios ha desplegado ante mí en visión: los preciosos rayos de luz que brillan del trono”. Esto es verdad en cuanto a los artículos en nuestras revistas y en los muchos tomos de mis libros. He sido instruida de acuerdo con la Palabra y en los preceptos de la ley de Dios. He sido instruida al elegir entre las lecciones de Cristo. ¿No está de acuerdo con las enseñanzas de Jesucristo la posición que tomo en mis escritos? 1MS 33.2
El peligro de afirmaciones engañosas
No he de contestar sí o no a algunas de las preguntas que Ud. me ha hecho. No debo hacer declaraciones que puedan ser mal interpretadas. He sido instruida para ver y sentir el peligro de los que están poniendo en peligro su alma, a veces, por escuchar afirmaciones engañosas acerca de los mensajes que Dios me ha dado. Mediante muchas distorsiones y rodeos y falsos razonamientos acerca de lo que he escrito, tratan de vindicar su incredulidad personal. Estoy triste por mis hermanos que han estado caminando en la neblina de los recelos, el escepticismo y los falsos razonamientos. Sé que algunos de ellos serían bendecidos por mensajes de consuelo si las nubes que oscurecen su visión espiritual pudieran ser despejadas y así pudieran ver correctamente. Pero no ven con claridad. Por lo tanto, no me atrevo a comunicarme con ellos. Cuando el Espíritu de Dios disipe el misticismo, se hallarán fe y consuelo tan completos y esperanza en los mensajes que se me ha ordenado dar, como se hallaron en ellos en los años pasados. 1MS 33.3
La verdad ciertamente ganará la victoria. No duerme, sino vela Aquel que dio su vida para rescatar al hombre de los engaños de Satanás. Cuando sus ovejas se aparten de seguir la voz de un extraño, al cual no pertenecen, se regocijarán otra vez en la voz que habían seguido con amor. 1MS 34.1
Podemos aprender preciosas lecciones de la vida de Cristo. Los envidiosos fariseos torcieron los hechos y palabras de Cristo, que, si se hubieran aceptado debidamente habrían beneficiado su entendimiento espiritual. En vez de admirar la bondad de Cristo lo acusaron de impiedad en presencia de sus discípulos. “¿Por qué come vuestro Maestro con los publicanos y pecadores?” Mateo 9:11. En vez de dirigirse a nuestro bendito Salvador, cuya respuesta los hubiera convencido inmediatamente de su maldad, hablaron con los discípulos e hicieron sus acusaciones, como levadura maligna, donde podían hacer gran daño. Si Cristo hubiese sido un hombre impío, habría perdido su ascendiente sobre el corazón de sus seguidores. Pero debido a su confianza en Cristo, los discípulos no prestaron oídos a las insinuaciones de sus perversos acusadores. 1MS 34.2
Deseando que los discípulos fueran censurados, esos perversos acusadores fueron a Cristo, vez tras vez, con la pregunta: ¿Por qué hacen tus discípulos lo que no es correcto? Y cuando juzgaron que nuestro Señor había faltado, no le hablaron a él sino a sus discípulos, para plantar las semillas de incredulidad en el corazón de sus seguidores. 1MS 34.3
Así procedieron para provocar la duda y la disensión. Utilizaron todo método posible para introducir la duda en el corazón de la pequeña grey, a fin de que estuviera atenta a algo que pudiera reprimir el bien y la obra benéfica del Evangelio de Jesucristo. 1MS 35.1
Una obra de este mismo carácter se efectuará para influir sobre los verdaderos creyentes de hoy día. El Señor Jesús lee el corazón. Discierne los intereses y propósitos de los pensamientos de todos los hombres acerca de él mismo y sus creyentes discípulos. El contesta sus pensamientos acerca de los criticones: “Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos”. Mateo 9:12. Los insolentes fariseos habían exaltado la idea de su propia piedad y santidad, al paso que estaban listos para censurar la vida de otros.—Carta 206, 1906.
La mensajera del señor
Anoche, en visión, estuve delante de una congregación de nuestros hermanos dando un decidido testimonio en cuanto a la verdad presente y el deber presente. Después del discurso, muchos se me acercaron haciéndome preguntas. Deseaban tantas explicaciones acerca de este punto y aquel otro, que dije: “Por favor, uno por uno, no sea que me confundan”. 1MS 35.3
Y entonces los exhorté diciendo: “Durante años habéis tenido evidencias de que el Señor me ha dado una obra que hacer. Esas evidencias difícilmente podrían haber sido mayores de lo que son. ¿Destruiréis todas esas evidencias como una telaraña ante la sugestión de la incredulidad de un hombre? Lo que me hace doler el corazón es el hecho de que muchos que ahora están perplejos y tentados son los que han tenido abundancia de evidencias y oportunidades para considerar, orar y comprender, y sin embargo, no disciernen la naturaleza de las sofisterías que se les presentan para influirlos a rechazar las amonestaciones que Dios ha dado para salvarlos de los engaños de estos últimos días”. 1MS 35.4
Algunos han tropezado en el hecho de que dije que no pretendía ser profetisa* y han preguntado: ¿Por qué? 1MS 36.1
No he tenido otra pretensión sino la de que se me ha indicado que soy la mensajera del Señor; que él me llamó en mi juventud para ser su mensajera, para recibir su palabra y dar un mensaje claro y decidido en el nombre del Señor Jesús. 1MS 36.2
En mi temprana juventud se me preguntó varias veces: ¿Es Ud. profetisa? Siempre he respondido: Soy la mensajera del Señor. Sé que muchos me han llamado profetisa, pero no he pretendido ese título. Mi Salvador me declaró que era su mensajera. “Tu obra—me indicó—es llevar mi palabra. Surgirán cosas extrañas, y en tu juventud te consagro para que lleves el mensaje a los errantes, para que lleves la palabra ante los incrédulos y, por la pluma y de viva voz, reproches al mundo las acciones que no son correctas. Exhorta usando la Palabra. Haré que mi Palabra te sea manifiesta. No será como un idioma extraño. En la verdadera elocuencia de la sencillez, con la voz y por la pluma, los mensajes que te doy se oirán de parte de alguien que nunca ha aprendido en las escuelas. Mi Espíritu y mi poder estarán contigo. 1MS 36.3
“No temas a los hombres porque mi escudo te protegerá. No eres tú la que hablas: es el Señor quien te da los mensajes de admonición y reprensión. Nunca te desvíes de la verdad bajo ninguna circunstancia. Da la luz que te daré. Los mensajes para estos últimos días serán escritos en libros y permanecerán inmortalizados para testificar contra los que una vez se regocijaron en la luz, pero que han sido inducidos a renunciar a ella debido a las seductoras influencias del mal”. 1MS 36.4
¿Por qué no he pretendido ser profetisa? Porque en estos días muchos que osadamente pretenden ser profetas son un baldón para la causa de Cristo, y porque mi obra incluye mucho más de lo que significa la palabra “profeta”. 1MS 37.1
Cuando esta obra me fue dada por primera vez, le rogué al Señor que la responsabilidad fuera puesta sobre algún otro. La obra era tan grande, amplia y profunda que temí no poder hacerla. Pero por su Espíritu Santo el Señor me ha capacitado para realizar la obra que me dio para hacer. 1MS 37.2
Una obra de muchos aspectos
Dios me ha aclarado las diversas formas en las que me usaría para hacer avanzar una obra especial. Se me han dado visiones con la promesa: “Si presentas fielmente los mensajes y resistes hasta el fin, comerás del fruto del árbol de la vida y beberás del agua del río de la vida”. 1MS 37.3
El Señor me dio gran luz acerca de la reforma pro salud. Junto con mi esposo, había de efectuar obra médico-misionera. Había de dar ejemplo a la iglesia llevando a los enfermos a mi hogar y cuidando de ellos. Esto he hecho, dando a mujeres y niños vigorosos tratamientos. También debía hablar sobre el tema de la temperancia cristiana, como la mensajera señalada por el Señor. Me ocupé vigorosamente de esa obra, y hablé a grandes congregaciones sobre temperancia en su sentido más amplio y verdadero. 1MS 37.4
Se me instruyó que siempre impresionara a los que profesan creer la verdad con la necesidad de practicar la verdad. Esto significa santificación, y la santificación significa el cultivo y desarrollo de cada talento para el servicio del Señor. 1MS 37.5
Se me encargó que no descuidara ni pasara por alto a los que eran víctimas de injusticias. Se me encargó especialmente que protestara contra un proceder despótico o arbitrario hacia los ministros del Evangelio de parte de los que tienen autoridad oficial. Aunque es desagradable ese deber, debo reprochar al opresor y pedir justicia. Debo presentar la necesidad de preservar justicia y equidad en todas nuestras instituciones. 1MS 37.6
Si veo que los que están en posiciones de responsabilidad descuidan a ministros ancianos, debo presentar el asunto a aquellos cuyo deber es cuidarlos. Los ministros que han realizado fielmente su obra no han de ser olvidados ni descuidados cuando se quebrante su salud. Nuestras asociaciones no han de descuidar las necesidades de los que han llevado las responsabilidades de la obra. Después de que Juan había envejecido en el servicio del Señor fue desterrado a Patmos. Y en esa isla solitaria recibió más comunicaciones del cielo que las que había recibido durante el resto de su vida. 1MS 38.1
Después que me casé, se me instruyó que debía mostrar un interés especial en huérfanos de padre y madre, tomando algunos bajo mi cuidado durante un tiempo y luego buscando hogares para ellos. Así daría a otros un ejemplo de lo que podrían hacer. 1MS 38.2
Aunque fui llamada a viajar frecuentemente y a escribir mucho, he tomado a niños de tres y cinco años de edad, y he cuidado de ellos, los he educado y preparado para puestos de responsabilidad. A veces he recibido en mi hogar a muchachos de diez a dieciséis años, dándoles cuidado maternal y preparación para servir. He sentido que era mi deber presentar delante de nuestro pueblo esa obra por la cual deberían sentir una responsabilidad los miembros de cada iglesia. 1MS 38.3
Mientras estaba en Australia, realicé esta misma clase de obra recibiendo en mi hogar a huerfanitos que se encontraban en peligro de quedar expuestos a las tentaciones que podrían ocasionar la pérdida de su alma. 1MS 38.4
En Australia, nosotros* también trabajamos como misioneros ocupados en obra médica cristiana. A veces convertía mi hogar, de Cooranbong, en un asilo para los enfermos y afligidos. Mi secretaria, que se había preparado en el Sanatorio de Battle Creek, estaba a mi lado y efectuaba la obra de enfermera misionera. No cobraba nada por sus servicios, y ganábamos la confianza de la gente por el interés que manifestábamos en los enfermos y dolientes. Después de un tiempo, se construyó el Asilo de Salud de Cooranbong y así quedamos aliviados de esa preocupación. 1MS 38.5
Nada de pretensiones jactanciosas
Nunca he pretendido ser profetisa. Si otros me llaman así, no les discuto. Pero mi obra ha abarcado tantos aspectos, que no puedo llamarme sino mensajera, enviada para dar un mensaje del Señor a su pueblo y para ocuparme de cualquier actividad que él me señale. 1MS 39.1
La última vez que estuve en Battle Creek, dije delante de una gran congregación que no pretendía ser profetisa. Dos veces me referí a este asunto, con el propósito de hacer cada vez esta declaración: “No pretendo ser profetisa”. Si digo algo diferente a esto, entiendan todos ahora que lo que quería decir era que no pretendo el título de profeta o profetisa. 1MS 39.2
Entendí que algunos estaban ansiosos de saber si la Sra. de White sostenía todavía los mismos puntos de vista de hace años cuando la oyeron hablar en la arboleda del sanatorio, en el tabernáculo y en los congresos celebrados en los suburbios de Battle Creek. Les aseguré que el mensaje que ella presenta hoy es el mismo que ha estado dando durante los sesenta años de su ministerio público. Tiene el mismo servicio que hacer para el Maestro que el que le fue confiado en su adolescencia. Ella recibe lecciones del mismo Instructor. Las direcciones que se le dan son: “Haz conocer a otros lo que te he revelado. Redacta los mensajes que te doy, para que la gente pueda tenerlos”. Esto es lo que se ha esforzado por hacer ella. 1MS 39.3
He escrito muchos libros y se los ha hecho circular ampliamente. De mí misma, yo no podría haber puesto la verdad en esos libros, pero el Señor me ha dado la ayuda de su Espíritu Santo. Esos libros, que dan la instrucción que el Señor me ha dado durante los últimos sesenta años, contienen luz del cielo y soportarán la prueba de la investigación. 1MS 40.1
Sigo aún trabajando con esfuerzo a la edad de setenta y ocho años. Estamos todos en las manos del Señor. Confío en él, porque sé que nunca dejará o abandonará a los que ponen su confianza en él. Me he entregado a su cuidado. 1MS 40.2
“Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio”. 1 Timoteo 1:12.—The Review and Herald, 26 de julio de 1906. 1MS 40.3
La obra de un profeta y más
Durante el discurso dije que no pretendía ser profetisa. Algunos se sorprendieron ante esta declaración, y como mucho se está diciendo acerca de esto, daré una explicación. Otros me han llamado profetisa, pero nunca pretendí ese título. No he sentido que era mi deber designarme así. Los que osadamente pretenden que son profetas en éste nuestro día, son con frecuencia un baldón para la causa de Cristo. 1MS 40.4
Mi obra incluye mucho más de lo que significa ese nombre. Me considero a mí misma como una mensajera, a quien el Señor le ha confiado mensajes para su pueblo.—Carta 55, 1905. 1MS 40.5
Ahora he sido instruida que no debo ser estorbada en mi obra por aquellos que se ocupan en hacer suposiciones acerca de la naturaleza de ella, cuyas mentes están luchando con tantos problemas intrincados referentes a la supuesta obra de un profeta. Mi misión abarca la obra de un profeta pero no termina allí. Abarca mucho más de lo que puedan comprender las mentes de los que han estado sembrando las semillas de incredulidad. (Carta 244, 1906. Dirigida a los ancianos de la Iglesia de Battle Creek).
Recibiendo e impartiendo la luz
Puesto que se han hecho frecuentemente preguntas en cuanto al estado en que estoy durante la visión y después de que salgo de ella, diré que cuando el Señor cree oportuno dar una visión, soy llevada a la presencia de Jesús y de los ángeles y estoy completamente perdida en cuanto a las cosas terrenales. No puedo ver más allá de lo que los ángeles me señalan. Mi atención con frecuencia es dirigida a escenas que suceden en la tierra. 1MS 41.1
A veces soy llevada muy lejos en lo futuro, y se me muestra lo que ha de suceder. Luego otra vez se me muestran cosas que han ocurrido en lo pasado. Después de que salgo de la visión, no recuerdo inmediatamente todo lo que he visto y el asunto no es tan claro delante de mí hasta que escribo. Entonces la escena surge delante de mí como fue presentada en visión y puedo escribir con libertad. A veces las cosas que he visto están ocultas de mí después que salgo de la visión y no puedo recordarlas hasta que soy llevada delante de una congregación donde se aplica la visión. Entonces vienen con fuerza a mi mente las cosas que he visto. Dependo tanto del Espíritu del Señor para relatar o escribir una visión como para tenerla. Es imposible que yo recuerde cosas que me han sido mostradas a menos que el Señor las haga surgir delante de mí en el momento que a él le place que yo las relate o escriba Spiritual Gifts 2:292, 293 año 1860. 1MS 41.2
Aunque dependo tanto del Espíritu del Señor para escribir mis visiones como para recibirlas, sin embargo las palabras que empleo para describir lo que he visto son mías, a menos que sean las que me habló un ángel, las que siempre incluyo entre comillas.—The Review and Herald, 8 de octubre de 1867. 1MS 41.3
Se levanta la pregunta: ¿Cómo sabe la Hna. White en cuanto a los asuntos de los cuales habla tan decididamente, como si tuviera autoridad para decir esas cosas? Hablo así porque brillan en mi mente, cuando estoy en perplejidad, como un relámpago que sale de una nube oscura en la furia de una tormenta. Algunas escenas que fueron presentadas ante mí hace años, no han sido retenidas en mi memoria, pero cuando es necesaria la instrucción entonces dada, a veces, aun cuando estoy delante de la gente, el recuerdo viene nítido y claro, como el destello de un relámpago, que me hace recordar claramente esa instrucción particular. En tales ocasiones, no puedo menos que decir las cosas que refulgen en mi mente, no porque haya tenido una nueva visión, sino porque aquélla que me fue presentada quizá hace años ha sido llevada a mi mente con fuerza.—The Writing and Sending Out of the Testimonies [La redacción y distribución de los testimonios], 24. 1MS 42.1
No hay pretensión de infalibilidad
Tenemos muchas lecciones que aprender y muchísimas que desaprender. Sólo Dios y el cielo son infalibles. Quedarán chasqueados los que piensan que nunca tendrán que abandonar un punto de vista favorito, que nunca tendrán la ocasión de cambiar una opinión. Mientras nos aferremos a nuestras propias ideas y opiniones con persistencia determinada, no podremos tener la unidad por la cual oró Cristo.—The Review and Herald, 26 de julio de 1892. 1MS 42.2
Acerca de la infalibilidad, nunca pretendí tenerla. Sólo Dios es infalible. Su palabra es verdad y en él no hay cambio ni sombra de variación.—Carta 10, 1895. 1MS 42.3
Lo sagrado y lo común
Sanatorio, California,
5 de marzo de 1909
Estoy preocupada en cuanto al Hno. A, que por un tiempo ha sido obrero en el sur de California. Ha hecho algunas extrañas declaraciones y me da pena verlo negando los testimonios en su conjunto por lo que a él le parece una contradicción: una declaración hecha por mí en cuanto al número de habitaciones del Sanatorio de Paradise Valley. El Hno. A dice que en una carta escrita a uno de los hermanos del sur de California, hice la declaración de que el sanatorio tiene cuarenta habitaciones, cuando en realidad hay sólo treinta y ocho. El Hno. A me da esto como una razón para haber perdido su confianza en los testimonios… 1MS 43.1
La información dada en cuanto al número de habitaciones del Sanatorio de Paradise Valley no fue dada como una revelación del Señor sino simplemente como una opinión humana. Nunca me ha sido revelado el número exacto de habitaciones de ninguno de nuestros sanatorios, y el conocimiento que tengo en cuanto a tales cosas lo he obtenido preguntando a los que suponía que estaban informados. En mis palabras, cuando hablo acerca de estos temas comunes, no hay nada para inducir a la mente a creer que recibo mi conocimiento en una visión del Señor y que presento eso como tal… 1MS 43.2
Cuando el Espíritu Santo revela alguna cosa acerca de las instituciones de la obra del Señor, o acerca de la obra de Dios en el corazón y la mente de los hombres, como ha revelado esas cosas a través de mí en lo pasado, el mensaje dado ha de ser considerado como luz dada por Dios para aquellos que la necesitan. Pero es un gran error que uno mezcle lo sagrado con lo común. En una tendencia a hacer esto podemos ver la obra del enemigo para destruir las almas. 1MS 43.3
A cada alma que Dios ha creado le ha dado talentos para servirle, pero Satanás procura hacer difícil esta obra de servicio mediante su continua tentación para descarriar a las almas. Obra para procurar oscurecer las percepciones espirituales para que los hombres no distingan entre lo que es común y lo que es santo. Se me ha hecho conocer esta distinción mediante una vida de servicio para mi Señor y Maestro… 1MS 43.4
Recibí el mensaje: Dedícate a la obra más excelsa jamás confiada a los mortales. Te daré elevadas aspiraciones y facultades y un verdadero sentido de la obra de Cristo. No eres tuya, pues fuiste comprada por un precio, por la vida y muerte del Hijo de Dios. Dios demanda tu corazón de niña y tu servicio bajo la santificación del Espíritu Santo. 1MS 44.1
Me entregué a mí misma a Dios, todo mi ser, para obedecer a su vocación en todo, y desde entonces mi vida ha transcurrido dando el mensaje con mi pluma y oralmente delante de grandes congregaciones. No soy yo la que determino mis palabras y acciones en tales momentos. 1MS 44.2
Sin embargo, hay oportunidades cuando deben declararse cosas comunes, pensamientos comunes deben ocupar la mente, deben escribirse cartas comunes y se debe dar información que ha pasado de un obrero a otro. Tales palabras, tal información, no son dadas bajo la inspiración especial del Espíritu de Dios. Se hacen preguntas a veces que no tienen nada que ver con temas religiosos, y esas preguntas deben ser contestadas. Conversamos acerca de casas y tierras, transacciones comerciales y ubicación para nuestras instituciones, sus ventajas y desventajas. 1MS 44.3
Recibo cartas en las que se me pide consejo en cuanto a muchos temas extraños, y aconsejo de acuerdo con la luz que se me ha dado. Vez tras vez los hombres se han opuesto al consejo que se me instruyó que diera porque no querían recibir la luz dada, y tales casos me han inducido a buscar al Señor con todo fervor.—Manuscrito 107, 1909. 1MS 44.4
Mensajes Sedlectos, tomo 1, páginas 27-39
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