Estudio de Profetas y Reyes escogidos polígamos en la Biblia

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Las Escrituras nos hablan de personas escogidas por Dios, las cuales tuvieron más de una esposa al mismo tiempo (polígamos), los cuales fueron aparentemente bendecidos en su ministerio.

¿Aprobaba Dios la poligamia en las vidas de sus escogidos?

Un nuevo enfoque de las Escrituras debe enfatizar que cualquier pasaje debe entenderse a la luz de su total contexto. Este planteamiento reconoce que Dios hablaba a personas específicas, en un punto específico de tiempo, usando un lenguaje y otros símbolos culturales que llevaban el mayor impacto de comunicación. Además Dios tuvo un propósito teológico específico en mente relacionado a las necesidades espirituales de los recipientes de su comunicación. De este modo usaba formas lingüísticas con las cuales los receptores se sentían en casa. Basado en un cuidadoso análisis, traemos las siguientes conclusiones:

Abrahán, amigo de Dios 

Varios hechos pueden aprenderse del estudio de la poligamia de Abrahán. Gén 16-22.

  1. Abrahán fue monógamo cuando Dios lo escogió para ser la cabeza de un pueblo especial. Gén 12-15.
  2. Aparentemente estaba consciente de los requerimientos divinos con relación al matrimonio, pero debido a una falta de confianza en el poder divino violó la ley de Dios al tener una segunda esposa.
  3. El resultado de esta unión fue la discordia y contienda en la familia.

Leemos en Gén 16:4-6

Y él se llegó a Agar, la cual concibió; y cuando vio que había concebido, miraba con desprecio a su señora. 5Entonces Sarai dijo a Abram: Mi afrenta sea sobre ti; yo te di mi sierva por mujer, y viéndose encinta, me mira con desprecio; juzgue Jehová entre tú y yo. 6Y respondió Abram a Sarai: He aquí, tu sierva está en tu mano; haz con ella lo que bien te parezca. Y como Sarai la afligía, ella huyó de su presencia.

Gén. 21:9-11

Y vio Sara que el hijo de Agar la egipcia, el cual ésta le había dado a luz a Abraham, se burlaba de su hijo Isaac. 10Por tanto, dijo a Abraham: Echa a esta sierva y a su hijo, porque el hijo de esta sierva no ha de heredar con Isaac mi hijo. 11Este dicho pareció grave en gran manera a Abraham a causa de su hijo.

  1. Dios no aceptó esta unión como matrimonio, sino que insistió que Sarah era la primera y única verdadera esposa de Abrahán.
  2. El llamado de Dios a la disolución de esta alianza polígama al enviar a la segunda esposa con su hijo, no era igual al divorcio, sino más bien la desintegración de una unión ilícita.

Este método de resolver una unión polígama era más que una simple aplicación local.

Patriarcas y Profetas, pág. 143 dice lo siguiente:

La instrucción impartida a Abrahán tocante a la santidad de la relación matrimonial, había de ser una lección para todas las edades. Declara que los derechos y la felicidad de estas relaciones deben resguardarse cuidadosamente, aun a costa de un gran sacrificio. Sara era la única esposa verdadera de Abrahán. Ninguna otra persona debía compartir sus derechos de esposa y madre. Reverenciaba a su esposo, y en este aspecto el Nuevo Testamento la presenta como un digno ejemplo. Pero ella no quería que el afecto de Abrahán fuese dado a otra; y el Señor no la reprendió par haber exigido el destierro de su rival.

  1. Sólo después que Abrahán renunció a la poligamia y volvió a la monogamia que Dios lo llamó a sacrificar y adorar en el sitio del futuro templo sobre el monte Moriah. Gén. 22:2.

Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré.

  1. Por el resto de su vida, Abrahán dejó de practicar la poligamia, y arregló las cosas para que su hijo Isaac se casara solamente con una esposa.

Gén 24:2-4.

Y dijo Abraham a un criado suyo, el más viejo de su casa, que era el que gobernaba en todo lo que tenía: Pon ahora tu mano debajo de mi muslo, 3y te juramentaré por Jehová, Dios de los cielos y Dios de la tierra, que no tomarás para mi hijo mujer de las hijas de los cananeos, entre los cuales yo habito; 4sino que irás a mi tierra y a mi parentela, y tomarás mujer para mi hijo Isaac.

  1. Como padre amante, Abrahán se aseguró de que todos sus hijos fueran cuidados apropiadamente.

Gén 25:6.

Pero a los hijos de sus concubinas dio Abraham dones, y los envió lejos de Isaac su hijo, mientras él vivía, hacia el oriente, a la tierra oriental.

Jacob, Patriarca de las 12 tribus.

Muchas cosas pudieran decirse de la vida marital de Jacob. Para comenzar, debe observarse que cuando era soltero y años antes de que llegara a ser polígamo, Dios lo llamó a cumplir un papel especial.

Vemos que en Gén 28:13-15 dice

Y he aquí, Jehová estaba en lo alto de ella, el cual dijo: Yo soy Jehová, el Dios de Abraham tu padre, y el Dios de Isaac; la tierra en que estás acostado te la daré a ti y a tu descendencia. 14Será tu descendencia como el polvo de la tierra, y te extenderás al occidente, al oriente, al norte y al sur; y todas las familias de la tierra serán benditas en ti y en tu simiente. 15He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres, y volveré a traerte a esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho.

De acuerdo a la declaración de las Escrituras leemos en Patriarcas y Profetas págs. 186

Convinieron en que serviría a Labán siete años por la mano de Raquel.

En los tiempos antiguos era costumbre que el novio, antes de confirmar el compromiso del matrimonio, pagara al padre de su novia, según las circunstancias, cierta suma de dinero o su valor en otros efectos. Esto se consideraba como garantía del matrimonio.

Sin embargo Jacob cedió a la presión de la costumbre y llegó a ser polígamo.

Gén 29:18-30.

Y Jacob amó a Raquel, y dijo: Yo te serviré siete años por Raquel tu hija menor. 19Y Labán respondió: Mejor es que te la dé a ti, y no que la dé a otro hombre; quédate conmigo. 20Así sirvió Jacob por Raquel siete años; y le parecieron como pocos días, porque la amaba.

21 Entonces dijo Jacob a Labán: Dame mi mujer, porque mi tiempo se ha cumplido, para unirme a ella. 22Entonces Labán juntó a todos los varones de aquel lugar, e hizo banquete. 23Y sucedió que a la noche tomó a Lea su hija, y se la trajo; y él se llegó a ella. 24Y dio Labán su sierva Zilpa a su hija Lea por criada. 25Venida la mañana, he aquí que era Lea; y Jacob dijo a Labán: ¿Qué es esto que me has hecho? ¿No te he servido por Raquel? ¿Por qué, pues, me has engañado? 26Y Labán respondió: No se hace así en nuestro lugar, que se dé la menor antes de la mayor. 27Cumple la semana de ésta, y se te dará también la otra, por el servicio que hagas conmigo otros siete años. 28E hizo Jacob así, y cumplió la semana de aquélla; y él le dio a Raquel su hija por mujer. 29Y dio Labán a Raquel su hija su sierva Bilha por criada. 30Y se llegó también a Raquel, y la amó también más que a Lea; y sirvió a Labán aún otros siete años.

Las consecuencias de este matrimonio plural fueron de contienda entre las esposas, pesar para Jacob, y discordia y odio entre sus hijos. Después del llamado de Dios a regresar a su hogar ancestral experimentó una transformación de carácter en el río Jaboc.

Un estudio meticuloso de las secciones cronológicas de la historia de Jacob muestra que hay varias líneas de evidencias de un cambio radical en el status marital de Jacob para esa época.

  • En vista de que antes del evento del cambio de vida las Escrituras repetidamente mencionan que Jacob se había acostado con las 4 mujeres; después de este cambio, no hay evidencia de relaciones sexuales con nadie, sino con Raquel.

Gén 35:16-19.

Después partieron de Bet-el; y había aún como media legua de tierra para llegar a Efrata, cuando dio a luz Raquel, y hubo trabajo en su parto. 17Y aconteció, como había trabajo en su parto, que le dijo la partera: No temas, que también tendrás este hijo. 18Y aconteció que al salírsele el alma (pues murió), llamó su nombre Benoni; mas su padre lo llamó Benjamín. 19Así murió Raquel, y fue sepultada en el camino de Efrata, la cual es Belén.

  • Durante los próximos 10 años o después de la experiencia de Jaboc la única mujer que dio a luz fue su esposa Raquel.

Gén 35:18

18 Y aconteció que al salírsele el alma (pues murió), llamó su nombre Benoni; mas su padre lo llamó Benjamín.

  • En vista de que antes de su conversión Jacob se refirió tanto a Raquel como Lea como mis esposas.

Gén 30:26.

Dame mis mujeres y mis hijos, por las cuales he servido contigo, y déjame ir; pues tú sabes los servicios que te he hecho.

Después, la única a que llamó mi esposa fue a Raquel.

Gén 44:27.

Entonces tu siervo mi padre nos dijo: Vosotros sabéis que dos hijos me dio a luz mi mujer

Mientras que omitió clasificar a Lea como mi esposa cuando habló de ella.

Gén 49:31.

Allí sepultaron a Abraham y a Sara su mujer; allí sepultaron a Isaac y a Rebeca su mujer; allí también sepulté yo a Lea.

  • Puesto que antes de este encuentro, Moisés identifica a Raquel y a Lea como las dos esposas de Jacob,

Gén 32:22.

Y se levantó aquella noche, y tomó sus dos mujeres, y sus dos siervas, y sus once hijos, y pasó el vado de Jaboc.

Luego solo Raquel es catalogada como la esposa de Jacob.

Gén 46:19.

Los hijos de Raquel, mujer de Jacob: José y Benjamín.

Mientras que las otras mujeres fueron simplemente referidas que le dieron hijos a Jacob.

Los hechos ya mencionados sobre la terminación de Jacob de sus prácticas polígamas parecen estar corroborados con la cita de Patriarcas y profetas, pág 350:

La poligamia se practicó desde tiempos muy antiguos. Fue uno de los pecados que trajo la ira de Dios sobre el mundo antediluviano y sin embargo, después del diluvio esa práctica volvió a extenderse. Hizo Satanás un premeditado esfuerzo para corromper la institución del matrimonio, debilitar sus obligaciones, y disminuir su santidad; pues no hay forma más segura de borrar la imagen de Dios en el hombre, y abrir la puerta a la desgracia y al vicio.

Después que Jacob renunció a sus pecados, incluyendo el de la poligamia, por gracia Dios lo perdonó de sus errores pasados. Sólo cuando el llegó a ser monógamo fue que Dios lo invitó a adorar en Betel, “la casa de Dios”:

Gén 35: 1-7.

Dijo Dios a Jacob: Levántate y sube a Bet-el, y quédate allí; y haz allí un altar al Dios que te apareció cuando huías de tu hermano Esaú. 2Entonces Jacob dijo a su familia y a todos los que con él estaban: Quitad los dioses ajenos que hay entre vosotros, y limpiaos, y mudad vuestros vestidos. 3Y levantémonos, y subamos a Bet-el; y haré allí altar al Dios que me respondió en el día de mi angustia, y ha estado conmigo en el camino que he andado. 4Así dieron a Jacob todos los dioses ajenos que había en poder de ellos, y los zarcillos que estaban en sus orejas; y Jacob los escondió debajo de una encina que estaba junto a Siquem.

5 Y salieron, y el terror de Dios estuvo sobre las ciudades que había en sus alrededores, y no persiguieron a los hijos de Jacob. 6Y llegó Jacob a Luz, que está en tierra de Canaán (esta es Bet-el), él y todo el pueblo que con él estaba. 7Y edificó allí un altar, y llamó al lugar El-bet-el, porque allí le había aparecido Dios, cuando huía de su hermano.

Cuando Jacob dejó la poligamia, solo entonces Dios le renovó el pacto con él. Aparentemente nunca más Jacob practicó la poligamia. Sin embargo, hasta el día de su muerte cuidó y veló apropiadamente por sus hijos y sus madres.

Moisés, gran libertador de Israel.

Después que huyó de Egipto, Moisés se casó con Séfora, hija de Jetro, sacerdote de Madián. Ex. 2:16 -3:1.

Más tarde se hace mención de la mujer Cusita que había tomado,

Núm. 12:1.

María y Aarón hablaron contra Moisés a causa de la mujer cusita que había tomado; porque él había tomado mujer cusita.

De este modo algunos han concluido que Moisés era polígamo. Que una de sus esposas era madianita, la hija de un sacerdote, y que la otra era una mujer etíope. Sin embargo, hay algún indicio bíblico de una íntima relación entre estos dos términos. En Habacuc 3:7 los nombres Cusán y Madián ocurren en paralelismo sinónimo, sugiriendo que los términos se refieren al mismo lugar.

Habacuc 3:7

He visto las tiendas de Cusán en aflicción;

Las tiendas de la tierra de Madián temblaron.

En Patriarcas y Profetas, pág 402 leemos:

Aunque se la llama «mujer cusita» (V.M.) o «etíope,» la esposa de Moisés era de origen madianita, y por lo tanto, descendiente de Abrahán. En su aspecto personal difería de los hebreos en que era un tanto más morena. Aunque no era israelita, Séfora adoraba al Dios verdadero.

Por tanto Moisés no era polígamo, ya que la madianita y la cusita eran la misma mujer.

David, un hombre conforme al corazón de Dios

Dios llamó a David, un hombre conforme a su propio corazón.

Leemos en 1º Samuel 13:14:

Mas ahora tu reino no será duradero. Jehová se ha buscado un varón conforme a su corazón, al cual Jehová ha designado para que sea príncipe sobre su pueblo, por cuanto tú no has guardado lo que Jehová te mandó.

Esta frase le fue aplicada cuando David era soltero, viviendo de conformidad con la voluntad de Dios. Vea a 1º Samuel 16: 7-23.

En este punto de su vida, claramente antes de practicar la poligamia fue escogido por Dios y ungido por Samuel como el futuro rey de Israel.

Cuando David se apartó de las normas morales de Dios y comenzó a practicar la poligamia, ya no era un hombre conforme al corazón de Dios.

Leemos en el libro Spiritual Gifts, tomo 4ª, pág. 87 lo siguiente:

“Fue cuando David era puro y andaba en el consejo de Dios, que Dios lo llamó un hombre conforme a su propio corazón. Cuando David se apartó de Dios, y manchó por sus crímenes su carácter virtuoso ya no era un hombre conforme al corazón de Dios. Dios no le justificó lo más mínimo en sus pecados, pero envió a Natán, su profeta, con terribles denuncias a David porque había transgredido el mandamiento del Señor. Dios muestra su desagrado en haber tenido David una pluralidad de esposas visitándole con juicios y permitiendo que el mal se levantara contra él desde su propia casa. La terrible calamidad que permitió Dios que le viniera a David que por su integridad fue una vez llamado un hombre conforme al corazón de Dios, es evidencia a las generaciones posteriores de que Dios no justificaría a nadie en la transgresión de sus mandamientos, sino que ciertamente castigará al culpable, por muy justo y favorecido de Dios hubiese sido en una ocasión cuando seguía al Señor en pureza de corazón. Cuando los justos se vuelven de su justicia y practican el mal, su justicia pasada no los salvará de la ira de un Dios justo y santo”.

En el tiempo, cuando David llegó a ser rey en Jerusalén tuvo por lo menos 6 esposas. Veamos:

2º Sam. 3:1-5.

Hubo larga guerra entre la casa de Saúl y la casa de David; pero David se iba fortaleciendo, y la casa de Saúl se iba debilitando.

Y nacieron hijos a David en Hebrón; su primogénito fue Amón , de Ahinoam jezreelita; 3su segundo Quileab, de Abigail la mujer de Nabal el de Carmel; el tercero, Absalón hijo de Maaca, hija de Talmai rey de Gesur; 4el cuarto, Adonías hijo de Haguit; el quinto, Sefatías hijo de Abital; 5el sexto, Itream, de Egla mujer de David. Estos le nacieron a David en Hebrón.

Al llegar a ser más y más exitoso David vagaba lejos de Dios y se casó con más mujeres.

2º Sam. 5:6-13.

Cuando David cometió adulterio y luego mató al esposo de Betsabé para ocultar su crimen, permaneció sin castigo durante un tiempo. 2º Sam. 11.

Sin embargo, cuando David se casó con Betsabé, Dios envió al profeta Natán con un mensaje de reproche y juicio.

Una cuidadosa investigación del mensaje de Dios como se registra en 2º Sam. 12:7-8 no da evidencia de aprobación divina por la poligamia de David.

2º Sam. 12:7-8

Entonces dijo Natán a David: Tú eres aquel hombre. Así ha dicho Jehová, Dios de Israel: Yo te ungí por rey sobre Israel, y te libré de la mano de Saúl, 8y te di la casa de tu señor, y las mujeres de tu señor en tu seno; además te di la casa de Israel y de Judá; y si esto fuera poco, te habría añadido mucho más.

El claro pronunciamiento del desagrado divino en 2º Sam. 12:9-12 revela varios elementos esenciales para una propia comprensión de las perspectiva divina sobre la poligamia:

2º Sam. 12:9-12

¿Por qué, pues, tuviste en poco la palabra de Jehová, haciendo lo malo delante de sus ojos? A Urías heteo heriste a espada, y tomaste por mujer a su mujer, y a él lo mataste con la espada de los hijos de Amón. 10Por lo cual ahora no se apartará jamás de tu casa la espada, por cuanto me menospreciaste, y tomaste la mujer de Urías heteo para que fuese tu mujer. 11Así ha dicho Jehová: He aquí yo haré levantar el mal sobre ti de tu misma casa, y tomaré tus mujeres delante de tus ojos, y las daré a tu prójimo, el cual yacerá con tus mujeres a la vista del sol. 12Porque tú lo hiciste en secreto; mas yo haré esto delante de todo Israel y a pleno sol.

El juicio de Dios fue de acuerdo con los 3 pecados que cometió David:

  • Adulterio
  • Asesinato
  • Poligamia

a- Por el crimen de asesinato, David perdió 4 de sus hijos.

b- Por su adulterio otro dormiría con sus esposas.

c- Y por casarse con Betsabé perdería todas sus otras esposas.

Cuando Absalón se apropió de las esposas de David durante su intento de apoderarse del reino, David reconoció el directo y completo cumplimiento del juicio profético. Así cuando retornó al poder después de suprimir la rebelión como un hombre arrepentido y reconvertido, David ahora se aparta de sus otras esposas.

2º Sam. 20:3

Y luego que llegó David a su casa en Jerusalén, tomó el rey las diez mujeres concubinas que había dejado para guardar la casa, y las puso en reclusión, y les dio alimentos; pero nunca más se llegó a ellas, sino que quedaron encerradas hasta que murieron, en viudez perpetua.

Reteniendo sólo a Betsabé como esposa, aunque ya no cohabitaba con estas otras mujeres, David proveyó para su cuidado y protección durante el resto de sus vidas.

De acuerdo al registro bíblico, David se quedó casado solamente con Betsabé por el resto de su vida. Aun cuando una virgen hermosa fue traída para calentarle, jamás llegó a involucrarse en la poligamia:

1º Reyes 1:4.

Y la joven era hermosa; y ella abrigaba al rey, y le servía; pero el rey nunca la conoció.

De este modo, el hombre que comenzó como un hombre conforme al corazón de Dios, pasó la última década de su vida viviendo más íntimamente de acuerdo con los mandatos divinos, incluyendo sus regulaciones maritales.

Al final de su vida, dice Spiritual Gifts, Tomo 4ª, pág. 94, lo siguiente:

Los años finales de la vida de David estaban marcados con la devoción fiel a Dios. Se lamentaba de sus pecados y la separación de los justos, precepto divino los cuales había oscurecido su carácter y dado ocasión a los enemigos del Señor para blasfemar…” 

Salomón, amado del Señor 

La vida de Salomón puede resumirse como sigue:

  • Durante los primero 20 años de su 40 años de reinado, Salomón era una persona temerosa de Dios que vivía de conformidad con el matrimonio de una sola esposa como fue establecido en el Edén, 1º Reyes 2:39-3:1.
  • Durante este tiempo Dios le apareció 2 veces a Salomón en sueño prometiendole bendiciones si seguía sus requerimientos, 1º Reyes 3,9.
  • También durante este período, Salomón edificó y dedicó el templo, 1º Reyes 6-8.
  • Sin embargo, el registro muestra que vagaba lejos de Dios y violaba las prohibiciones especificadas en Deuteronomio con relación a la acumulación excesiva de riqueza, de obtener caballos de Egipto y la poligamia, mayormente con los incrédulos 1ª Reyes 10:14-11:3

Confirmamos esto en Deut. 17:16-17:

Pero él no aumentará para sí caballos, ni hará volver al pueblo a Egipto con el fin de aumentar caballos; porque Jehová os ha dicho: No volváis nunca por este camino. 17Ni tomará para sí muchas mujeres, para que su corazón no se desvíe; ni plata ni oro amontonará para sí en abundancia.

Cuando esto sucedió, Dios lo reprendió y trajo juicio sobre él:

1º Reyes 11:9-13.

Y se enojó Jehová contra Salomón, por cuanto su corazón se había apartado de Jehová Dios de Israel, que se le había aparecido dos veces, 10y le había mandado acerca de esto, que no siguiese a dioses ajenos; mas él no guardó lo que le mandó Jehová. 11Y dijo Jehová a Salomón: Por cuanto ha habido esto en ti, y no has guardado mi pacto y mis estatutos que yo te mandé, romperé de ti el reino, y lo entregaré a tu siervo. 12Sin embargo, no lo haré en tus días, por amor a David tu padre; lo romperé de la mano de tu hijo. 13Pero no romperé todo el reino, sino que daré una tribu a tu hijo, por amor a David mi siervo, y por amor a Jerusalén, la cual yo he elegido.

Consideremos lo que dice Profetas y Reyes, págs. 56-57:

Despertando como de un sueño al oír esta sentencia de 57 juicio pronunciada contra él y su casa, Salomón sintió los reproches de su conciencia y empezó a ver lo que verdaderamente significaba su locura. Afligido en su espíritu, y teniendo la mente y el cuerpo debilitados, se apartó cansado y sediento de las cisternas rotas de la tierra, para beber nuevamente en la fuente de la vida. Al fin la disciplina del sufrimiento realizó su obra en su favor. Durante mucho tiempo le había acosado el temor de la ruina absoluta que experimentaría si no podía apartarse de su locura; pero discernió finalmente un rayo de esperanza en el mensaje que se le había dado. Dios no le había cortado por completo, sino que estaba dispuesto a librarle de una servidumbre más cruel que la tumba, servidumbre de la cual él mismo no podía librarse.

Con gratitud Salomón reconoció el poder y la bondad de Aquel que es el más «alto» sobre los altos (Ecl. 5: 8, V. M.); y con arrepentimiento comenzó a desandar su camino para volver al exaltado nivel de pureza y santidad del cual había caído. No podía esperar que escaparía a los resultados agostadores del pecado; no podría nunca librar su espíritu de todo recuerdo de la conducta egoísta que había seguido; pero se esforzaría fervientemente por disuadir a otros de entregarse a la insensatez. Confesaría humildemente el error de sus caminos, y alzaría su voz para amonestar a otros, no fuese que se perdiesen irremisiblemente por causa de las malas influencias que él había desencadenado.

Podemos concluir que en este punto de su vida que Salomón renunció a su práctica pecaminosa, por lo cual, él mismo, al final de sus días dijo:

Eclesiastés 2: 8, 11, 13

8 Me amontoné también plata y oro, y tesoros preciados de reyes y de provincias; me hice de cantores y cantoras, de los deleites de los hijos de los hombres, y de toda clase de instrumentos de música.

11 Miré yo luego todas las obras que habían hecho mis manos, y el trabajo que tomé para hacerlas; y he aquí, todo era vanidad y aflicción de espíritu, y sin provecho debajo del sol.

13 Y he visto que la sabiduría sobrepasa a la necedad, como la luz a las tinieblas.

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