Juan Pablo II, el mayor fabricante de beatos de la Historia
Actualmente, en la «fábrica de santos» están abiertos cerca de 2. 000 procesos de beatificación y de canonización. Lo más chocante es que a lo largo de la Historia se ha llegado incluso a santificar a personajes inexistentes. Actualmente se necesita que sea «certificado un milagro» para la beatificación…
El Papa Juan Pablo II, que deberá anunciar próximamente la beatificación de la madre Teresa de Calcuta, es el mayor «fabricante» de santos y beatos en la historia de la Iglesia católica.
En 24 años de pontificado, Juan Pablo II ha realizado 1. 288 beatificaciones, más de las que han proclamado en cuatro siglos todos sus predecesores juntos y ha canonizado a 464 de los 758 santos con los que cuenta la Iglesia católica desde el siglo XVI.
Juan Pablo II supera él solo el número de beatificaciones llevadas a cabo por sus 33 predecesores desde 1594, año de la fundación de la Congregación para las causas de los santos, que en medios vaticanos es llamada la «Fábrica de santos».
Antes de 1594, los beatos y los santos eran proclamados «vox populi» (por aclamación popular) o porque se les rendía culto «immemorabili» (desde tiempos inmemoriales).
Como resultado de ello, se santificaron personajes inexistentes, incluso en opinión de la iglesia católica, a tal punto que bajo el pontificado de Pablo VI se procedió a una verdadera limpieza del santoral.
Entre muchos otros, los encargados de la operación «claridad-santidad» borraron del calendario a Santa Filomena, que nunca existió, y San Jorge, el santo del dragón, cuya existencia es dudosa y sólo se salvó de la criba por ser el protector de Gran Bretaña. No obstante, descendió de rango y quedó presente únicamente en el santoral local.
Actualmente, en la «fábrica de santos» están abiertos cerca de 2. 000 procesos de beatificación y de canonización.
La reforma del Código de Derecho Canónico, adoptada en 1983, facilitó el proceso que conduce a la santidad. El camino que hay que recorrer tiene ahora tres etapas: confirmación de las «virtudes heroicas» del candidato, beatificación y luego canonización. Se necesita que sea «certificado un milagro» para la beatificación y otro para la canonización, salvo en el caso de los mártires.
Generalmente es el obispo de la diócesis a la que pertenece el «candidato» quien pone en marcha el proceso de beatificación, pero ello no debe hacerse hasta cinco años después de su muerte. Una vez realizado el pedido, se pone en marcha una investigación y se reunen testimonios.
Haciendo una excepción a la regla de los cinco años, Juan Pablo II autorizó recientemente la apertura del proceso de beatificación de Madre Teresa de Calcuta, fallecida en septiembre de 1997.
Otro proceso rápido ha sido el de Padre Pio da Pietrelcina, el religioso italiano de los estigmas, venerado como un santo en su país, quien fue canonizado en junio del año pasado.
Una vez iniciada la causa, la investigación tiene que encontrar pruebas de que el candidato practicaba la fe de manera «heroica».
Para certificar la validez de los «milagros», la Congregación para las causas de los santos cuenta un equipo de 70 médicos y expertos, que deben corroborar que por ejemplo una curación fue «instantánea, total e inexplicable».
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