La Predestinacion
Angel Manuel Rodríguez.
Doctor en Teología
Especialista en Antiguo Testamento, Santuario y Expiación.
Durante siglos, el tema de la predestinación para la iglesia ha sido
motivo de estudio. Las discusiones plantean asuntos relacionados con la libertad
que tiene el ser humano, la soberanía de Dios, y la relación que
existe entre el Creador y sus criaturas.
Con la finalidad de mantener el concepto de la libertad humana, algunos planteamientos
en cierto modo limitan la soberanía de Dios. Otros en cambio, realizan
un señalado esfuerzo para subrayar la soberanía de Dios, y con
ello sacrifican la libertad del hombre. Un tercer grupo, para mantener ambos
conceptos han elaborado complicadas argumentaciones teológicas.
Para estudiar temas de esta naturaleza uno se enfrenta con un dilema, ¿por
dónde empezar? Sugiero que cada uno analice el tema comenzando a buscar
en una concordancia la palabra "predestinación". Considerando
que la mayor parte de la argumentación está centrada en el Nuevo
Testamento, recomiendo que se concentre en dicha sección de la Biblia.
Limitaré mis comentarios con la esperanza de estimularlo a proseguir
con el estudio de este tema tan importante.
Le adelanto que el sustantivo predestinación no es utilizado en el Nuevo
Testamento. Lo que uno encuentra es el verbo predestinar (del griego proorizo,
que significa "decidir de antemano"). Un estudio del contenido de
los seis versículos en los cuales aparece este verbo, revela lo siguiente:
1. La acción de predestinar fue hecha por Dios en la eternidad. Se dice
que la decisión divina de predestinar se realizó "antes de
los siglos" (1 Cor. 2:7). Esta expresión probablemente hace referencia
al tiempo que hubo antes de la creación de este mundo. Esto implica que
dicha decisión soberana de Dios no es el resultado de la influencia de
ningún ser creado, por cuanto fue hecha antes de que ellos existieran.
El énfasis está en la libertad divina.
2. La predestinación hecha por Dios supone un plan divino. Sea cual fuere
la predeterminación de Dios, ella no es resultado de una decisión
accidental. Él tiene un plan, y lo que sucede es resultado de su puesta
en marcha: "En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados
conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio
de su voluntad" (Efe. 1:11). Este plan fue de concepción divina
en respuesta a un deseo de Dios y fue desarrollándose con el tiempo de
acuerdo a su voluntad. El fundamento y la motivación del plan es el amor
(Ibíd., vers. 5). Esto indica que el proyecto fue trazado para beneficiar
a sus criaturas.
3. La predestinación de Dios y Cristo. Lo que Jesús experimentó
en las manos de Herodes, de Pilato, los gentiles y el resto del pueblo de Israel,
es lo que Dios ya había "determinado que sucediera" (Hech.
4:28). Fíjese que no determinó de antemano las malas acciones
de los enemigos de Dios pero, sí anticipó los sufrimientos que
padecería el Salvador en manos de los malvados. Dios no necesita impulsar
a los malvados a que realicen malas acciones, por cuanto para esa gente es natural
hacerlas. Con todo, incluso Dios utiliza el mal que ellos realizan para realizar
el plan de salvación.
También Pablo sugiere que Jesús fue predestinado por Dios "para
que él sea el primogénito entre muchos hermanos" (Rom. 8:29).
La encarnación del Hijo de Dios forma parte del plan divino trazado desde
la eternidad. Consistía en que él llegaría a ser uno de
los nuestros, convirtiéndose en hermano de los pecadores.
4. La predestinación de Dios y los creyentes. Hay algunos asuntos específicos
que Dios predeterminó para su pueblo. Estableció que su sabiduría
se manifestaría en la persona de Cristo "para nuestra gloria"
(1 Cor. 2:7). Esto no es algo que Dios quizás haría por nosotros.
Mas bien, se trata de una determinación suya. Algo que él determinó
hacer en favor de los creyentes. Gracias a Cristo somos glorificados.
Dios también "nos predestinó para ser adoptados como hijos
suyos por medio de Jesucristo" (Efe. 1:5). Para Dios este no es un tema
negociable. Lo decidió unilateralmente, planificando un camino para que
pudiera cristalizarse la adopción a la familia celestial antes de que
nosotros fuésemos creados. Además, el plan incluyó la intención
de Dios de que llegáramos a tener la imagen de su Hijo (véase
Rom. 8:29). Este es su plan para aquellos que lo aman (Ibíd.). Nuestro
Salvador predeterminó el plan de trasformarnos cuando llegara el momento.
5. Dios predeterminó todos los aspectos relacionados con la salvación.
Con relación a la salvación de los que amaran a Dios, el Eterno
no dejó nada liberado al azar. La predestinación, fundamentada
en el conocimiento anticipado que Dios tiene, una vez puesta en marcha, a su
debido tiempo puso a nuestro alcance el plan de salvación. La aceptación
por parte nuestra nos conduce a la justificación y a la consiguiente
glorificación cuando Cristo se manifieste por segunda vez (Rom. 8:30).
En la tierra ni en parte alguna existe poder que sea capaz de alterar los planes
de Dios, a no ser el rechazo de los propios beneficiarios.
La palabra predestinación, es buena e importante. El uso de la forma
verbal indica que se trata del inalterable plan de salvación trazado
por Dios en favor de sus criaturas, gracias a la encarnación, muerte
y resurrección de Jesús nuestro Salvador. El sólo conoce
el significado positivo de esta palabra. Con este verbo nosotros no podemos
desarrollar una doctrina basada en la doble predestinación que algunos
plantean.
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