Las Lenguas del Antiguo Testamento – Parte 1

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Las Lenguas del Antiguo Testamento – Parte 1


I. Hebreo
El hebreo pertenece al grupo occidental de idiomas semíticos (la voz “semítico” proviene de Sem, el hijo mayor de Noé). Está muy relacionado con la lengua de la antigua Ugarit, y con el fenicio y el moabita. El *cananeo solamente se conoce por palabras ocasionales en las cartas de *Amarna. Probablemente fue la lengua madre del hebreo. En el AT se lo denomina “lengua (lit. ‘labio’) de Canaán” (Is. 19.18) o “de Juda (2 R. 18.26s; cf. Is. 36.11 ss y Neh. 13.24). La designación “hebreo” aparece por primera vez en el prólogo a Eclesiástico (Ben Sirá, ca. 180 a.C.).

Una característica de los idiomas semíticos es la raíz de tres consonantes que actúa como una especie de marco para una serie de combinaciones vocálicas. La inserción de esta combinación de vocales en el marco le da el significado específico. En kohen, por ejemplo, k-h-n sería el marco consonántico y o-e la combinación de vocales. La fuerza de o-e es aproximadamente equivalente a la del participio presente en cast., por lo que koµheµn, “(el que está) ministrando”.

La escritura heb. proviene de la semítica septentrional o fenicia (* Escritura). Consiste en 22 consonantes (posteriormente se hizo una distinción entre s y s, por lo que llegaron a ser 23). Se escribe de derecha a izquierda. Contiene varios sonidos que no encontramos en los idiomas indoeuropeos; p. ej. consonantes enfáticas (t, k, [q], y s) y el `ayin (`) laringal. A menudo se transliteró esta última mediante la gamma en gr., como, por ejemplo, en “Gomorra”. Cuando ya no se hablaba mucho el hebreo, se insertó un sistema de signos encima, debajo, y dentro de las consonantes, para indicar las vocales correctas (* Textos y versiones).

Esta vocalización representa una etapa sincrónica importante en hebreo, y es el resultado de una tradición sumamente ilustrada y confiable, como lo muestra, por ejemplo, el cuidado con que observa la distinsión que existía originalmente entre ciertas vocales de verbos “sustantivales” y “adjetivales”, en los que modificaciones del marco consonántico revelan sus formas primitivas. También hay una cantidad de signos extraalfabéticos, y de puntuación y entonación. Para el heb. bíblico, la pronunciación que más se adopta es la sefaradí (juedoespañola).

Los escribas evitaban escrupulosamente todo cambio en el texto consonántico. Cuando suponían la existencia de un error de transcripción, o en los casos en que una palabra ya no tenía un uso decoroso, colocaban el vocablo que consideraban correcto o preferible en el margen y añadían las vocales de dicha palabra a la del texto (sobre la cual a menudo se colocaba un pequeño círculo). Las consonantes en el texto se denominan Ketib (“lo escrito”), y a las del margen Qere’ (“lo que debe leerse”).

El hebreo no posee artículo indeterminado. Se coloca el artículo determinado (ha) como prefijo del sustantivo. Su uso difiere, en muchos detalles, del uso del artículo determinado en castellano. Por ejemplo, los pronombres y los adjetivos demostrativos lo toman cuando se utilizan atributivamente con un sustantivo determinado en su referencia (p. ej. el libro, el esto; el hombre, el gordo). También se emplea con un miembro de la clase o con algo previamente mencionado.
En los sustantivos en heb. se distingue género y número. El género es gramatical: tanto a las cosas animadas como a las inanimadas se les asigna género. Generalmente el femenino tiene una terminación específica (-a). Cierto número de sustantivos femeninos, sin embargo, no tienen terminación, pero se indica su género por la concordancia de adjetivo y verbo. El hebreo también posee una terminación específica para el dual, que en gran parte está limitado a los miembros del cuerpo que existen por pares; pronto se descartaron las terminaciones de los casos, pero quedan algunos rastros.

Hay dos clases principales de verbos: los que tienen cognados sustantivales, y aquellos con cognados adjetivales. Generalmente hablando, el verbo “sustantival” es dinámico; mientras que el “adjetival” (a menudo llamado “estativo”) es estático. El verbo indica primariamente el tipo de acción, y distingue dos aspectos principales: la acción completa (perfectivo) y la no completa (imperfectivo). Para el perfectivo el elemento pronominal va como sufijo, para el imperfectivo como prefijo. En el perfectivo el género se distingue en la tercera persona singular y en la segunda persona plural. El hebreo tiene una cantidad de formas verbales para determinadas categorías de acción, como frecuentativo, causativo, tolerativo, etc.


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