Los Entretenimienmtos y Recreaciones

Publicado por - en

Nadie duda que los niños y jóvenes necesitan de momentos de esparcimiento y recreación. Lo mismo puede afirmarse de los adultos, y gente de mayor edad aún. Pero el problema que siempre ha preocupado a los hijos de Dios es el de las pautas y normas de evaluación a aplicarse en la selección y práctica de las recreaciones y entretenimientos.

El tema ha sido objeto de discusión y estudio, con las mejores intenciones, en iglesias, sociedad de jóvenes, escuelas y colegios, campamentos juveniles y comisiones especiales nombradas al efecto, pero no siempre con los mejores resultados. Todo esto ha motivado numerosas consultas a la pluma inspirada donde el problema fue objeto de investigación y estudio en diversas oportunidades.

Lo que se ofrece a continuación es una recopilación de algunos documentos surgidos de esos estudios. Contienen preciosa instrucción del Señor, juntamente con opiniones de algunos de nuestros pastores que participaron de estos estudios. Es muy posible que no todas las preguntas encuentren respuesta en estas páginas, pero creemos que hay en ellas principios que pueden orientar clara y definidamente en este delicado asunto de los entretenimientos y recreaciones. En todo caso, merecen un cuidadoso estudio.


DEPORTES EN NUESTROS COLEGIOS SECUNDARIOS Y SUPERIORES

El asunto de los deportes en nuestros colegios guardadores del sábado es consultado a menudo por profesores y alumnos preocupados. Debemos considerar el asunto desde el punto de vista de los grandes principios involucrados. Hay un principio básico para este estudio en el libro La Educación. El primer párrafo del capítulo acerca de la «Recreación» dice:
Hay una distinción entre recreación y diversión. La recreación, cuando responde a su nombre, re-creación, tiende a fortalecer y reparar. Apartándonos de nuestros cuidados y ocupaciones comunes, provee refrigerio para la mente y el cuerpo y de ese modo nos permite volver con nuevo vigor al trabajo serio de la vida. Por otra parte, se busca la diversión para experimentar placer y con frecuencia se la lleva al exceso; absorbe las energías requeridas para el trabajo útil y resulta de ese modo un obstáculo para el verdadero éxito de la vida.» La Educación, p. 203.

Esto está en plena armonía con los consejos escritos en 1868, que aparecen en el primer volumen de Testimonies for the Church. El capítulo titulado «Recreación para los Cristianos» comienza con las palabras:
Me fue mostrado que los guardadores del sábado como pueblo, trabajan demasiado duramente, sin permitirse a sí mismos un cambio o períodos de descanso. La recreación es necesaria para aquellos que están ocupados en trabajo físico, y es mucho más esencial aún para aquellos cuyo trabajo es mayormente mental. No es esencial para nuestra salvación, ni para la gloria de Dios, que mantengamos la mente trabajando constante y excesivamente, aunque ello fuera sobre temas religiosos. «Testimonies, Vol. 1, p. 514.

Al introducir el tema de la recreación, la escritora dice muy claramente que es deber de los cristianos hacer provisión para una recreación adecuada. En su artículo básico acerca del tema de la educación, escrito en 1872, que aparece en Testimonies for the Church, Vol. 3, pp. 131-160, establece claramente que nuestro programa escolar debiera estar bien repartido entre actividades mentales y físicas. Hay tres razones para esto. La actividad física producirá un buen desarrollo físico, lo que es esencial. Es el medio de preparar a los jóvenes para las cosas prácticas de la vida, por cuanto debieran ocuparse en diversas industrias u oficios en relación con el programa escolar. También es un medio de protección contra la inmoralidad, porque un programa constante de estudio sin ejercicios físicos adecuados pone el fundamento para prácticas inmorales.

De este modo en una fecha temprana, la iglesia tuvo ante sí el ideal. un programa educativo bien equilibrado entre actividades mentales y físicas, a ser seguido en todos nuestros colegios.
La pluma inspirada sufrió un gran chasco cuando se enteró que los hermanos habían escogido un sitio reducido en la ciudad de Battle Creek para nuestro primer colegio. La visión que se le había dado era de un colegio en el campo, con industrias y agricultura, un colegio alejado de las diversiones y tentaciones de la vida urbana, un colegio donde se fomentara el aspecto práctico de la educación. De tal lugar habrían de salir jóvenes preparados para la vida en un mundo que se hunde en la condenación, preparados para el servicio en la proclamación del mensaje del regreso de Jesús. Ella se quebrantó y lloró cuando captó la situación que se daba en Battle Creek, con un colegio en el centro de la ciudad.

Al desarrollarse un programa de deportes en los colegios del mundo, también se desarrolló en nuestro colegio de Battle Creek. Teníamos nuestros equipos de fútbol, de béisbol y de baloncesto, hasta había boxeo. Nuestros jóvenes guardadores del sábado con su ambiente de vida saludable y sus vidas libres del alcohol y el tabaco se desempeñaban muy bien. Pero no pasó mucho tiempo hasta que los partidos con otros equipos de la ciudad, y de otras ciudades, llevaron a una gran excitación. Los intereses de gran parte del grupo de alumnos comenzaron a alejarse del objetivo de asegurarse de que cada esfuerzo condujera hacia una preparación adecuada para el servicio, para dar lugar al cultivo de la excitación y el placer. Si se hubiese permitido la continuación de este programa sin ser detenido por mensajes del Señor, nuestro programa educativo habría sufrido grandes perjuicios por el programa de deportes que se había comenzado a fomentar entre nosotros.

Fue en este contexto que la pluma inspirada comenzó a hacer oír una voz de advertencia, mencionando en forma específica ciertos juegos. Mencionó el fútbol, el béisbol y el boxeo. Un mensaje así fue escrito al director del Colegio de Battle Creek a principios de 1893 enfocando la situación. Se habían celebrado reuniones de reavivamiento por ese tiempo, en las cuales el Espíritu del Señor fue derramado en una forma especial. Ella escribió en esta carta lo siguiente:
“Cuando los alumnos del colegio se entregaron a sus juegos de competencias y al fútbol, cuando se dejaron absorber por las diversiones, Satanás vio propicia la oportunidad para introducirse y dejar sin efecto al Espíritu Santo de Dios que quiere modelar y usar a los ser humanos. Si con independencia moral, todos los profesores sin excepción hubiesen cumplido con su deber, si hubiesen comprendido su responsabilidad, si hubieran usado la capacidad que Dios les había dado de acuerdo con la santificación del espíritu mediante el amor a la verdad, habrían tenido vigor espiritual y luz divina para avanzar más y más, y subir por la escalera del progreso que se extiende en dirección al cielo. Es evidente que no apreciaron la luz, no caminaron en ella ni siguieron a la luz del mundo.

Es fácil alejar la influencia del Espíritu Santo mediante la pereza, la conversación y el juego. Caminar en la luz significa mantenerse avanzando en la dirección de la luz. Si uno que fue bendecido se vuelve descuidado y desatento, y no vela en oración, si no exalta la cruz y lleva el yugo de Cristo, si su amor por las diversiones y su lucha por la supremacía absorben sus facultades o capacidades, entonces Dios no es lo primero y lo último en todas las cosas y Satanás se presenta para desempañar su papel mucho más decididamente que ellos, y puede urdir profundas estratagemas para la ruina del alma…» Mensajes Selectos , Vol. 1 pp. 152,153.

Aproximadamente por esta época un estudiante de medicina de Míchigan, escribió a la escritora del libro La Educación, quien se encontraba en Australia, preguntándole acerca de varios asuntos. En su carta de respuesta, ella se refirió al asunto de los deportes en el Colegio de Battle Creek. Al hacerlo estableció claramente los principios involucrados. Aprecio mucho esta declaración porque nos ayuda a ver las verdaderas razones de ciertos consejos que han sido dados. Hallará parte de esta comunicación, que trata de los puntos esenciales, en El Hogar Cristiano. A causa de su relación vital con el tema la citamos a continuación.
“No condeno al ejercicio sencillo del juego de pelota; pero aun esto, con toda su sencillez, puede ser llevado a la exageración.

Siempre temo el casi seguro resultado que sigue a estas diversiones. Provoca un desembolso de recursos que debieran dedicarse a comunicar luz de la verdad a las almas que están pereciendo lejos de Cristo. Las diversiones y el despilfarro de recursos para agradarse a sí mismo, conducen paso a paso a la glorificación propia, y el adiestramiento en estos juegos por placer desarrollan una pasión por tales cosas, que no favorecen el perfeccionamiento del carácter religioso.
“La manera en que se las ha dirigido en el colegio no lleva el sello del cielo. No fortalece el intelecto. No refina ni purifica el carácter. Hay actividades que llevan a costumbres y prácticas mundanales, y quienes participan en ellas quedan tan embargados e infatuados que en el cielo se los declara amadores de placeres más que de Dios. En vez de quedar con el intelecto fortalecido para ser mejores estudiantes, en vez de estar mejor preparados como cristianos para cumplir con sus deberes de tales, al ejercitarse en esos juegos llenan sus cerebros de pensamientos que los desvían de sus estudios…
“¿Se procura sinceramente glorificar a Dios en estos juegos? Sé que no es éste el caso. Se pierde de vista el camino de Dios y su propósito. En este tiempo de gracia, la ocupación de ciertos seres inteligentes es invalidar la voluntad que Dios ha revelado, y poner en su lugar las especulaciones e inventos del agente humano, al lado del cual está Satanás para infundirle su espíritu… El Señor Dios del cielo protesta contra la ardiente pasión que se ha cultivado por la supremacía en los juegos esclavizadores.” El Hogar Cristiano, pp. 453, 454.
La declaración de la escritora cuando dice, «No condeno el ejercicio sencillo del juego de pelota», debiera notarse cuidadosamente. En otras palabras, no había nada inherentemente malo en un juego en que se usa una pelota.
Pero después de hacerse esta declaración expone los peligros de un programa de deportes. Escribe acerca del gasto fuera de proporción de tiempo y de dinero, acerca de la glorificación de los jugadores, y el fomento del amor a los placeres, al punto que se registra en los libros del cielo que son «amadores de los placeres más que de Dios».
Ella sigue diciendo, «La manera en que se las ha dirigido en el colegio no lleva el sello del cielo». –El Hogar Cristiano, pp. 453. Creo que esta frase dice bastante. Ella escribe, por supuesto, acerca de diversiones y juegos en el colegio de Battle Creek.

No hay duda de que la recreación es esencial, pero tal como ella la veía , a medida que los jóvenes avanzan en edad, esta recreación podía hallarse en alguna ocupación útil que rindiese algo de provecho. Había distintos tipos de actividad misionera que proporcionarían verdadera recreación. Este es el ideal que se pone frente a nosotros.
“Hay métodos saludables de ejercicio que pueden ser planeados y que serán de beneficio tanto para el alma como para el cuerpo. Hay una gran obra que hacer y es esencial que todo agente responsable se eduque a fin de hacer esta obra en forma aceptable a Dios. Hay mucho que todos deben aprender, y no puede inventarse un mejor uso del cerebro, los huesos y los músculos, que el aceptar la sabiduría de Dios en la práctica del bien, y la adopción de algún plan para remediar los males existentes en esta época licenciosa y extravagante.
“Es nuestro deber procurar siempre hacer el bien al usar los músculos y el cerebro que Dios les ha dado a los jóvenes, a fin de que sean útiles para otros, aligerando sus labores, suavizando el dolor, levantando a los desanimados, hablando palabras de consuelo a los desesperados, haciendo volver la mente de los estudiantes de las diversiones y juegos que a menudo los llevan más allá de la dignidad de la virilidad y femineidad a la vergüenza y la desgracia. El Señor desea que la mente se eleve. Notebook Leaflets, Vol. 1, Nº 30.

Es evidente que el énfasis de la escritora recae sobre la labor útil. Esta es una de las razones por las cuales nuestros colegios han sido ubicados en el campo, donde hay oportunidades para las industrias y la agricultura. Este fue uno de los factores motivadores en el establecimiento de nuestro colegio en Cooranbong, Australia, a unos 120 kilómetros al norte de la ciudad de Sidney. Ella tomó una parte activa en el establecimiento de este colegio. Mientras estuvo allí colaborando en esta obra, recibió muchas visiones, que revelaban más plenamente los principios que deben gobernarnos en la operación de nuestros colegios.
La experiencia en Avondale
Fue en el contexto del recientemente establecido colegio de Avondale cuando se dieron notables consejos acerca del asunto de los deportes. Podemos hallarlos en Consejos para Maestros, pp. 266-271. Aquí nuevamente debe leerse todo el contenido para comprender los principios fundamentales. Australia es un país amante de los deportes. Tal vez creamos que los americanos son locos por los deportes, pero esta situación se ve aún más intensificada en Australia. Hay tres mil canchas de tenis en la ciudad de Sidney. Cuando Mark Twain visitó a Australia y observó el amor de la gente hacia los deportes, exclamó, «Reposada Australia, donde cada día es feriado; y cuando no es feriado, hay una carrera de caballos.»
Esto tal vez nos ayude en cierto sentido a ver hasta qué grado se han ocupado los australianos en los deportes. La inspiración vio claramente que si los guardadores del sábado habían de realizar la obra que deben hacer, nuestros colegios debían ubicarse lejos de las ciudades, donde los muchos feriados hiciesen menos impacto, donde estuviesen alejados de la excitación del programa de deportes y de las carreras.
Nuestro colegio fue ubicado en el campo, en una parcela de unas 750 hectáreas de tierra. En los años tempranos de la obra, construíamos todos nuestros edificios. Había amplias oportunidades para que todos los estudiantes colaborasen en el trabajo. Era difícil hallar manos para realizar todo lo necesario en la edificación y en la chacra. Gran parte de los estudiantes provenían de familias de limitados recursos financieros. Era con gran dificultad como podían reunir suficientes fondos para mantener en marcha el colegio y conservar a los jóvenes en el colegio cuando sus padres tenían muy poco para enviarles como apoyo financiero. Existía un buen espíritu en el colegio. Los diversos renglones de empleo ofrecidos por el colegio daban recreación a los jóvenes. Había un programa de estudio y trabajo.
Ella sentía que con la bendición del Señor se había logrado apartar a los jóvenes de las seducciones y distracciones del mundo. Al hablar de esto en un congreso de Unión, en 1899, dijo:

“Queremos alejar a los alumnos de la atmósfera contaminada de la ciudad. No quiere esto decir que Satanás no esté aquí. Está aquí, pero estamos haciendo todo lo posible para colocar a los alumnos en las mejores circunstancias, a fin de que puedan fijar sus ojos en Cristo. En el campo no se hallan próximos a la tentación de las carreras de caballos y partidos de cricket. Cierta vez vi en Sidney una gran multitud en una de las calles. Centenares y centenares, y hasta podría decir miles, se hallaban reunidos. ‘¿Qué sucede?’ pregunté. ‘Es por el partido de cricket, y otros los observaban, Satanás jugaba el juego de la vida por sus almas. Por lo tanto decidimos ubicar nuestro colegio donde los estudiantes no viesen ni partidos de cricket ni carreras de caballos. Estamos donde Dios quiere que estemos, y se han producido muchas conversiones en este colegio». Australasian Union Conference Record, 26 de Julio de 1899.

Pero llegó un día no muchos meses después cuando, en 1900, se vieron frente a un feriado. Sin dar la debida consideración a los extensos efectos de ciertas actividades, el personal del colegio, mayormente obreros de Norteamérica, hicieron planes para que, después de una reunión durante la mañana en la cual la pluma inspirada había de dirigir la palabra a los estudiantes, se dedicara la tarde a juegos. Algunos de estos juegos eran de un carácter tal que creaban en el corazón de estos jóvenes el amor al placer y la concentración en los deportes, y el programa de la tarde se dedicó a actividades y juegos. En estas circunstancias se dio el consejo que se halla registrado en Consejos para los Maestros, pp. 266-271.

Estos consejos han inducido a algunos a sentir que es pecaminoso dedicarse a juego alguno, especialmente juegos en los cuales se usa una pelota. Una lectura cuidadosa de la declaración de la autora a la luz de los principios expuestos en la carta a aquel joven, según se los presenta en El Hogar Cristiano, deja ver claramente que tal no es el caso. El punto en discusión es algo más grande y profundo y de mayor alcance; la promoción del amor al placer, que tan fácilmente desplaza el amor a Dios. Es el dedicarse a actividades que en sí mismas pueden ser inocentes pero que pueden en su exceso llegar a ser idolatría.

A la luz de estos principios, veo claramente una diferencia definida entre un día de recreación en el cual se participe en ciertos juegos, y el desarrollo de equipos bien entrenados en nuestros colegios secundarios o superiores para dedicarse a un programa de deportes. Cuando un grupo de jóvenes cristianos, o miembros de una iglesia o empleados de una institución, se reúnen para un día de recreación, pueden jugar ciertos juegos. No hay en esos casos período de entrenamiento ni gran gasto de medios. Unas pocas horas pasadas juntos, se acaban los juegos, y el día proporcionó recreación. Cuán distinto es esto de un programa en el que los jóvenes pueden sentirse llamados a dedicar horas al entrenamiento día tras día, en que se glorifica a ciertos jugadores, y en que unos pocos jóvenes son los que obtienen el ejercicio mientras que los otros están de espectadores y solamente gritan. Esto no es verdadera recreación. La diferencia es obvia.

Y aquí llegamos al asunto de los deportes intercolegiales. Cuando los equipos de deportes de un colegio contra los equipos deportivos de otro colegio, los problemas que pueden surgir en un grado limitado en una institución se intensifica en gran manera. El gran tema de interés durante semanas de anticipación es el partido a jugarse. El tema de conversación e interés después del partido, es acerca del partido jugado. Esto promueve una excitación y un amor hacia el placer que apartan a nuestros jóvenes de un mundo enfermo que está deslizándose a su condenación. Por esta razón no se han fomentado los deportes intercolegiales en nuestras instituciones guardadoras del sábado. Al examinar los frutos que ofrecen estas actividades, hallamos que no alcanzan a aquello que en nuestro corazón comprendemos es lo mejor, y que el Espíritu de Profecía nos ha presentado como lo mejor.
El año pasado, en Australia Occidental, conversé con uno de nuestros médicos que habían estado cuando joven en el colegio en ocasión de esta experiencia en Avondale. Me dijo que a la luz de los consejos de la pluma inspirada, él y otro joven se reunieron para estudiar lo que podían hacer para ayudar a los que los rodeaban. Hallaron que había muchas cosas que podían hacer que proveían recreación y proporcionaban esa experiencia alentadora para el alma que ofrece el servicio cristiano. En poco tiempo comprendieron el valor de los consejos de la ella, que señalan las ventajas de hallar recreación en actividades que fortalecen el carácter además del cuerpo.

Comprendo que a medida que crecen nuestros colegios, es más difícil cumplir con el ideal de Dios de un programa de trabajo y estudio. Es más difícil para los jóvenes hallar actividades que proporcionen remuneración en el ambiente del colegio. Pero ¿no habría todavía muchas actividades que podrían proporcionar algo valioso para el beneficio general del alumnado y el colegio, aún cuando no reportasen remuneración financiera?

Reconozco el lugar del gimnasio en el campus del colegio, así como lo hizo la escritora. Ella destaca que, «Los ejercicios gimnásticos son útiles en muchas escuelas,» La Educación, p. 205; pero sigue recalcando que la recreación más beneficiosa y total se halla en el trabajo productivo. ¿No debiéramos esforzarnos siempre por lograr esto? Cuando nos dedicamos a los diversos juegos en el colegio o en el gimnasio ¿no debiéramos esforzarnos para que la actividad sea tal que constituya verdadera recreación, que no nos desvíe de nuestra experiencia espiritual ni de nuestros logros mentales en el colegio?
Que nuestros jóvenes se hagan estas preguntas: ¿Por qué estudiamos en una academia o colegio cristiano? ¿Cuáles son nuestros objetivos? ¿Contribuyen todas nuestras actividades a estos objetivos? Me siento confiado de que nuestros alumnos experimentarán ricas bendiciones del Señor en la medida en que evalúen este asunto desde el punto de vista de los principios básicos.

Aquellos que deseen estudiar con mayor extensión las declaraciones de la escritora referentes a la recreación hallarán interesante material en los siguientes libros: La Educación, pp. 203-218; Consejos para Maestros, pp. 244-266; una sección entera se dedica a la recreación en El Hogar Cristiano, pp. 447-478. En estos libros se nos muestran claramente los principios involucrados.

Categorías: Temas Diversos

0 comentarios

Deja una respuesta

Marcador de posición del avatar

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *