10. La ley terminó con Juan ¿Quiere decir Lucas 16: 16, que la ley terminó con Juan?
El texto dice: "La ley y los profetas eran hasta Juan; desde entonces si el reino de Dios es anunciado, y todos se esfuerzan por entrar en él". En realidad, este texto no afirma que terminaron o dejaron de tener valor "la ley y los profetas". Quiere decir que esos escritos eran los únicos documentos que contenían, hasta ese entonces, lo revelado por Dios respecto de su reino. Para anunciarlo y convencer a los hombres de su realidad, eran necesarias las enseñanzas y las profecías irrebatibles ofrecidas en "la ley y los profetas". ¿Qué fuerza podía tener esa prédica sin los profetas?
Al recordar solamente algunas expresiones de Jesús, entendemos que
para él "la ley y los profetas", lo que hoy llamamos el Antiguo
Testamento, no pudieron haber terminado. Indicó su permanencia cuando
ordenó escudriñar las Escrituras, porque ellas daban testimonio
de El (Juan 5: 39). Afirmó que la ignorancia de las Escrituras era
la causa del error (Mat. 22: 29). Reiteró su importancia cuando dijo,
citando a Deuteronomio 8: 3:
"No de solo pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale
de la boca de Dios" (Mal. 4: 4). Para explicar el Evangelio a dos discípulos
preocupados, y luego a los once, "les declaraba en todas las Escrituras
lo que de él decían" (Véase Luc. 24: 25-47).
Los apóstoles recomendaron el estudio de las Escrituras y declararon
su utilidad (2 Tim. 3: 15-17); afirmaron que fueron escritas para nuestra
enseñanza (Rom. 15: 4). Sostuvieron que la palabra profética
era una antorcha a la que había que estar atentos (2 Ped. 1: 16-21).
En fin, "la ley y los profetas" eran escrituras tan importantes
que se las cita 280 veces en el Nuevo Testamento. Por lo dicho, queda claro
que esa expresión de Jesús significaba que la "ley y los
profetas" era todo lo que hasta entonces había sido revelado tocante
al reino de Dios.
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