2 Timoteo 3: 16
«Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia». (2 Timoteo 3: 16).
Angel Manuel Rodríguez
Doctor en Teología
Especialista en Antiguo Testamento, Santuario y Expiación.
En toda discusión acerca de la autoridad de la Palabra de Dios, como la cita mencionada, es fundamental analizar bien el texto
1. Lo abarcante de la inspiración. La frase «Toda la escritura»
define la esfera a la cual ser refiere el concepto «inspiración».
Aunque la palabra «escritura» en el Nuevo Testamento en forma sistemática
es utilizada con el propósito de hacer referencia una porción
específica del Antiguo Testamento (Luc. 4:21; Juan 19:37), hay muchos
casos en los cuales el texto hace referencia a la Biblia entera, motivo por
el cual Pablo añade el término «toda». La falta de un
artículo definido ha impulsado a algunos a deducir que la traducción
debería decir «cada escritura», lo que equivale a decir cada
parte de la escritura, en lugar de «toda, la totalidad de la escritura».
Es verdad, ambas traducciones posiblemente tienen el mismo significado. Si cada
parte de la escritura es «inspirada», entonces el todo también
lo es.
2. Relación entre inspiración y escritura. La expresión
griega «es inspirada» es theopneustos, siendo este el único
versículo en el Nuevo Testamento que lo utiliza. No es un verbo. Es un
adjetivo compuesto por dos palabras griegas (theos, «Dios», y pneo,
«aliento») adjetivo verbal al cual se le agregó (tos). Se lo
puede traducir de dos maneras diferentes: a. «inspirar Dios» – lo
que equivale a generar pensamientos acerca de Dios-, lleno del aliento de Dios,
o b. «Dios alentó», sugiriendo la idea que la escritura es
resultado del aliento de Dios. La mayor parte de los entendidos aceptan esta
segunda opción como la más apropiada por cuanto es la que más
se acerca a la terminación que lleva el termino griego (tos, que sugiere
un significado pasivo).
La relación entre este término y la frase «toda escritura»
es discutida por algunos eruditos. Nuevamente, hay dos maneras de traducir el
texto: a. «Toda Escritura inspirada por Dios» o, b. «Toda Escritura
es inspirada por Dios». La primera puede dar la idea de que hay algunas
partes de la Escritura que nos son inspiradas, mientas la segunda define que
toda la Escritura es inspirada por Dios. El argumento está basados en
fundamentos técnicos relacionados con el orden que figuran las palabras
en el griego. En cambio, otros entendidos opinan exactamente lo contrario. Lo
más importante en todo esto es el contexto. Esto sugiere que los apóstoles
no estaban interesados en hacer resaltar alguna diferencia entre lo que es y
lo que no es inspirado por Dios. Esa preocupación es ajena al Nuevo Testamento
y este versículo confirma esa realidad.
3. Significado de inspiración: ¿Qué pretende la frase «toda
Escritura es alentada por Dios»? Quiere decir que fue «inspirada»
por Dios. La palabra «inspirar» viene del Latín inspirare,
«soplar, alentar dentro», y uno de los significados es «alentar,
soplar sobre o dentro». ¡La Escritura es producto de la inspiración
de Dios! Como resultado del aliento de Dios es que Adán llegó
a tener vida (Gen. 2:7), y que el Universo haya llegado a la existencia (Sal.
33:6). ¡El mismo poder creativo de Dios fue necesario para que las escrituras
existieran! El texto que estamos comentando plantea que el fenómeno de
las Escrituras es producto de la maravillosa, exclusiva, e insondable obra del
Creador. Esto es lo que hace de la Palabra de Dios única en su naturaleza
y autoridad. Aunque Dios utilizó a seres humanos, los apóstoles
destacan que las escrituras no son obra de ellos sino de Dios, del mismo modo
como todo lo existente es producto de su poder. El Creador no sólo manifiesta
genialidad en todo lo que hacer también dota a sus obras de confiabilidad.
4. El propósito de la Escritura. El texto finaliza con una definición
del propósito de la Palabra de Dios. No somos invitados a argumentar
acerca de los detalles de la inspiración; al contrario, nos orienta a
someternos a su autoridad. Nuestra doctrina se origina en la Biblia y es mediante
sus enseñanzas que el Espíritu reprende, corrige y nos enseña
vitales principios de la ética cristiana. Cualquier definición
de inspiración que minimice o limite el propósito y la autoridad
de la Palabra de Dios, debe hacernos recordar que «Toda la Escrituras es
inspirada por Dios».
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