El don de profecía, tema 3

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El don profético desde Adán hasta Noé.

EL DON PROFÉTICO EN LA DISPENSACIÓN PATRIARCAL

DE ADÁN A NOÉ

Introducción

El período que estudiaremos en esta corta unidad, comprende la historia de los patriarcas.

Patriarca es el nombre que se le da a los hombres que fueron portavoces de Dios, y

fueron representantes del Altísimo en la primera parte de la historia del mundo.

Generalmente se aplica a los profetas anteriores a Moisés.

Excepto en la Biblia, no existen datos históricos respecto a los hombres que tuvieron comunicación con Dios en la era que nos ocupa. La información nos llega a través del registro sagrado. De esta fuente sabemos que Dios les dio instrucciones claras a sus siervos respecto de su voluntad desde Adán hasta Moisés.

Sabemos que a los patriarcas Dios les reveló no solamente sus propósitos y planes para sus días, sino que les descorrió el velo del futuro lejano y los acontecimientos que tendrían lugar siglos más tarde. Enoc, por ejemplo, vio la segunda venida de Cristo (Judas 14;, Abraham recibió la promesa que en él serían benditas todas las familias de la tierra, anunciándole Dios con esto que de su simiente vendría el Mesías siglos más tarde.

Tan plenamente comprendió Abraham la promesa de un salvador, que el mismo Jesús dijo: “Abraham se gozó por ver mi día, y lo vio y se gozó” (Juan 8:56).

¿Cómo pudo Abraham haber tenido esa percepción y ese conocimiento? ¿Cómo pudo el Padre de la fe haber visto al Salvador y regocijarse por lo mismo? Solo mediante el don de profecía. De esta manera Dios habló a sus santos profetas que fueron desde el principio.

Demos, pues, un repaso somero a la experiencia de estos hombres de fe, que tienen para

nosotros mensajes importantes para nuestros días.

ADÁN

Mientras estaban todavía en el Edén, antes de ser expulsados de su hogar edénico, Adán y Eva recibieron con gozo la promesa de un redentor. Mediante la primera promesa hecha por el mismo Dios registrada en Génesis 3:15, nuestros primeros padres conocieron el plan de salvación. Cuán ampliamente se les explicaron los detalles del mismo, no lo sabemos.

Lo que sí sabemos es que Adán y Eva, en su estado caído, esperaron ver cumplida la promesa de un salvador hecha por Dios. En la promesa se les aseguró que no serían completamente abandonados a merced del enemigo. Supieron con certeza que serían rescatados, solo que debían esperar.

La Palabra de Dios asegura el comienzo del don de profecía desde el mismo Edén.

Hechos 3:21: “lo cual fue dado a conocer por boca de sus santos profetas que fueron desde el principio” 

Elena G. de White claramente dice que el oficio profético comenzó con Adán:

Patriarcas y Profetas, página 54: Mientras fuera inocente, Adán había gozado de abierta comunión con su Hacedor; pero el pecado produjo separación entre Dios y el hombre, y solo la expiación de Cristo podía salvar el abismo y hacer posible la transmisión de las bendiciones de la salvación entre el cielo y la tierra. El hombre tenía velada la comunicación directa con su Creador, pero Dios se comunicaría con él por medio de Cristo y de los ángeles. En esa forma se revelaron a Adán importantes acontecimientos que se producirían en la historia humana, desde el tiempo en que fue pronunciada la sentencia divina en el Edén hasta el diluvio, y desde allí hasta el primer advenimiento del hijo de Dios.

El Deseado de todas las gentes, página 729: “Es la voz de Cristo que habló por los patriarcas y los profetas, desde los días de Adán, hasta las escenas finales del tiempo.”

Por lo visto en las declaraciones anteriores, y en lo implicado en Génesis 3:15, podemos

afirmar con certeza que Adán fue el primer profeta. Pues la palabra profeta no implica necesariamente predecir el futuro, sino también proclamar el mensaje de Dios.

Por 930 años, Adán fue un fiel testigo de Dios en medio de una generación mala y perversa que no reconocía a Dios el Creador.

ABEL

Después de Adán, las Escrituras hablan de Abel, quien en respuesta a la orden de Dios

trajo una ofrenda de gratitud, la cual consistía en la grosura de sus rebaños. Dios se le había manifestado a Abel y le había revelado el plan de salvación. Por la clase de ofrenda que consistía en ofrecer un cordero en sacrificio, se entiende que Abel conocía bien la forma en que la raza humana sería redimida.

Génesis 4:4: “Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas y de su grosura. . .

Hebreos 11:4: Por fe Abel ofreció a Dios mayor sacrificio que Caín.”

ENOC

Fue uno de los grandes profetas de la dispensación patriarcal. Tuvo el privilegio de ser el primero en ser llevado al cielo sin ver la muerte. Su vida consagrada al servicio de Dios, su fe inquebrantable en las promesas de un salvador, lo motivaron a ser fiel en medio de una generación mala en extremo.

Las Escrituras dicen claramente el carácter de los habitantes del mundo antediluviano.

Génesis 6:5: “Vio Dios que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos de los hombres era de continuo el mal.”

Génesis 5:23: “Caminó con Dios por 365 años. . .

Hebreos 11:5: Por fe Enoc fue traspuesto para no ver la muerte. . . y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios.”

Pero durante su corta vida aquí en la tierra, Dios se comunicó con Enoc, y le informó de grandes eventos futuros.

Patriarcas y Profetas, página 73:Por medio de santos ángeles, Dios reveló a Enoc su propósito de destruir al mundo mediante un diluvio, y también le hizo más manifiesto el plan de la redención. Mediante el espíritu de profecía, lo llevó a través de las generaciones que vivirían después del diluvio y le mostró los grandes eventos relacionados con la segunda venida de Cristo y el fin del mundo.

“Enoc había estado preocupado acerca de los muertos. Le había parecido que los justos y los impíos se convertirían igualmente en polvo, y que ése sería su fin. No podía concebir que los justos vivieran más allá de la tumba. En visión profética se le instruyó concerniente a la muerte de Cristo y se le mostró su venida en gloria, acompañado de todos los santos ángeles, para rescatar a su pueblo de la tumba. También vio la corrupción que había en el mundo cuando Cristo viniera por segunda vez, y había una generación presumida, jactanciosa y empedernida, que negaría al único Dios y al Señor Jesucristo, pisoteando la ley y despreciando la redención. Vio a los justos coronados de gloria y honor, y a los impíos desechados de la presencia del Señor, y destruidos por el fuego”

Dios honró su fidelidad concediéndole el don de profecía.

Judas, el hermano del Señor declara en Judas 14-15: “De los cuales también profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: ‘He aquí el Señor es venido con sus santos millares, a hacer juicio contra todos.’

NOÉ

Con este patriarca Dios se comunicó mediante el don de profecía. El Nuevo Testamento

dice:

Hebreos 11:7: “Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se salvase; y por esa fe condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe”.

Patriarcas y Profetas, página 81: “Trabajó incansablemente junto con su abuelo Matusalén, el hombre que vivió más sobre la tierra, aparejando el arca que habría de preservar su vida del diluvio que vendría sobre la tierra. Ciento veinte años antes del diluvio, Dios por medio de su santo ángel, comunicó a Noé su propósito, y le ordenó que construyese un arca. Rodeado del populacho incrédulo, siendo víctima del ridículo y del desdén de la sociedad, se distinguió por su fe inquebrantable en las promesas de Dios. Su fe condenó al mundo al desastre total, y le granjeó un lugar en las páginas de la historia sagrada junto con otros grandes héroes de la fe que enumera la epístola a los Hebreos.

Enoc había repetido a sus hijos lo que Dios le había manifestado tocante al diluvio, y Matusalén y sus hijos, que alcanzaron a oír las prédicas de Noé, le ayudaron en la construcción del arca.”

A Noé se le clasifica entre los tres hombres más justos del Antiguo Testamento:

Ezequiel 14:20: “Si estuvieren en medio de ella estos tres varones: Noé, Daniel y Job, dice el Señor, ellos por su justicia librarán su vida.”


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