Evangelio Según San Mateo
Evangelio Según San Mateo
Primero de los 4 Evangelios. En la mayoría de los manuscritos griegos que nos han llegado aparece bajo el sencillo título: «Según Mateo». Se basa mayormente en una colección de dichos de Jesús, posiblemente anotados por el mismo apóstol, más el material que se encuentra en Marcos.
I. Autor
Los escritores cristianos
primitivos, en forma unánime, señalan a Leví Mateo como
su autor, y la evidencia interna indica que fue escrito por un judío
cristiano. Se cree generalmente que fue escrito en Palestina, probablemente
unos pocos años antes de la caída de Jerusalén ante los
ejércitos romanos (70 d.C.). Habiendo servido como cobrador de impuestos,
y con ello, acostumbrado a llevar informes escritos (Mt. 9:9), Mateo estaba
bien capacitado para preparar esta narración de la vida y las enseñanzas
del Señor. Alrededor del 140 d.C., Papías de Hierápolis,
en el Asia Menor, menciona que Mateo escribió un relato con ese contenido;
medio siglo más tarde, Ireneo hace un comentario similar. De acuerdo
con estos informes, el Evangelio apareció originalmente en «hebreo»,
es decir, arameo, la lengua corriente en Palestina. Algunos han entendido estas
afirmaciones en el sentido de que el Evangelio fue escrito originalmente en
esa lengua y luego traducido al griego. Pero sobre la base de la evidencia actual
no se puede establecer si el que conocemos hoy fue escrito originalmente en
griego, o traducido de un Evangelio anterior en arameo.
Se han sugerido las siguientes razones para rechazar la teoría de un origen arameo: 1. El texto griego de Mateo no revela las características de una obra traducida. La uniformidad de lenguaje y de estilo trasmiten la impresión clara de que el libro fue escrito originalmente en griego. Como la mayoría de los otros escritores del NT, Mateo sin duda pensaba en arameo mientras escribía en griego, y éste refleja, inconscientemente, ciertas expresiones idiomáticas arameas. 2. La gran semejanza lingüística con el griego de Marcos, en particular, y algo menos con el de Lucas, parecen eliminar la posibilidad de que Mateo pueda ser una traducción griega de un original atameo. 3. Las frecuentes citas de pasajes del AT de la traducción griega. Si Mateo hubiera estado escribiendo en arameo habría citado de las Escrituras hebreas del AT.
II. Tema
Que el propósito del Evangelio haya sido convencer a sus connacionales de que las profecías mesiánicas del AT habían encontrado su cumplimiento en Jesús de Nazaret, resulta evidente por las frecuentes citas de pasajes adecuados (Mt. 1:23; 2:6, 15, 17, 18; 3:3; 12:17-21; 13:35; 26:56; 27:3-10; etc.); Mateo cita cerca de 40 de tales predicciones. Además, el libro refleja una fuerte conciencia nacional (Mt. 2:2; 8:11; 15:24; 19:28; 21:4, 5). La genealogía de Jesús pone de manifiesto su preocupación desde del punto de vista judío, pues lleva la línea de antepasados de nuestro Señor hasta David, el rey ideal, y hasta Abrahán, el padre de la nación judía (1:1, 6, 17). Mateo enfatiza que Jesús era, en realidad, «el hijo de David» (v 1), porque el AT visualiza repetidamente al Mesías como quien restauraría a Israel a la gloria del reinado de David (2 S. 7:12, 13; Sal. 132:11; Jer. 23:5, 6; cf Hch. 2:29, 30). Como descendiente de éste, aparentemente en línea directa a través de los reyes, Jesús tiene antecedentes para que se lo considere seriamente como aquel a quien anunciaron los profetas. Con el hecho de que Mateo llega sólo hasta Abrahán, y no más allá, quiere demostrar que Jesús era quien cumplía las promesas dadas a Abrahán y a los padres (Gn. 12:3; 22:18; cf Gá. 3:16). Más que todos los demás Evangelios combinados, presenta a Cristo como aquel a quien señalaban los símbolos del AT y en quien encontraban su cumplimiento. Enfatiza que Jesús no vino para poner a un lado la «ley», sino a cumplirla (Mt. 5:17); de hecho, todo el Sermón del Monte es una ampliación y clarificación de los principios implícitos y explícitos en las Escrituras del AT: «la ley y los profetas». En forma similar, sólo Mateo indica que Jesús confirmó la autoridad de los escribas y fariseos cuando se sientan «en la cátedra de Moisés», y ordena a sus seguidores que guarden y hagan todo lo que estos dirigentes, desde «la cátedra de Moisés», les pedían que hicieran. Al mismo tiempo, registra fielmente 761 las denuncias que hizo Jesús de los fariseos y sus enseñanzas (5:20; 8:12; 9:11, 13, 34; 12:1, 24, 27; 15:1-9; 16:1-4; 21:43; 23:23).
III. Bosquejo
Como Lucas, Mateo
enfatiza la verdadera humanidad de Jesús, más que Marcos o Juan,
que destaca su verdadera divinidad. La característica distintiva del
primer Evangelio es la fidelidad con que el autor registra los sermones y otras
enseñanzas del Salvador. Presenta a Cristo como el gran Maestro, y ofrece
6 discursos mayores, bastante largos, que los otros Evangelios mencionan brevemente
u omiten: 1. Sermón del Monte (cps 5-7). 2. Discurso acerca del discipulado
(cp 10). 3. Sermón junto al mar, que consiste mayormente de parábolas
(cp 13). 4. Discurso sobre la humildad y la fraternidad (cp 18). 5. Discurso
sobre la hipocresía (cp 23). 6. Discurso sobre el regreso de Cristo (cps
24 y 25). Los otros escritores sinópticos generalmente citan las mismas
verdades y usan las mismas ilustraciones de Jesús bajo otras circunstancias.
Muchas de las enseñanzas de Jesús seleccionadas por Mateo consisten
de principios de conducta ética, en un esfuerzo aparente para enfatizar
que la verdadera religión es primariamente un asunto de cómo el
hombre trata a sus semejantes.
Aunque Mateo sigue un esquema cronológico general, frecuentemente informa
de incidentes fuera de lo que parecería su verdadero marco, y a menudo
los agrupa en orden temático (cf 8:2-9:8). Por ejemplo, al leer los incidentes
del ministerio de Jesús en Galilea, registrados en los cps 4-15 en orden
cronológico, sería necesario buscarlos en esos capítulos
en el siguiente orden: 4, 8, 4, 8, 9, 12, 5-7, 8, 9, 12, 13, 8, 9, 11, 9-10,
13-15. Mateo se desvía de la secuencia cronológica más
que los otros evangelistas. Considera su registro narrativo principalmente como
un marco dentro del cual puede ubicar las enseñanzas de Jesús.
No es un cronista que registra los acontecimientos a medida que ocurren, sino un historiador que reflexiona sobre el significado de los eventos en su ubicación en el trasfondo de la historia del pueblo escogido y la voluntad de Dios para ellos.
IV. Contenido
Después de indicar los antepasados humanos de Jesús y de relatar ciertos incidentes relacionados con su infancia y juventud (Mt. 1, 2), Mateo relata los acontecimientos preparatorios de su ministerio: bautismo y tentación en el desierto (cps 3 y 4). Como los otros Evangelios sinópticos, desarrolla el ministerio en Galilea con considerable detalle (cps 4:12-15:20). Casi la mitad de ese espacio lo dedica al Sermón del Monte (cps 5-7), el sermón junto al mar (cp 13) y la instrucción sobre métodos de evangelización (cp 10). Considera en forma más bien completa el período del retiro de Jesús del ministerio público (15:21-18:35), y narra ciertos incidentes de su labor en Samaria y Perea (19:1-20:34). Finalmente, cubre con gran detalle los acontecimientos de la semana que condujeron a la crucifixión (21:1-27:66), y cierra su registro con la resurrección de Jesús y sus apariciones posteriores
Bib.: Eusebio de Cesaréa – Historia Ecliesiástica, 2 tomos, iii.39; v.8 (Barcelona, 1988).
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