Algunos eruditos cristianos estudiaron
la ley de animales limpios/inmundos logrando interesantes resultados. Junto
con darlos a conocer, añadiré mis comentarios personales.
1. La ley de Levíticos 11 es única
en la Biblia
De acuerdo con el ritual de Levítico, lo inmundo tiene dos características
básicas. Primero, la condición de inmundo se adquiere por el contacto
directo o indirecto ya sea con sangre, cuerpo muerto o esqueleto, etc.. Segundo.
Este tipo de impureza se podía eliminar valiéndose de una ceremonia
apropiada para esa finalidad, razón por la cual se la denominaba ritual
de la impureza. No guardaba relación con las impurezas de los animales
inmundos.
Este tipo de impurezas es de naturaleza esencialmente
diferente, por cuanto no era adquirida: estaba en la naturaleza del animal,
lo que quiere decir que eran inmundos de forma permanente. Por este motivo no
existía ritual que pudiera librarlos de la impureza que le era propia,
por cuanto no llegaron a ser inmundos por causa de algún contacto con
elementos impuros.
Además, la inmundicia de estos animales
no se transfería al tocarlos. Los israelitas podían entrar en
contacto con ellos, ya sea directo o indirecto, sin que tuvieran que ser considerados
inmundos. En efecto, ellos criaban animales inmundos para destinarlos a diferentes
trabajos. Por ejemplo, utilizaban burros, caballos y camellos para el transporte
de carga y de personas. Su impureza no afectaba de manera alguna a los israelitas.
La persona llegaba a ser inmunda únicamente por consumir la carne de
los animales que no eran limpios y, en este caso, no había ni un ritual
a ser seguido con la finalidad de eliminar la impureza por haberlos comido.
Se esperaba que los israelitas simplemente obedecieran al Señor. Debería
también añadir que un animal después de morir podía
llegar a ser ritualmente impuro, y la impureza del que lo tocara podía
ser eliminada. Con esto observamos claramente que la condición natural
de impureza del animal era diferente de la ritual.
2. La ley también se registra en
Deuteronomio 14
El hecho que la ley haya sido registrada en el libro mencionado es muy significativo,
por cuanto Deuteronomio no se ocupa de las leyes ceremoniales. En este caso
particular no existe discusión en el contexto de la impureza ritual.
Deuteronomio 13 es una exhortación a adorar sólo al Señor.
La última parte guarda relación con las leyes para el diezmo.
Entre ellas figura el tema de los animales impuros. Esto sugiere que la ley
de los animales impuros era una ley alimentaria de naturaleza diferente de la
ceremonial.
3. La distinción animales limpios/impuros
es anterior a Moisés
La ley que establece la diferencia entre animales limpios e impuros es mencionada
por primera vez en la Biblia en el relato del diluvio, antes de que existiera
cualquier israelita (Gén. 7:2, 3). En el contexto del cambio en la dieta
humana, mientras dos pares de animales inmundos entraron en el arca, en cambio,
de los limpios fueron preservados de a 7 pares. Esto sugiere que los limpios
deberían utilizarse para la alimentación de Noé y de su
familia sin el riesgo de que alguna especie en particular se extinguiera.
4. La motivación de la santidad
La razón que da el texto bíblico justifica la reglamentación
singular con relación a la santidad: «Yo soy Jehová, vuestro
Dios. Vosotros por tanto os santificaréis y seréis santos, porque
yo soy santo» (Lev. 11:44). El contraste es entre lo impuro y lo santo.
En el Antiguo Testamento la impureza es una metáfora del imperio de la
muerte. Lo santo es aquello que pertenece a Dios y, por lo tanto, constituye
un símbolo de la vida. La ley establecida busca preservar la vida de
la gente, razón por la cual trata de mantenerla alejada de la esfera
de la muerte; esto es, del ámbito de la enfermedad y del sufrimiento.
5. Es una ley alimentaria
Es tan obvio que la gente lo pasa por alto. Esta ley regulaba el tipo de carne
que a los israelitas se les permitía consumir y, por lo tanto, formaba
parte de una antigua tradición alimentaria dada por Dios a su pueblo.
Dios siempre se interesó en la alimentación de sus hijos. A Adán
y a Eva les dio frutas y granos (Gén. 1:29). Después de la caída
les permitió comer plantas del campo (Gén. 3:18) y, finalmente,
instruyó a Noé para que comieran carne (9:3). A los seres humanos
Dios los hizo parcialmente responsables del cuidado de la vida, dándoles
instrucciones acerca de cómo preservarla para su gloria (1 Cor. 10:31).
El señorío de Cristo comprende también nuestros cuerpos,
por cuanto él se interesa por el bienestar de nuestra dimensión
física tanto como del bienestar espiritual (1 Cor. 6:19, 20; 3 Juan 2).
No existe evidencia en el Nuevo Testamento
que indique que por intermedio de su sacrificio Cristo haya eliminado la ley
de los animales limpios/inmundos.
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