Definición de Jesucristo
Definición de Jesucristo
El Salvador del mundo, el Mesías. En tiempos
del NT Yeshûâ{ era un nombre corriente que se daba a los muchachos
judíos. Expresaba la fe de los padres en Dios y en su promesa de uno
que traería salvación a Israel. El ángel Gabriel indicó
a José que llamara al primogénito de María con este nombre,
y la razón que se le dio fue: «Porque él salvará a
su pueblo de sus pecados» (Mt. 1:21). «Cristo» no fue un nombre
personal por el que la gente lo conoció mientras estuvo sobre la tierra,
sino un título usado para identificarlo con aquel en quien las promesas
y profecías mesiánicas del AT encontraban su cumplimiento. Para
los que creyeron en él como enviado de Dios, él era el Cristo;
es decir, el Mesías, el «ungido» por Dios para ser el Salvador
del mundo.
El uso de los 2 nombres juntos (Mt. 1:18; 16:20; Mr. 1:1), Jesús y Cristo, constituye una confesión de fe en que Jesús de Nazaret, el hijo de María, es realmente el Mesías (Mt. 1:1; Hch. 2:38). También se lo conocía por el título de Emanuel, «Dios con nosotros», un reconocimiento de su divinidad y nacimiento virginal (Mt. 1:23; cf Is. 7:14; 9:6, 7). La designación corriente que usó Jesús para sí mismo fue «el Hijo del Hombre» (Mr. 2:10; etc,), una expresión que nunca usaron otros cuando hablaban de él o se dirigían a él. Con este título, que parece tener implicaciones mesiánicas, Jesús enfatizó su humanidad, sin duda pensando de sí mismo como la simiente prometida (Gn. 3:15; 22:18; cf Gá. 3:16). Raramente usó para sí mismo el título «Hijo de Dios», el cual enfatizaba su divinidad (Jn. 9:35-37; 10:36), aunque a menudo se refería a Dios como su Padre (Mt. 16:17; etc.). Sin embargo, el Padre lo llamó su Hijo (Lc. 3:22; 9:35), y Juan el Bautista (Jn. 1:34) y los Doce (Mt. 14:33; 16:16) lo reconocieron como «Hijo de Dios». La afirmación de Jesús de que Dios era su Padre en un sentido especial, y más tarde, su admisión de ser el Hijo de Dios, le valieron el arresto de los judíos que alegaban que eso era causa suficiente para su condenación y muerte (Lc. 22:70, 71). El ángel Gabriel explicó que Jesús debía ser llamado Hijo de Dios en virtud de su nacimiento de María por el poder del Espíritu Santo (Lc. 1:35; cf He. 1:5), y Pablo dice que la resurrección de Jesús de los muertos lo declara «Hijo de Dios» con poder (Ro. 1:4). Sus dicípulos con frecuencia se dirigieron a él como «Maestro» (Mr. 4:38; 9:38; etc.), y también, en reconocimiento de su deidad, como «Señor» (Jn. 14:5, 8; 20:28). La gente y los gobernantes por igual usaron el término «Hijo de David» como una designación popular para el Mesías (Mt. 12:23; 22:42; Mr. 12:35; etc.), y como una expresión de la esperanza de liberación de la opresión política.
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