La Humanidad de Cristo – Parte 1

Publicado por - en

La Humanidad de Cristo – Parte 1

 

Por varios siglos después de que Jesús vino a este mundo, sus seguidores se enredaron en largas y algunas veces ásperas discusiones acerca de quién era el Señor. ¿Era Dios –el Dios que creó el universo? ¿Era hombre, un miembro de carne y sangre de la familia humana? ¿Era El ambos? Algunos cristianos, denominados docetistas, pensaron que incluso la sugerencia de que el Dios invisible pudiera llegar a ser una persona física era indignante. Ellos decían que Cristo no podía llegar a ser un ser humano; sólo parecía humano.

Pero Cristo era humano, como también divino, y necesitamos verlo como uno de nosotros. Necesitamos permitir que sus pies toquen el suelo. El propósito nuestro es presentar una imagen adecuada de nuestro Señor en su humanidad.
Confiamos en que estos pasajes inspirados guiarán al lector a sentirse mejor familiarizado con el Jesús real. Al reflexionar sobre nuestro Señor en su humanidad y al meditar en la belleza de su carácter, anhelo que podamos acercarnos más al que fue hecho «en semejanza de carne de pecado». Que el tiempo dedicado con Jesús en esta vida continúe por toda la eternidad.


PARTE 1 – LA NATURALEZA HUMANA DE CRISTO COMPARADA CON LA NUESTRA

¿Es posible para nosotros comprender qué pasó cuando la segunda persona de la Divinidad llegó a ser un Hijo del hombre?

E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne, Justificado en el Espíritu, Visto de los ángeles, Predicado a los gentiles, Creído en el mundo, Recibido arriba en gloria. — 1 Tim. 3:16.

Al contemplar la encarnación de Cristo en la humanidad, nos enfrentamos ante un misterio insondable, que la mente humana no puede comprender. –Signs of the Times, 30 de julio de 1896.

Dado que no podemos comprender completamente el misterio que rodea la encarnación de Cristo en humanidad, ¿será que es mejor para nosotros no estudiar este tema?

Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre. — Deut. 29:29

Cuando queremos estudiar un problema profundo, fijemos nuestras mentes en la cosa más maravillosa que aconteciera alguna vez en la tierra o el cielo –la encarnación del Hijo de Dios. – Comentario Bíblico, tomo 7 904.

La humanidad del Hijo de Dios es todo para nosotros. Es la cadena áurea que une nuestra alma con Cristo, y mediante Cristo, con Dios. Esto ha de ser nuestro estudio. . . . Y el estudio de la encarnación de Cristo es una campo fructífero que recompensará al escudriñador en procura de la verdad oculta. –Mensajes Selectos, tomo 1, 286.

¿Cuán humano fue Cristo?
Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo. — Heb. 2:14.

El no ha tomado sobre si la naturaleza de los ángeles, sino la humanidad, perfectamente identificado con nuestra propia naturaleza, pero sin mancha de pecado. — Mensajes Selectos, tomo 3, 145.

Dios. . . dio a su Hijo para que llegara a ser hueso de nuestro hueso y carne de nuestra carne. «Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros, . . . lleno de gracia y de verdad.» Cristo, mediante su relación con los seres humanos, puso al hombre más cerca de Dios todavía. Revistió su naturaleza divina con el manto de la humanidad, y demostró ante el universo celestial, ante los mundos no caídos, cuánto ama Dios a los hijos de los hombres. – Hijos e Hijas de Dios, 13.

¿Fue Cristo igual a nosotros en todo?
Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. — Mat. 1:20.

La encarnación de Cristo siempre ha sido un misterio, y siempre seguirá siéndolo. Lo que se ha revelado es para nosotros y para nuestros hijos; pero que cada ser humano permanezca en guardia para que no haga a Cristo completamente humano, como uno de nosotros, porque esto no puede ser. – Comentario Bíblico, tomo 5, 1103.

¿Eran los poderes mentales y físicos de Cristo como los de Adán en su perfección original? ¿O aceptó Cristo las condición mental y física de la raza humana 4.000 años después de la caída de Adán?
Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne. — Rom. 8:3.

Durante cuatro mil años, la familia humana había estado perdiendo fuerza física y mental, así como valor moral; y Cristo tomó sobre sí las flaquezas de la humanidad degenerada. Únicamente así podría rescatar al hombre de las profundidades de su degradación. – Deseado de Todas las Gentes, 92.

Tomó sobre sí la naturaleza caída y doliente del hombre, degradada y contaminada por el pecado. – Comentario Bíblico, tomo 4, 1169.

En El no había astucia o maldad; fue siempre puro e inmaculado, aunque tomó sobre sí nuestra naturaleza pecaminosa. – Review and Herald, 15 de diciembre de 1896.

El tomó sobre su naturaleza sin pecado nuestra naturaleza pecaminosa, para que pudiera conocer cómo socorrer a aquellos que son tentados. – Medical Ministry, 181.

¿Cómo tomó Cristo sobre sí nuestra naturaleza humana caída? ¿Fue esto hecho sólo vicariamente? Es decir, ¿nació El realmente con una humanidad igual a la de Adán antes de la caída, pero experimentó de alguna manera lo que era tener una naturaleza humana degenerada, como ser experimentar la culpa de los pecadores sin ser en realidad un pecador?

Porque ciertamente no socorrió a los ángeles, sino que socorrió a la descendencia de Abraham. Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos. — Heb. 2:16, 17.

Cristo realmente unió la ofensiva naturaleza del hombre con su propia naturaleza sin pecado. – Review and Herald, 17 de julio de 1900.

Cristo, que no conocía en lo más mínimo la mancha o contaminación del pecado, tomó nuestra naturaleza en su condición deteriorada. – Mensajes Selectos, tomo 1, 296.

Jesús aceptó la humanidad cuando la especie se hallaba debilitada por cuatro mil años de pecado. – Deseado de Todas las Gentes, 32. Había. . . aceptado la debilidad de la humanidad. –Deseado de Todas las Gentes, 86.

El tomó la naturaleza humana y llevó las debilidades y la degeneración del hombre. – Mensajes Selectos, tomo 1, 314.

Categorías: La Deidad

0 comentarios

Deja una respuesta

Marcador de posición del avatar

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *