La Poesía de la Biblia
La Poesía de la Biblia
I. Preponderancia de la poesía en el Antiguo Testamento
EN LA Biblia «hay poesía que ha arrancado la admiración del mundo. En resplandeciente belleza, en sublime y solemne majestad, en patética emoción, no tiene igual entre las más brillantes producciones del genio humano» (CM págs. 414, 415). «En las Escrituras se encuentran las expresiones poéticas más antiguas y sublimes» (Ed pág. 154). No hay, cantos como los cantos de Sión.
Alrededor del 40 por ciento del Antiguo Testamento es poesía. Para el lector común de la Biblia esto constituye un descubrimiento sorprendente. Está acostumbrado a ver la poesía impresa en forma de versos y estrofas escandidos, que generalmente se caracterizan por sin ritmo y una rima marcados y regulares, mientras que en la mayoría de las versiones bíblicas comunes se hace poca distinción tipográfica entre el verso y la prosa. Sólo algunos de los revisores de las traducciones han presentado la poesía de la Biblia en la forma versificada que nos resulta familiar.
La mayor parte de la poesía bíblica aparece en el Antiguo Testamento en fragmentos de los libros históricos, en pasajes entremezclados con las porciones en prosa de los profetas, y en seis libros que son poéticos en su totalidad o en gran parte. En el nuevo testamento sólo aparece poesía en unos pocos casos aislados, principalmente en citas del Antiguo Testamento.
La importancia de la poesía y la música entre los hebreos se advierte en el hecho de que el idioma hebreo tiene una cantidad de sinónimos para la palabra «canto». Entre las materias principales de estudios de las antiguas escuelas de los profetas, la poesía y la música sagradas ocupaban una honrosa categoría (Ed 44; PP 644).
En los libros históricos.
En todos los libros históricos del Antiguo Testamento hay casos en que se emplea poesía para ilustrar el relato y para hacer vivida la narración. Una de las características típicas de la literatura bíblica consiste en que aparecen lado a lado la narración en prosa y la celebración poética del suceso histórico.
Por ejemplo, inmediatamente después del relato descriptivo del cruce del mar Rojo por los hijos de Israel aparece la celebración lírica de la destrucción de los egipcios y la liberación de Israel el cántico de Moisés y de María (Exo. 14, 15). Esta oda está entre los más antiguos cantos de victoria. A continuación de la narración en prosa de la derrota de Sísara, capitán de los ejércitos del rey cananeo Jabín, a manos de los israelitas comandados por Débora y Barac, aparece la oda bélica llamada generalmente el canto de Débora y Barac (Juec. 4, 5). Este poema ha sido llamado «el mayor canto de guerra de cualquier época o nación». Después del relato de la muerte de Jonatán y Saúl a manos de los filisteos, aparece el conmovedor lamento de David (1 Sam. 31; 2 Sam. 1). Por su gusto refinado, su delicadeza y perfección de la estructura, pocas elegías de la literatura universal pueden estar al nivel de este bello fragmento de poesía elegíaca.
En todos los libros del Pentateuco, excepto Levítico, hay pasajes poéticos. Hay seis en Génesis: el canto de Lamec, 4: 23, 24; la maldición de Noé sobre Cannaán y la bendición para, Jafet, 9: 25-27; la profecía de Dios a Rebeca, 25: 23; la bendición de Isaac, para Jacob, 27: 27-29; la bendición de Isaac para Esaú, 27: 39, 40; la bendición de Jacob para sus hijos, 49: 2-27. El único ejemplo de poesía en Éxodo es el soberbio cántico de Moisés y María, 15: 1-18, 21. Números tiene los siguientes ejemplos: la bendición aarónica, 6: 24- 26; fórmulas para levantar y asentar el arca, 10: 35, 36; el canto del valle, 21: 14, 15; el canto del pozo, 21: 17, 18; la caída de Hesbón, 21: 27-30; los oráculos de Balaam, 23: 7-10, 18-24; 24: 3-9, 15-24. Deuteronomio presenta las maldiciones, 27: 15-26; el canto de Moisés, 32: 1-43; y la bendición de Moisés para las doce tribus, 33: 2-29.
El único pasaje en verso de Josué es la orden de Josué al sol y a la luna, 10: 12, 13. Jueces tiene el canto de Débora y Barac, 5: 1-31; y los enigmas de Sansón, 14: 14, 18; 15: 16. Rut incluye el pacto de Rut con Noemí, 1: 16, 17, 1 Samuel tiene el agradecimiento de Ana, 2: 1-10 y trozos de canciones populares para alabar a David, 18: 7; 21: 11. 2 Samuel tiene el lamento de David 1: 19-27; la elegía de David por la muerte de Abner, 3: 33, 34, el canto de victoria de David, 22: 2-51 (ver. Sal. 18); y las últimas palabras de David, 23: 1-7. En 1 Crónicas aparece el cántico de David para la instalación de arca, 16: 8-36. En 2 Crónicas hay coros poéticos en 5: 13; 6: 1, 2; 7: 3; 20: 21; y la parte final de la oración de Salomón, 6: 41, 42.
En los profetas.
Los libros proféticos del Antiguo Testamento presentan una contribución única en su género a la literatura universal con su fusión de prosa y poesía en secuencia continua. En estos libros están entremezclados la historia profética, el discurso oratorio y la celebración poética. El profeta escribe las palabras de profecía divina; habla con vibrantes períodos y frases equilibradas de la oratoria sublime, reprendiendo, suplicando, amonestando, consolando a su pueblo extraviado y entreteje en la obra literaria inspirada melodías de poesías líricas: en conjunto su obra forma un tipo literario totalmente desconocidos en otras literaturas del mundo.
Los primeros 39 capítulos de Isaías están formados por pasajes entremezclados de prosa y poesía; pero los capítulos 40-66 de este libro profético son casi exclusivamente poesías. Los capítulos 1-31 y 46-51 de Jeremías presentan una combinación de prosa y poesía. Hay unos pocos casos de poesías en Ezequiel y Daniel. La mayoría de los profetas conocidos como menores también consisten, total o parcialmente en menudo vehemente elocuencia de los profetas halla su expresión en las excelsas cadencias de la poesía lírica.
En los libros Poéticos.
Cinco libros del Antiguo Testamento pueden ser considerados como poéticos pues están formados, total o principalmente, por literatura en forma de verso. Son Salmos, Proverbios, Lamentaciones, Cantar de los Cantares y Job, Salmos, Lamentaciones y Cantar de los Cantares son solamente poesías, Job es mayormente poesías, sólo su prólogo y su epílogo están en prosa. Proverbios es filosofía práctica en forma de poesía. Además de éstos. Eclesiastés tiene una porción considerable de hermosa poesía.
II. Los libros poéticos del Antiguo Testamento
Salmos
Los salmos son la quinta esencia de la poesía lírica. En la profundidad de su sentimiento y excelsitud de sus propósitos, en su revelación completa de los pensamientos e interrogantes íntimos del espíritu humano, en la hermosura y delicadeza, y a veces vigor y majestad de su expresión, no tienen rival en las expresiones más excelsas de la poesía lírica secular. Porque ¿cuál otra poesía puede elevarse a las cumbres de la poesía cuyo tema es el alma del ser humano en busca del Dios eterno? Así como lo espiritual y eterno trasciende lo natural y efímero, también la poesía de los Salmos sobrepuja aun los mayores tesoros líricos del mundo.
Proverbios
La forma literaria característica de los Proverbios es el mashal, o unidad proverbial, un simple dístico de dos líneas paralelas que expresan con muchísima concisión una verdad axiomática y evidente por sí misma. La forma que prevalece es la del paralelismo antitético o contrastante. Por ejemplo:
«En las muchas palabras no falta pecado; Mas el que refrena sus labios es prudente» (Prov. 10: 19).
Pero hay también numerosos casos de paralelismo sinónimo, como éste:
«El corazón del entendido adquiere sabiduría; Y el oído de los sabios busca la ciencia» (Prov. 18: 15),
y de paralelismo sintético:
«Escucha el consejo, y recibe la corrección, Para que seas sabio en tu vejez» (Prov. 19: 20).
Esta unidad proverbial es el molde literario empleado en toda la temática de los caps. 10: 22 a 16: 33; y también se halla en forma irregular a lo largo de todo el libro.
A menudo la sabiduría de Proverbios toma la forma de monólogos (1: 20-33; 7: 1 a 8: 36), de pequeños poemas (4: 10-19; 9: 1-18; 24: 30-34), de epigramas (23: 19-2 1, 26-28, 29-35), y un soberbio poema acróstico o alfabético con que termina el libro: el poema acerca de la mujer virtuosa (31: 10-31). Este consta de 22 versos, y cada verso comienza con una letra del alfabeto hebreo en su orden regular.
Así, en una variedad de formas, los Proverbios alcanzan su propósito: inspirar reverencia para con Dios, exaltar la sabiduría e instruir en las virtudes prácticas.
Lamentaciones
En hebreo el libro de Lamentaciones exhibe una estructura poética particular: su métrica es la del ritmo de qinah, y su forma general es acróstica o alfabética. En el ritmo de qinah cada línea tiene cinco tiempos, tres en la primera mitad y dos en la segunda, con lo que produce el efecto de un largo crescendo seguido por un decrescendo más corto, como si el dolor se elevase a su altura y luego se desvaneciera más rápidamente. Más aún, todo el poema es una muestra prolongada del ritmo de qinah, pues la endecha alcanza su culminación en e 1 cap. 3 y desciende más prestamente a su nivel de base al fin del cap. 5.
La forma acróstica de las Lamentaciones es intrincada. El primer capítulo consta de 22 tercetos, y las letras iniciales de cada uno siguen el orden regular del alfabeto hebreo. El segundo capítulo sigue el mismo modelo, con una leve variación en el orden del alfabeto. En el tercer capítulo el acróstico se distingue por el hecho de que los tres versos de cada terceto comienzan con la misma letra, como una especie de clímax del poema. En cambio, el cuarto capítulo consta de dísticos del ritmo de qinah, con letras que forman acróstico sólo al principio de cada dístico. El quinto capítulo abandona tanto la estructura acróstica como el ritmo de qinah, como si las formas literarias usuales ya no fuesen adecuadas para expresar el dolor del poeta. El poema es un modelo de estructura artística.
Cantar de los Cantares
El Cantar de los Cantares es el único libro de la Biblia que consiste exclusivamente en poesía escrita en forma de diálogo. Es un hermoso ejemplo de un poema idílico oriental. Las gráficas imágenes que se presentan en rápida sucesión a lo largo del libro son características de este tipo de poesía. Es difícil que la mente occidental comprenda y aprecie la franqueza de estas imágenes. El advertir la naturaleza figurada del lenguaje de este tipo de poesía ayudará a comprender el mensaje del libro.
Job
Sin duda la producción más artística del genio literario hebreo es el libro de Job. El tema de Job es el problema antiquísimo del sufrimiento humano. En sin mundo creado y sostenido por un Dios justo y bondadoso, ¿por qué debe sufrir un hombre bueno? En una narración de dimensiones épicas, un dramático diálogo intenta resolver el problema. Se lleva a cabo un debate en tres ciclos, en los que Job y sus amigos alternan en la discusión; pero el último cielo queda inconcluso: se lleva a cabo el argumento. Un joven se presenta para dar la solución final y definitiva al problema, pero Dios mismo se interpone.
El libro de Job es notable por la elevación de su tema y por sus alcances, por la hermosura y variedad de sus descripciones de la naturaleza y lo abarcante de sus efectos escénicos en la tierra y el cielo, y porque reconoce la presencia de Dios en la experiencia humana y penetra profundamente en la naturaleza de la redención y la realidad de un Redentor.
Eclesiastés
El libro de Eclesiastés, o El Predicador, es obra de Salomón, «el mayor, el más rico Y el más sabio de los reyes» de todas las edades (3JT 428).lo ecribió a fines de su vida cuando, después de haber malgastado años en procurar la satisfacción de los placeres de este mundo, comprendió la impiedad de su camino y se volvió a Dios, la Fuente de su sabiduría. «Al fin, habiendo aprendido por triste experiencia cuán insensata es una vida tal, su anhelo y deseo era evitar, que otros pasasen por la amarga experiencia por la cual él había pasado» (PR 59).
Aunque la mayor parte del contenido de Eclesiastés está en prosa, hay magníficos pasajes poéticos en todo el libro, que culminan con el poema «Acuérdate de tu Creador» (12: 1-8), que es un ejemplo extenso del uso de figuras de dicción común en el Cercano Oriente.
Estos cinco libros se tratan en forma más completa en la introducción de cada uno de ellos.
III. Características de la poesía bíblica
Conciencia de la realidad de Dios
La poesía del Antiguo Testamento se caracteriza por una vívida conciencia de la realidad de Dios. Está saturada de la comprensión de la presencia divina. Es esencialmente religiosa. En el lamento de David por Saúl y Jonatán, su amor por Jonatán es inferior a su horror frente a la espantosa irreverencia de quitar la vida al rey ungido por Dios. En el canto de Débora y Barac la venganza a expensas del enemigo se subordina a la confianza en Dios. En la poesía hebrea Dios está presente por doquier.
Amor a la naturaleza
La poesía del Antiguo Testamento abunda en amor a la naturaleza. Resplandece con efectos escénicos de resaltante hermosura. Pero para el poeta hebreo, la hermosura o majestad de la naturaleza nunca es un fin en sí misma. El amor por la naturaleza lleva más allá de ella: a su Creador; e inspira al poeta con una consagración más profunda a Dios. Pueden venir «el fuego y el granizo, la nieve y el vapor, el viento de tempestad», pero todo «ejecuta su palabra» (Sal. 148: 8). 23
En el Salmo de la tempestad (Sal. 29), el poeta no es conmovido tanto por la demostración física de los fenómenos naturales, como por el poder, la gloria y la bondad de Dios que se revelan en la tempestad: «En su templo todo proclama su gloria. Jehová preside en el diluvio» (vers. 9, 10). De la misma manera, las idas y venidas de los animales salvajes durante la noche dirigen los pensamientos del salmista hacia Dios que los creó:
Hizo la luna para los tiempos;
el sol conoce su ocaso.
Pones las tinieblas, Y es la noche;
En ella corretean todas las bestias de la selva.
Los leoncillos rugen tras la presa,
Y para buscar de Dios su comida.
Sale el sol, se recogen,
Y se echan en sus cuevas. . .
!Cuán inmensurables son tus obras, oh Jehová!
Hiciste todas ellas con sabiduría;
La tierra está llena de tus beneficios» (Sal. 104: 19-24).
Cualidades universales
En general, la poesía del Antiguo Testamento evita lo abstracto, tiende a rehuir el argumento prolongado, y abunda en ideas que son comunes a la raza humana. Es esencialmente concreta. Es sentenciosa y muy concisa. Las verdades éticas más profundas se expresan en proverbios sumamente sencillos. Por eso es tan fácil de citar. Y es rica en figuras de dicción, en símiles, metáforas y personificaciones que dan frescura y vigor a las ideas, y las hacen claras a personas de todas las clases de todas las naciones a través de todas las edades.
Hermosura en la naturaleza
Como ejemplos de belleza para interpretar la naturaleza en poesía, nótense los siguientes:
La llegada de la primavera:
«Porque he aquí ha pasado el invierno,
Se ha mudado, la lluvia se fue;
Se han mostrado las flores en la tierra,
El tiempo de la canción ha venido,
Y en nuestro país se ha oído la voz de la tórtola.
La higuera ha echado sus higos,
Y las vides en cierne dieron olor;
Levántate, oh amiga mía,
hermosa mía, y ven» (Cant. 2: 11-13).
El corcel de guerra:
«¿Diste tú al caballo la fuerzas?
¿Vestiste tú su cuello de crines ondulantes?
¿Le intimidarás tú como a langosta?
El resoplido de su nariz es formidable.
Escarba la tierra, se alegra en su fuerza,
Sale al encuentro de las armas;
Hace burla del espanto, no teme
Ni vuelve el rostro delante de la espada.
Contra él suenan la aljaba,
El hierro de la lanza y de la jabalina;
Y él con ímpetu y furor escarba la tierra,
Sin importarle el sonido de la trompeta;
Antes como que dice entre los clarines: ¡Ea!
Y desde lejos huele la batalla,
El grito de los capitanes, y el vocerío» (Job 39: 19-25).
Hermosura en la naturaleza humana
Como ejemplo de expresión poética de la naturaleza humana, nótense los siguientes:
Afecto filial:
«No me ruegues que te deje,
y me aparte de ti;
porque a dondequiera que tú fueres, iré yo,
y dondequiera que vivieres, viviré.
Tu pueblo será mi pueblo,
y tu Dios mi Dios.
Donde tu murieres, moriré yo,
y allí seré sepultada;
así me haga, Jehová, y aun me añada,
que sólo la muerte hará separación entre nosotras dos» (Rut 1: 16,17).
Angustia en un mar tempestuoso:
«Porque habló, e hizo levantar un viento tempestuoso,
Que encrespa sus ondas.
Suben a los cielos, descienden a los abismos;
Sus almas se derriten con el mal.
Tiemblan y titubean como ebrios,
Y toda su ciencia es inútil» (Sal. 107: 25-27).
El amor del hombre Y la doncella:
«Como el manzano entre los árboles silvestres,
Así es mi amado entre los jóvenes;
Bajo la sombra del deseado me senté,
Y su fruto fue dulce a mi paladar.
Me llevó a la casa del banquete,
Y su bandera sobre mí fue amor» (Cant. 2: 3, 4).
Ardiente patriotismo:
«Si me olvidare de ti, oh Jerusalén,
Pierda mi diestra su destreza.
Mi lengua se pegue a mi paladar,
Si de ti no me acordare;
Si no enalteciere a Jerusalén
Como preferente asunto de mi alegría» (Sal. 137: 5, 6).
Dolor acerbo:
«¡Cómo han caído los valientes en medio de la batalla!
!Jonatán, muerto en tus alturas!
Angustia tengo por ti, hermano mío Jonatán,
Que me fuiste muy dulce.
Más maravilloso me fue tu amor
Que el amor de las mujeres.
«¡Cómo han caído los valientes,
Han perecido las armas de guerra!» (2 Sam.1: 25-27).
Confianza perfecta:
«Yo sé que mi Redentor vive
Y al fin se levantará sobre el polvo;
Y después de deshecha esta mi piel
En mi carne he de ver a Dios;
Al cual veré por mí mismo,
Y mis ojos lo verán, y no otro,
Aunque mi corazón desfallece dentro de mí» (Job 19: 25-27).
Sublimidad
Como ejemplos de lo sublime en la poesía, considérense estos pasajes:
«Escuchad, cielos, y hablaré;
Y oiga la tierra los dichos de mi boca.
Goteará como la lluvia mi enseñanza;
Destilará como el rocío mi razonamiento;
Como la llovizna sobre la grama,
Y como las gotas sobre la hierba» (Deut. 32: 1, 2).
«Oh Jehová Dios, levántate ahora para habitar en tu reposo,
tú y el arca de tu poder;
oh Jehová Dios, sean vestidos de salvación tus sacerdotes,
y tus santos se regocijen en tu bondad» (2 Crón. 6: 41).
«Levantad en alto vuestros ojos,
y mirad quién cree estas cosas;
él saca y cuenta su ejército;
a todas llama por sus nombres; ninguna faltará;
tal es la grandeza de su fuerza,
y el poder de su dominio» (Isa. 40: 26).
IV. Elementos de la métrica de la poesía hebrea
Generales
A diferencia de la mayor parte de la poesía moderna occidental, la poesía hebrea no depende de un esquema de versos con acento y rima que se repiten en forma regular. Su acento es irregular y su rima, si existe, parece ocasional o accidental. Para los que deben leer la Biblia en una traducción, la base métrica más significativa del verso hebreo consiste en la simetría equilibrada de forma y sentido conocida como paralelismo. El primer erudito que examinó a fondo la naturaleza de la poesía hebrea y colocó su estudio sobre una base firme fue el obispo Robert Lowth, profesor de Oxford. En sus Lectures on the Sacred Poetry of the Hebrews (Disertaciones sobre la poesía sagrada de los hebreos) (1753), Lowth designó la tendencia de la poesía hebrea a disponer sus declaraciones en pares, como un sonido y su eco, como paralelismo de partes de un todo. Watts- Dunton lo ha llamado «ritmo de sentido», y Van Dyke lo ha descrito como «ritmo de pensamiento». De este elemento característico de la estructura de la poesía hebrea, Stanley dice: «Los golpes rápidos como de alas alternadas, la palpitación como del corazón acongojado, que se han descrito bellamente como la esencia de la estructura paralela de todo verso hebreo, corresponden exactamente con el juego interminable de sentimiento humano y con la comprensión de toda edad y nación». Es digno de destacarse que este rasgo poético se ha traducido casi intacto al castellano. Aunque se desconoce el origen del paralelismo, debe observarse que el elemento del paralelismo, como rasgo característico de la poesía hebrea, es compartido por otras literaturas antiguas tales como la egipcia, la asirio-babilónica y la cananea.
Puede verse un ejemplo de paralelismo de estructura en su forma más simple en el así llamado «Canto de la Espada», o «Canto de Lamec» (Gén. 4: 23, 24), que probablemente es el más antiguo ejemplo de poesía de la Biblia. En este «Canto de Lamec», de seis líneas, aparece la estructura paralela del verso hebreo en su sencillez máxima. La poesía está formada por tres dísticos sinónimos o paralelos:
«Ada y Zila, oíd mi voz;
Mujeres de Lamec, escuchad mi dicho:
Que un varón mataré por mi herida,
Y un joven por mi golpe.
Si siete veces será vengado Caín,
Lamec en verdad setenta veces siete lo será».
Habiendo comenzado con este ejemplo, pasamos a dar una explicación y ejemplificación más completas del principio del paralelismo como principal factor determinante del verso hebreo.
Formas primarias de paralelismo
Se reconocen en general tres formas primarias de paralelismo:
1. Paralelismo sinónimo, en el cual el pensamiento fundamental se repite con palabras e imágenes diferentes en la segunda línea del dístico. Veamos el siguiente ejemplo:
«Juntaos y oíd, hijos de Jacob,
Y escuchad a vuestro padre Israel» (Gén. 49: 2).
«Sol, detente en Gabaón;
Y tú, luna, en el valle de Ajalón»(Jos.10: 12).
«Los mandamientos de Jehová son rectos, que alegran el Corazón;
El precepto de Jehová es puro, que alumbra los ojos» (Sal. 19: 8).
2. Paralelismo antitético o contrastado, en el cual el pensamiento de la primera línea de un dístico es explicado más ampliamente por su contraste o inversión en la segunda línea. Por ejemplo:
«Así perezcan todos tus enemigos, oh Jehová;
Mas los que te aman, sean como el sol cuando sale con su fuerza» (Juec. 5: 31).
«Porque Jehová conoce el camino de los justos;
Mas la senda de los malos perecerá» (Sal. 1: 6).
«Como rugido de cachorro de león es la ira del rey,
Y su favor como el rocío sobre la hierba» (Prov. 19: 12).
3. Paralelismo sintético o tácito, en el cual la segunda línea del dístico añade un pensamiento a la primera como para completarla, aumentarla o intensificarla. Los dos versos pueden tener una relación de causa y efecto, premisa y conclusión, proposición y suplemento, etc. Por ejemplo:
«Pero yo he puesto mi rey
Sobre Sión, mi santo monte» (Sal. 2: 6).
«Jehová miró desde los cielos sobre los hijos de los hombres,
Para ver si había algún entendido,
Que buscara a Dios» (Sal. 14: 2).
«Mejor es la comida de legumbres donde hay amor,
Que de buey engordado donde hay odio» (Prov. 15: 17).
«Responde el necio como merece su necedad,
Para que no se estime sabio en su propia opinión» (Prov. 26: 5).
«Se apresura a ser rico el avaro,
Y no sabe que le ha de venir pobreza» (Prov. 28: 22).
Formas secundarias de paralelismo.
Además de las formas primarias de paralelismo se han reconocido tres modalidades secundarias:
1. Paralelismo emblemático: un tipo embellecido de paralelismo sinónimo, en el cual se usa una figura literaria o imagen de alguna especie para desarrollar el pensamiento. Por ejemplo:
«No te impacientes a causa de los malignos,
Ni tengas envidia de los que hacen iniquidad.
Porque como hierba serán pronto cortados,
Y como la hierba verde se secarán» (Sal. 3: 1, 2).
«Serán avergonzados y vueltos atrás
Todos los que aborrecen a Sión.
Serán como la hierba de los tejados,
Que se seca antes que crezca;
De la cual no llenó el segador su mano,
Ni sus brazos el que hace gavillas.
Ni dijeron los que pasaban:
Bendición de Jehová sea sobre vosotros;
Os bendecirnos en el nombre de Jehová» (Sal. 129: 5-8).
2. Paralelismo de clímax o en forma de escalera: vigoroso tipo de paralelismo sintético en el cual se repiten y se vuelven a usar una palabra o frase claves, o varias palabras o frases, hasta que se completa el pensamiento al final del prolongado paralelismo. Por ejemplo:
«. . . que vino;
Porque vino a juzgar la tierra.
juzgará al mundo con justicia,
Y a los pueblos con su verdad» (Sal. 96: 13).
Alzaré mis ojos a los montes;
¿De dónde vendrá mi socorro?
Mi socorro viene de Jehová,
Que hizo los cielos y la tierra.
No dará tu pie al resbaladero,
Ni se dormirá el que te guarda.
He aquí, no se adormecerá ni dormirá
El que guarda a Israel» (Sal. 121: 1-4).
3. Paralelismo introvertido, una clase de paralelismo en el cual la primera y la última línea de una serie son semejantes y abarcan una cantidad de líneas que desarrollan la idea básica. Por ejemplo:
«A ti, oh Jehová, clamaré,
Y al Señor suplicaré.
¿Qué provecho hay en mi muerte
cuando descienda a la sepultura?
¿Te alabará el polvo?
¿Anunciará tu verdad?
oye, oh Jehová, y ten misericordia de mí;
Jehová, sé tú mi ayudador» (Sal. 30: 8-10).
«La ira de Jehová contra los que hacen mal,
Para cortar de la tierra la memoria de ellos.
Claman los justos, y Jehová oye,
Y los libra de todas sus angustias.
Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón;
Y salva a los contritos de espíritu.
Muchas son las aflicciones del justo,
Pero de todas ellas le librará Jehová.
El guarda todos sus huesos;
Ni uno de ellos será quebrantado.
Matará al malo la maldad,
Y los que aborrecen al justo serán condenados» (Sal. 34: 16-21).
Variaciones del paralelismo.
La forma más sencilla y más común de paralelismo es la unidad de dos líneas, o místico, pero éste a menudo se aumenta a tres o cuatro líneas, y puede extenderse a una cantidad considerable de líneas con gran variedad de combinaciones. De esta manera, varias líneas consecutivas pueden ser sinónimos. Por ejemplo:
«Alzaron los ríos, oh Jehová,
Los ríos alzaron su sonido;
Alzaron los ríos sus ondas» (Sal. 93: 3).
«¿Cómo podré abandonarte, oh Enfrían?
¿Te entregaré yo, Israel?
¿Cómo podré yo, hacerte como Adma,
o ponerte como a Zeboim?» (Ose. 11: 8).
«Sean nuestros hijos como plantas
crecidas en su juventud,
Nuestras hijas como esquinas labradas
como las de un palacio;
Nuestros graneros llenos,
provistos de toda suerte de grano;
Nuestros ganados, que se multipliquen a millares
y decenas de millares en nuestros campos;
Nuestros bueyes estén fuertes para el trabajo;
No tengamos asalto, ni que hacer salida,
Ni grito de alarma en nuestras plazas» (Sal. 144: 12-14).
A veces dos líneas sinónimas pueden ser aumentadas por una tercera. Por ejemplo:
«Rubén, tú eres mi primogénito,
mi fortaleza, y el principio de mi vigor;
Principal en dignidad, principal en poder» (Gén. 49: 3).
«Judá, te alabarán tus hermanos;
Tu mano en la cerviz de tus enemigos;
Los hijos de tu padre se inclinarán a ti» (Gen. 49: 8).
O las dos primeras líneas pueden ser sinónimos, y la tercera puede ser como un suplemento del pensamiento básico. Por ejemplo:
«Se levantarán los reyes de la tierra,
Y príncipes consultarán unidos
Contra Jehová y contra su ungido» (Sal. 2: 2)
«Rama fructífera es José,
Rama fructífera junto a una fuente,
Cuyos vástagos se extienden sobre el muro» (Gén. 49: 22).
A veces en una unidad de cuatro líneas, la primeras y la tercera son paralelas y también la segunda con la cuarta, en la forma de un dibujo entrelazado. Por ejemplo:
«Jehová es mi luz y mi salvación;
¿de quién temeré?
Jehová es la fortaleza de mi vida;
¿de quién he de atemorizarme?» (Sal. 27: 1).
«Su tierra está llena de plata y oro.
sus tesoros no tienen fin.
También está su tierra llena de caballos,
y sus carros son innumerables» (Isa. 2: 7).
Tal variedad de estructuras permite la acumulación de pensamientos, cláusula tras cláusula, a lo largo de todo un poema. Entre las cláusulas aparece un estribillo repetido como en el Sal. 136:
«Alabad a Jehová, porque él es bueno.
Porque para siempre es su misericordia.
Alabad al Dios de los dioses,
Porque para siempre es su misericordia.
Alabad al Señor de los señores,
Porque para siempre es su misericordia» (vers. 1-3).
Podrían darse ejemplos de muchas otras formas y variaciones del paralelismo, pero éstos bastarán para mostrar que en la poesía hebrea hay una estrecha relación entre el pensamiento y la estrecha métrica, que la poesía hebrea admite la mayor libertad y variedad estructural, y que el hecho de apreciar estructura paralela ayuda a la comprensión y exégesis de determinado pasaje o determinada poesía.
Acento.
Otro elemento de la métrica hebrea, que también se encuentra en las literaturas egipcias, asirio-babilónica y Cananea, es el acento o énfasis que se repite. Sin embargo, cuando se dice que el acento énfasis es una característica de la estructura del verso hebreo, no quiere decir que el acento aparece regularmente en la línea y que hay una distribución regular de sílabas acentuadas y no acentuadas en ella, como en el verso castellano corriente. Más bien el acento aparece un número dado de veces en la línea, sin importar el número de sílabas. La línea típica de la poesía lírica hebrea se divide en dos partes, con dos sílabas acentuadas en cada mitad.
En la poesía elegíaca y en otras poesías muy emotivas, la línea típica tiene tres acentos en la primera mitad y dos en la segunda. Esto se llama ritmo de qinah. Su efecto es el de un crescendo de tres acentos seguido por un decrescendo más corto de dos acentos. Hay una Ilustración adecuada de este ritmo en el texto hebreo de Amós 5:2:
«Cayó la virgen de, Israel, y no podra levantarse ya más;
fue dejada sobre su tierra, no hay quien la levante».
En la poesía épica, didactica y litúrgica la línea típica tiende a contar con tres sílabas acentuadas en cada mitad. Las líneas más largas que éstas admiten más acentos, con varias combinaciones posibles; pero en ninguna de esas estructuras hay relación entre las sílabas acentuadas y el número de sílabas átonas presentes entre los acentos. Es una lástima que la acentuación del verso hebreo no se advierta en la traducción. Más aún, muchas preguntas que tienen que ver con este elemento de su prosodia todavía no han encontrado respuesta.
Otros elementos.
Además de los factores de paralelismo y acento irregular de la poesía hebrea, son dignos de mención otros elementos del verso, tales como la estrofa, el estribillo, la estructura en forma de acróstico, la asonancia y la dicción vívida.
El poema como un todo a menudo está dividido en una serie de estrofas, para indicar un cambio de pensamiento dentro de una unidad mayor. A veces esas estrofas tienen una longitud igual o casi igual, como en los Sal. 1, 42, 43, 119. Es más común que su longitud sea desigual, análoga a los párrafos escritos en prosa. La división en estrofas se indica a veces con un estribillo, como en los Sal. 42, 43, 46, 57, 67. Pocas veces este estribillo aumenta en longitud a medida que el poema continúa, como en los ves. 19, 25 y 27 de 2 Sam. 1, donde David se lamenta por Saúl y Jonatán, y crece el estribillo «¡Cómo han caído los valientes!» al ser repetido por segunda y tercera vez.
A veces, como en los Proverbios, un poema puede estar formado por, estrofas organizadas individualmente y dispuestas simétricamente como las partes que componen una poesía (más o menos a la manera de un soneto), como por ejemplo, Prov. 6: 6-11; ó 24: 30-34. A veces el paralelismo introvertido se extiende a todo un poema. Las estrofas inicial y final del poema hacen las veces de una envoltura del tema central, como en el Sal. 8.
La estructura acróstica o alfabética, por la cual versos sucesivos o estrofas comienza con las letras del alfabeto hebreo en su orden correspondiente, aparece en varios poemas. Por ejemplo, Sal. 37, 119 y Prov. 31: 10-31.
La asonancia, o correspondencia de sonidos vocálicos dentro de la línea, que es evidente en las traducciones de la Biblia, aparece en el texto hebreo de versículos tales como Isa. 5:7, donde las palabras «juicio» y «opresión» y también «justicia» y clamor» tienen sonidos vocálicos similares. Y en Isa. 17: 12, 13, el efecto onomatopéyico (adaptación del sonido a la expresión del sentido) es marcado pues da la impresión del tronar de las olas del océano que se rompen sobre la costa rocosa. La vivacidad y la dicción concreta, características del idioma hebreo, se ponen de manifiesto en forma especial en la poesía. Por ejemplo, se expresa desesperación completa mediante una sucesión de cuadros vívidos en Sal. 69: 1-3; la desgracia de verse abandonado por Dios se describe mediante numerosas imágenes concretas en Lam. 3: 1-16.
Ciertamente, en la poesía de los hebreos la belleza del pensamiento y de la forma se combinan en una unión perfecta. La luz de la vida refulge desde una hermosa lámpara. La joya de la verdad reluce en un cofre resplandeciente. Adoremos al Señor en la hermosura de su santidad.
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