Las Lenguas del Antiguo Testamento – Parte 3

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II. Arameo
El arameo, idioma íntimamente relacionado con el hebreo, pero no derivado de él, es el idioma en que fueron escritos Dn. 2.4–7.28; Esd. 4.8–6.18; 7.12–26; Jer. 10.11; dos palabras en Gn. 31.47; y los tárgumes (traducciones arm. de partes del AT). A partir del ss. IX a.C. el arameo y su escritura (tomada del hebreo/fenicio alfabético) se convirtieron rápidamente en el medio lingüístico internacional para el comercio y la diplomacia. Ya en el ss. IX a.C. Israel y Damasco tenían comerciantes en la capital del otro estado (1 R. 20.34), y en 701 a.C. los funcionarios de Ezequías querían que se les hablara en arm., lengua que entendían gobernantes y comerciantes, pero no el “hombre (hebreo) común” (2 R. 18.26). En la misma Asiria, a par.ir de ca. 730 a.C. bajo el reinado de Tiglat-pileser III, el arameo se convirtió paulatinamente en lengua de uso oficial: agendas judiciales arameas en tablillas cuneiformes, anotaciones arm. de altos funcionarios as., y esculturas as. que muestran el acto de registro de los tributos por escribas que escriben (arameo) con plumas sobre pergaminos, como también sobre tablillas cuneiformes de arcilla. (Para referencias completas véase R. A. Bownan, JNES 7. 1948, pp. 73–76, a lo cual agréguese el óstraca con la lista de los exiliados hebreos en Asiria encontrado en Cala, J. B. Segal, Iraq 19, 1957, pp. 139–145, y Albrigt, BASOR 149, 1958, pp. 33–36.) Nótese aquí, también, la carta en arm. de Adón de Ascalón al faraón de Egipto en 604 (?) a.C. (W. D. McHardyen DOTT, pp. 251–255, con bibliografía). A menos que se trate de una nota en arameo a los lectores, aclarando que lo que sigue es arameo, la nota en Dn. 2.4 “en arameo” cuando los caldeos se dirigen a Nabucodonosor, concordaría pertectamente con el uso del arm. en la corte asirobabilónica. Además de los ejemplos anteriormente expuestos aparecen epígrafes arm. sobre los ladrillos empleados en la construcción de los grandes edificios de la Babilonia de Nabucodonosor, que testimonian el uso generalizado de ese idioma allí en dicha época (véase R. Koldewy, The Excavations at Babylon, 1914, pp. 80–81, fig(s). 52–53). El arameo (“Reichsaramaisch”) llegó a ser el medio oficial de comunicación en todo el imperio persa, en el que se hablaban muchas lenguas. Esdras es el ejemplo bíblico clásico. Esto está gráficamente ilustrado en los papiros arm. de Egipto (s. V a.C.); para ellos véase A. Cowley, Aramaic Papyri of the Fifth Century °bc, 1923; H. L. Ginsberg en ANET; pp. 222–223, 427–430, 491–492; E. G. Kraeling, The Brooklyn Museum Aramaic Papyri, 1953; G. R. Driver y otros, Aramaic Documents of the Fifth Century BC, 1954, abreviado y revisado, 1957.

La escritura es igual que la del hebreo, y el arameo tiene aproximadamente las mismas características fonológicas, incluso la posición del acento. En general, los esquemas vocálicos son más atenuados, y en algunos casos conservan formas más primitivas. Los cambios consonánticos entre ambos idiomas no tienea el rigor de una ley fonética. z heb. = d (d) arm., s heb. = t arm., s heb. = t arm., etc., pero el cambio de la s heb. a la c y la q arm. es difícil de explicar fonéticamente.
El artículo determinado es -a, y se coloca como sufijo del sustantivo. Puede expresarse la relación de genitivo como en hebreo: el sustantivo que precede al genitivo se acorta si es posible, y se considera que el grupo es inseparable. Mas a menudo se expresa la relación por medio de dé, originalmente prunombre demostrativo, por lo que hewa dé leya es ‘visión de la noche’.

Al igual que en heb., el sustantivo tiene singular, dual, y plural. Hay dos géneros: masculino y femenino. La terminación femenina es -a, pero muchos sustantivos femeninos no tienen indicación alguna. Los pronombres posesivos son sufijos del sustantivo.

El tiempo de los verbos tiene dos aspectos: el perfectivo (acción completa) con elementos pronominales como sufijos; y el imperfectivo (acción incompleta) con los elementos pronominales como prefijos. Se emplea ampliamente el participio activo para expresar el presente o el futuro. Hay unas ocho “formas verbales” o conjugaciones: la forma primaria, con modificaciones para el activo, el pasivo y el reflexivo; la intensiva; y la causativa, designada ya sea por una h, una ’ o una sû, como prefijos. Se usa el verbo “ser”, hawa, prácticamente como verbo auxiliar.

Es común la oración sin verbo. En las oraciones verbales puede venir primero el verbo o el sujeto, pero este último orden parece ser más común. El orden de las palabras es menos rígido que en hebreo.

El arameo del AT es objeto de controversia. S. R. Driver (LOT, pp. 502ss) afirmaba que el arm. de Daniel era un dialecto occidental de dicho idioma y, en consecuencia, tardío. Cuando escribía Driver, el único material disponible era demasiado tardío para que se lo tuviera en cuenta. Posteriormente R. D. Wilson, utilizando material anterior que había aparecido, pudo demostrar que la distinción entre el arm. oriental y el occidental no existía en las épocas anteriores al cristianismo. Esto fue ampliamente confirmado por H. H. Schaeder. Schaeder también llamó la atención al hecho de que la naturaleza estática del “arameo imperial”, como se ha dado en llamarlo, no admite la posibilidad de fechar los documentos en ese idioma, incluso Daniel y Esdras. Demostró que los criterios aducidos para asignar fecha tardía a Daniel y Esdras son simplemente resultado de un proceso de modernización ortográfica que se llevó a cabo en el ss. V a.C. (véase F. Rosenthal, Aramaistische Forschung, pp. 67ss). Según lo que sabemos por documentos contemporáneos sobre la intensidad de la actividad comercial y los contactos diplomáticos, no nos sorprende encontrar términos adoptados de otros idiomas en los lugares menos sospechados.

El progreso de los conocimientos basados en descubrimientos nuevos y antiguos demuestra que los argumentos para fechar el arm. del AT después del período persa a menudo carecen de fundamento. Ciertos elementos probatorios recientes relacionados con un problema determinado deberán bastar aquí. En el arm. primitivo había un sonido d_ (dh) que para la época de los persas se había vuelto idéntico a la “d” ordinaria en la pronunciación. En occidente (Siria) se escribía esta consonante como “z” (aun en nombres no arameos, como Miliz por Milid(h), “Melitene” en la estela de Zakir), y esto persistió como ortografía “histórica” en los papiros arm. del imperio persa. Pero en oriente los asirios ya representaban la “dh” como “d” a partir del ss. IX a.C. (Adad-idri por (H)adad-ezer). Se nota la verdadera pronunciación “d” en la época persa por diversos indicios: un extraordinario texto arm. en escritura demótica egipcia del ss. V a.C., en el que vemos “t”/“d” (J. A. Bowman, JNES 3, 1944, pp. 224–225 y n. 17), mientras que en algunos de los papiros normales en arm. hay casos de falsos arcaismos en los que se escribe “z” en lugar de la “d” original (no “dh”), cf. E. Y. Kutscher, JAOS 74, 1954, pp. 235 (syn wzbb).

En el arm. veterotestamentario se escribe una “d” verdaderamente fonética, y no una “z” histórica occidental; pero esto no es índice de fecha posterior sino que significa una de dos cosas. Daniel, Esdras, etc., simplemente escribieron el arameo como se hablaba en el ss. VI/V en Babilonia, con una ortografía directamente fonética, o utilizaron la ortografía histórica, en gran parte eliminada por una revisión ortográfica posterior de fecha bastante tardía.

Bibliografía.

Reallexikon der Assyriologie (s.v. “Aramu”); E. Y. Kutscher, en T. A. Seboek (eds.), Current Trends in Linguistics 6, 1970, pp. 347–412; R. D. Wilson, Aramaic of Daniel, 1912; id., Studies in the Book of Daniel, 1917; H. H. Rowley, The Aramaic of the Old Testament, 1929; F. Rosenthal, Aramaistische Forschung, 1939; H. H. Schaeder, Iranische Beiträge, 1, 1930; K. A. Kitchen en D. J. Wiseman (eds.), Notes on Some Problems in the Book of Daniel, 1965, pp. 31–79; Gramáticas de H. Bauer y P. Leander, 1927; H. Strack, 1921; W. B. Stevenson, 1924; F. Rosenthal, 1961; Léxicos: los que se enumeran bajo Hebreo contienen suplementos arameos.


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