Las Lenguas del Nuevo Testamento – Parte 3

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Las Lenguas del Nuevo Testamento – Parte 3

 

II. Características estilísticas individuales
Habiendo resumido de esta manera las características generales del gr. neotestamentario, podemos hacer una breve caracterización de cada autor. Marcos se escribió en el gr. del hombre común; nuestro mayor conocimiento de los papiros ha ayudado mucho a iluminar su modo de expresarse, aunque todavía quedan arameísmos, especialmente el uso impersonal que hace de la tercera persona del plural del verbo activo para expresar una acción o un pensamicnto de carácter general. Tanto Mateo como Lucas utilizan el texto de Marcos, pero cada uno corrige sus solecismos, y depura su estilo, de acuerdo con principios que podemos ver ilustrados en su forma extrema en Frinico. El estilo de Mateo es menos distinguido que el de Lucas: escribe un gr. gramatical, sobrio pero cultivado, aunque con marcadas influencias de la LXX; Lucas es capaz de llegar momentáneamente a grandes niveles de estilo en la tradición ática, pero le falta capacidad para sostenerlos; en última instancia vuelve al estilo de sus fuentes, o a una koine muy humilde. En ambos evangelistas, naturalmente, el fondo arm. del material se revela a cada momento, especialmenie en los dichos. Los dos primeros cap(s). de Lucas han sido objeto de debate: es práctica común describirlos como imitación de la LXX, pero se puede argumentar plausiblemente que han sido directamente traducidos de la fuente hebrea. Puede hacerse un buen paralelo entre el gr. de Juan y el de Epicteto, pero es opinión de la mayor parte de los eruditos que se trata de una koineµ escrita por alguien cuya lengua y pensamicnto nativos eran arameos; puede incluso haber pasajes traducidos de dicho idioma. Ciertas cualidades de su estilo, notablemente el tipo de declaración del “YO SOY” teofánico, pueden compararse más de cerca con los escritos mandeos, cuyas raíces se encuentran en la Siria occidental; esto también hace resaltar la descripción de este evangelio como marcadamente semítico. Hechos es claramente obra de Lucas, cuyo estilo fluctúa allí como en su evangelio, y a pesar de sus espasmódicos logros queda a merced de sus fuentes.

Pablo escribe un gr. de mucha fuerza, con evidentes progresos estilísticos entre sus primeras y sus últimas epístolas. La evolución en Efesios en las epístolas pastorales es tan marcada que a llevado a formular más de una hipótesis de composición seudónima; pero naturalmente acepta otras explicaciones según el parecer de los eruditos conservadores (* Seudonimia). Hebreos está escrita en el gr. muy pulido de alguien que conoce a los filósofos, y el tipo de pensamiento y exégesis de los que es ejemplo Filón, aunque la LXX ha afectado la lengua y el estilo, como no fue el caso de Filón. Santiago y 1 Pedro evidencian un buen conocimiento del estilo clásico, aunque en la primera podemos ver también un poco de gr. muy “judío”. Las epístolas de Juan tienen lenguaje similar al de su evangelio, pero son más uniformes y evidencian un estilo más opaco, aunque las grandes diferencias de carácter literario y temático bien pueden ser factor determinante en esto. Judas y 2 Pedro muestran un gr. sumamente tortuoso y complicado; el escritor de la segunda ha sido acusado con alguna justificación de “atícismo”, y se ha descrito su obra como el escrito neotestamentario que gana con la traducción. Apocalipsis, como hemos indicado, es sui generis en lengua y estilo; su vigor, su fuerza, y su éxito no pueden negarse.

III. Conclusión
Podemos concluir que el gr. del NT, si bien muestra un molde pronunciadamente semítico en algunos lugares, sigue siendo esencialmente gr. en su gramática, su sintaxis, y aun en su estílo. Desde el punto de vista semántico, sin embargo, se reconoce cada vez más que su terminología está fuertemente moldeada por los usos de la LXX y por sus orígenes, etimología, y uso en griego. Este convencimiento dio origen al TDNT iniciado por Kittel, y ha contribuido considerablemente a las investigaciones actuales de la teología bíblica; el lector cuenta también con las obras de C. H. Dodd en este campo, especialmente en The Bible and the Greeks y The Interpretation of the Fourth Gospel (Interpretación del cuatro evangelio, 1978). En el fondo de términos como “justicia” y “justificación”, “fe” y “creer”, “conocimiento” y “gracia”, encontramos conceptos heb. que transforman totalmente la significación gr., y que es necesario comprender si no queremos interpretar mal el evangelio. La falta de este conocimiento afecta incluso a las mejores exégesis patrísticas y medievales; teólogos posteriores también han sido perjudicados por esta falta. Comprenderlo así es uno de nuestros mayores logros debidos a la moderna investigación bíblica; pero nótese la crítica de J. Barr.

En síntesis, podemos afirmar que actualmente conocemos el gr. del NT como un idioma que era “comprendido por el pueblo” y que fue usado con diferentes grados de éxito estilístico, pero con un mismo ímpetu y vigor, el de expresar en estos documentos un mensaje que, por lo menos para quíenes lo predicaron, era continuación de las escrituras del AT: el mensaje de un Dios viviente, a quien preocupa la correcta relación del hombre consigo mismo, y que proporciona él mismo el medio de reconciliación. Este evangelio ha moldeado la lengua y su significado, de modo que aun las disciplinas linguísticas de su análisis llegan finalmente a formar parte de la teología.

Bibliografía.

°C. H. Dodd, La interpretación del cuarto evangelio, 1978; C. B. Hale, Estudiemos griego, 1960; E. Hernández, Llave del griego, s/f; S. Yarza, Diccionario griego español, 1972; H. E. Dana, J. R. Mantey, Gramática griega del Nuevo Testamento, 1975; J. Mateos, El aspecto verbal del Nuevo Testamento, 1977; A. Urban, J. Mateos, M. Alepux, Cuestiones de gramática y léxico, 1977.

R. W. Funk, A Greek Grammar of the New Testament (rev. por F. Blass y A. Debrunner, Grammatik der neutestamentlichen Griechisch), 1961; J. H. Moulton, Grammar of New Testament Greek 1³ 1908; 2 eds. W. F. Howard), 1929; 3, 1963; 4, 1976; F. M. Abel, Grammaire du Grec Biblique, 1927; M. Black, An Aramaic Approach to the Four Gospels and Acts², 1953; L. Rydbeck, Fachprosa, vermeintliche Volkssprache u. Neues Testament, 1967; G. Mussies, The Morphology of Koine Greek, 1971; C. F. D. Moule, An Idiom Book of New Testament Greek², 1959, TDNT; Walter Bauer, Griechisch-Deutsches Wörterbuch zu den Scriften des Neuen Testament und der übrigen urchristlichen Literatur5, 1957–8; W. F. Arndt y F. W. Gingrich, A Greek-English Lexicon of the New Testament, 1957 traducido y aumentado de Bauer4); C. H. Dodd, The Bible and the Greeks, 1934, y The Interpretation of Fourth Gospel, 1953; J. Barr, The Semantics of Biblical Languaje, 1961; id., Biblical Words for Time, 1962.


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