¿Quién es el «Gran Dios»?

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¿Quién es el «Gran Dios»?

 

 

Continuemos escudriñando las anomalías de la traducción publicada por los testigos de Jehová. Examinaremos otros dos sutiles errores que han cometido en el Nuevo Testamento.
El primero de estos errores es el que han cometido en Tito 2: 13. En su traducción Nuevo Mundo, en castellano, consta: «Mientras aguardamos la feliz esperanza y la gloriosa manifestación del gran Dios y del Salvador nuestro Cristo Jesús».
Con un poco de atención se podrá observar que el empeño de esta traducción errónea consiste en forzar el texto para que establezca dos «manifestaciones» distintas y separadas; a saber:
a) «Del gran Dios», por una parte,
b) «y del Salvador nuestro Cristo Jesús», por la otra.

El porqué de ese grave error


¿Por qué los testigos cometieron esa tergiversación en su traducción, que viola flagrantemente el sentido natural, lógico y gramatical del texto? Sencillamente, para eludir la divinidad de Jesús. Porque la correcta traducción de ese pasaje en las Biblias clásicas, señala una sola «manifestación», pues dice: «La manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo». Se refiere a una sola persona. ¿La prueba? Ante todo copiemos el texto original con su traducción:

Prosdejómenoi tén makarían elpida kaí

Aguardando la bienaventurada esperanza y la

epipháneian tés dóxes toú megdlou Theoú kaz
manifestación de la gloria del gran Dios y

sotéros hernán Jristoú Iesoú.
Salvador nuestro Cristo Jesús.

Aquí está el sentido natural, sin forzar ni desvirtuar nada: «Nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo». Una sola entidad.
Una regla segura
La traducción que separa «el gran Dios» de «Salvador nuestro Cristo Jesús», además de abandonar la exactitud del texto, entra en conflicto con la conocida «regla de Sharp». Los que estudian griego saben que esta regla gramatical establece: «Cuando la conjunción copulativa kai [que corresponde a ‘y’, en español], une dos nombres del mismo caso, si el artículo va antes del primer nombre y no se repite antes del segundo nombre, este último siempre se refiere a la misma persona descrita por el primer nombre.

Dentro de este canon lingüístico del griego, es evidente que para ser absolutamente correcto, este verso de la carta paulina a Tito, necesariamente se refiere a una sola Persona, a «nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo». ¡Ninguna otra traducción es admisible, ninguna otra cuadra!
El gran erudito helenista Bruce M. Metzger, catedrático norteamericano, en su trabajo Jehovah’s Wítnesses and Christ, página 86, considera ampliamente este caso, y llega a la siguiente documentada conclusión:
«En apoyo de la traducción ‘nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo’, podemos citar eminentes gramáticos del griego del Nuevo Testamento, entre ellos, los siguientes:
«1. P. V. Schmiedel, Grarnmatik Des Neutestamentlichen Sprach-Idioms, pág. 158.

«2. G. H. Moulton, A Grammar of Greek New TestamerLt, tomo 1, pág. 84.
«3. A. T. Robertson, A Grammar of the Greek New Testament in the Líght of Histori cal Research, págs. 785 y 786.
«4. Blass-Debrunner, Grammatik Des NeutestamentlícI~en, párrafo 276, 3.
«Estos eruditos concuerdan en afirmar que Tito 2:13 se refiere a una sola Persona, y por lo tanto sólo puede ser traducido: ‘Nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo’
Y para terminar la aclaración de ese desacierto, invoquemos la traducción Emphatic Diaglott, muy citada y propagada por los mismos testigos de Jehová. Allí se vierte Tito 2: 13 en estas palabras: «Esperando la bendita esperanza, el mismo aparecimiento de la gloria de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo». Así, con sus propias palabras, queda verificado su error.

Segundo error sutil
Pero los testigos no paran allí. Repiten el mismo error en 2 Ped. 1: 1, última parte. En su traducción Nuevo Mundo, en español, consignan: «…por la justicia de nuestro Dios y del Salvador Jesucristo».
De nuevo, pese a la regla de Sharp, hablan de dos justicias, una de «nuestro Dios», y la otra «del Salvador Jesucristo». Sin embargo, en griego, este pasaje de la Biblia, dice sencillamente:

Díkaiosúne toú Theoú hernán kai Sotéros
Justicia del Dios nuestro y Salvador


Iesoú Christoú.
Jesucristo.

Lo cual indica que se trata de la misma persona.




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