Analisis sobre el Pentateuco
Los primeros 5 libros del AT: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio; la 1ª de las 3 divisiones del sagrado canon hebreo de las Escrituras. Los escritores cristianos usaron el término desde c s II d.C.
I. Designaciones.
El nombre corriente que los hebreos dan a estos libros es Tôrâh
(del verbo yârah [hifil, «señalar», «mostrar»,
«dirigir» o «enseñar»). Por tanto, Tôrâh
indica «instrucción», «dirección», «ley»
o «enseñanza» (Neh. 8:2, 7; etc.). Otros nombres que se le
dan en el AT al Pentateuco completo o partes de él, son: «Libro
de la ley» (Jos. 1:8; 8:34; Neh. 8:3), «Libro de la ley de Moisés»
(Jos. 8:31; 23:6; 2 R. 14:6; Neh. 8:1), «Libro de la ley de Dios»
(Jos. 24:26; Neh. 8:18), «Libro de la ley de Jehová» (2 Cr.
17:9; 34:14), «Libro de la ley de Jehová su Dios» (Neh. 9:3),
«Ley de Jehová» (1 Cr. 16:40; 2 Cr. 31:3; 35:26), «Ley
de Dios» (Neh. 10:29) y «Ley de Moisés» (Dn. 9:11,13).
En todos estos casos, «ley» es la traducción del heb. Tôrâh.
Como «Libro de Moisés» se usa en Esd. 6:18. Estos diversos
nombres indican que el Pentateuco era considerado como una sola obra literaria,
enfatizando así su unidad esencial. La división en 5 rollos es
muy antigua, anterior a la LXX y al Pentateuco samaritano, y habría sido
hecha por el autor original. Los judíos hablaban del Pentateuco como
de los «cinco quintos de la ley».
Los nombres que se dan al Pentateuco en el NT, son: «Ley» (Mt. 12:5;
Lc. 16:16; Jn. 7:19), «Ley de Moisés» (Lc. 2:22; Jn. 7:23),
«Ley del Señor» (Lc. 2:23, 24), «Libro de la ley»
(Gá. 3:10) y «Libro de Moisés» (Mr. 12:26). «Ley»
en estas referencias es una traducción del gr. nómos, el término
que usaban para Tôrâh los judíos de habla griega.
II. Autor.
A. Conceptos tradicionales.
Hasta tiempos relativamente recientes, la autoría mosaica del Pentateuco
era aceptada casi universalmente, tanto por judíos como por cristianos.
Los eruditos bíblicos conservadores de hoy encuentran evidencias, tanto
internas como externas, para sostener que Moisés escribió los
primeros 5 libros de la Biblia.
1. Testimonios del Pentateuco. Aunque no existe una afirmación categórica
de que Moisés escribiera el Pentateuco entero, hay evidencias convincentes
de que procede de su mano. Por ejemplo, algunas secciones legales de Éxodo
son específicamente atribuidas a Moisés: según Ex. 24:4-8,
él escribió el Libro del Pacto (cps 20-23), las leyes que corresponden
al santuario y su servicio (cps 25-31) aparecen como comunicaciones personales
de Dios a él (25:1, 13, 31; 26:1; 30:11, 17, 22; 31:1, 12; etc.); el
informe de la construcción del tabernáculo (cps 35-40) menciona
con frecuencia que todo fue hecho «como Jehová lo había mandado
a Moisés» (8 veces en el cp 39); también le pertenece el
Canto de Liberación junto al Mar Rojo (15:1-18); la narración
de la victoria sobre Amalec debía escribirla «en un libro»
(17:14). En todo Éxodo, como en todo el Pentateuco, con excepción
de Génesis, Moisés es la figura central y el comunicador de la
Tôrâh. En Levítico, la frase «como lo había mandado
Jehová a Moisés» o su equivalente se encuentra unas 30 veces,
y la entrega de la legislación sacerdotal está conectada directamente
con el monte Sinaí y la intermediación de Moisés (Lv. 26:46;
27:34). La legislación sacerdotal de Números también tiene
su origen en una orden directa de Dios a Moisés (Nm. 5:1, 5, 11; 6:1;
8:1; 9:1; 10:1; etc.). Se afirma que el itinerario y la lista de los lugares
donde acamparon (cp 33) desde Egipto hasta Canaán fueron escritos por
él (vs 1, 2). Deuteronomio comienza con la afirmación: «Estas
son las palabras que habló Moisés» (Dt. 1:1; cf v 5; 4:5,
14; 29:1). También declara que escribió la ley (31:24), y el canto
y la bendición de los cps 32 y 33 (31:22, 30; 32:44, 45; 33:1). Aunque
no hay una afirmación específica atribuyéndole la autoría
de Génesis, el libro constituye una parte orgánica del Pentateuco.
Como Éxodo es sencillamente la continuación de Génesis,
parece razonable concluir que ambos son del mismo autor.
2. Testimonios del resto del AT. Muchos otros libros del AT se refieren al
Pentateuco como obra de Moisés. Las referencias más frecuentes
a Moisés y sus escritos están en el 915 libro de Josué,
donde su nombre aparece más de 50 veces. Josué obtuvo su autoridad
de Moisés, y apeló constantemente a la ley de Moisés (Jos.
1:7, 8; 8:31, 32, 34, 35; 23:6). Se dice que los hechos de Josué se ajustaron
a lo que «Jehová había mandado a Moisés» (11:15,
20; 14:2; etc.). La opresión de los israelitas en el período de
los jueces era para probar a Israel, «si obedecerían a los mandamientos
de Jehová, que él había dado a sus padres por mano de Moisés»
(Jue. 3:4). David hizo llevar el arca a Jerusalén sobre los hombros de
los levitas «como lo había mandado Moisés» (1 Cr. 15:15),
y encargó a su hijo Salomón que observara los preceptos «de
la manera que está escrito en la ley de Moisés» (1 R. 2:3).
Variada mención a sus escritos aparecen en Reyes y Crónicas (2
R. 14:6; 2 Cr. 23:18; 25:4; 34:14; 35:12; cf 2 R. 18:6, 12; 21:8; 23:25; 2 Cr.
8:13; 30:16). De la época del cautiverio están las referencias
a Moisés en Daniel (Dn. 9:11-13); y del período de la restauración
hay varias en Esdras, Nehemías y Malaquías (Esd. 3:2; 6:18; 7:6;
Neh. 1:7, 8; 8:14; 9:14; 10: 29; 13:1; Mal. 4:4).
3. Testimonios del NT. Nuestro Señor hizo frecuentes referencias al
Pentateuco, que obviamente lo consideraba de Moisés (Mt. 8:4; 19:7, 8;
Mr. 1:44:10:3-5; 12:19; Lc. 5:14; 16:29, 31; Jn. 5:46, 47). Introdujo una cita
de Éxodo (Ex. 3:6) con las palabras: «¿No habéis leído
en el libro de Moisés … ?» (Mr. 12:26). El testimonio de los apóstoles
está en armonía con el de Jesús (Hch. 3:22:13:39; 15:5,
21; 26:22; 28:23; Ro. 10:5, 19; 1 Co. 9:9; 2 Co. 3:15; Ap. 15:3).
4. Testimonios de la tradición judía. Los samaritanos sostienen
que el Pentateuco es obra de Moisés. También lo afirman los escritos
apócrifos (Ec. 45:5; 2 Mac. 7:30). Igualmente Filón y Josefo.
La misma posición asumieron tanto el Talmud Palestino como el Babilónico.
5. Evidencias internas. El relato de José en Génesis y la historia
de Moisés en Éxodo revelan a un autor que tenía un conocimiento
íntimo de la cultura de Egipto. El uso de los títulos correctos
para los oficiales egipcios (Gn. 40:2; 41:40), el reflejo de las costumbres
egipcias (41:42, 43), el énfasis en sueños y magos (v 8) y la
momificación de Jacob y de José (50:2, 26) lo ponen de manifiesto.
En forma similar, en la narración de Éxodo aparecen palabras egipcias
y un cuadro exacto de la vida y las costumbres del país. ¿Quién,
fuera de Moisés, «enseñado… en toda la sabiduría
de los egipcios» (Hch. 7:22), podría estar mejor calificado para
escribir estos relatos? El autor del Pentateuco también estaba bien familiarizado
con el desierto.
Bib.: Filón, Moses ii.2; FJ-AA i.8.
B. Conceptos de la crítica moderna.
En general, los eruditos críticos modernos rechazan la autoría
mosaica del Pentateuco. La mayoría sostiene alguna forma de la hipótesis
documentaria, que especula que el Pentateuco es un compuesto de 4 o 5 documentos
que datan de muchos siglos después del tiempo de Moisés. Tal vez
la idea más popular es la teoría de Graf-Wellhausen, que encuentra
en el Pentateuco 4 documentos principales (llamados J, E, D y P [o S]) reunidos
por un método de «tijera y pegamento». De acuerdo con este
concepto hubo:
1. Un documento J (así llamado porque en él se usa el tetragrámaton JHWH como el nombre de Dios), escrito por un ciudadano del reino sureño de Judá (c 850 a.C.).
2. Un documento E (en el cual se llama ‘Elohîm a Dios) redactado c 750
a.C. por un escritor llamado «Elohista», del reino norteño
de Israel; los 2 fueron combinados como JE por un redactor o editor (c 650 a.C.).
3. Un documento D, llamado Código Deuteronómico. escrito en el
621 a.C., pero revisado por un autor posterior. 4. Un documento P (Código
Sacerdotal; Priestly en inglés), que consistía en las indicaciones
legales y religiosas del Pentateuco (c 500 al 450 a.C.). De acuerdo con esta
teoría, la edición final del Pentateuco fue hecha c 400 a.C. Hay
muchas variaciones de este esquema general que sostienen los eruditos críticos.
Algunos añadirían una fuente no israelita, S (de Seir, el supuesto
lugar donde se originó), para el libro de Génesis. Se ha presentado
una cantidad de argumentos para apoyar el carácter compuesto del Pentateuco.
Aquí se considerarán unos pocos.
1. Variaciones en el uso de los nombres divinos. Hay mucha variación
para los nombres dados a Dios en el AT, particularmente en los primeros capítulos
de Génesis. Por ejemplo, ‘Elohîm aparece uniformemente en Gn. 1:1
– 2:3 (34 veces en 34 versículos); en el resto del cp 2 y todo el cp
3 encontramos la combinación Yahweh ‘Elohîm (18 veces). En el cp
4 se usa predominantemente Yahweh (10 veces). Esta variación fue tomada
por Jean Astruc en 1753 como base para dividir el libro en 2 documentos escritos
por autores distintos. Los eruditos conservadores argumentan que las diferencias
en el uso de los nombres divinos no es evidencia de una autoría múltiple.
Sostienen que ‘Elohîm (implica «fuerza», «poder» o
«capacidad») es un nombre muy apropiado para Dios en la narración
de la creación, ya que ella es una sorprendente exhibición 916
de poder divino en acción, y que Yahweh (Jehová) es el nombre
del Dios del pacto (Ex. 6:3, 4). La combinación Yahweh ‘Elohîm,
creen, identifica al Dios de la creación con el Dios de la redención.
Observan que en muchos pasajes los nombres divinos son usados en forma más
o menos intercambiables, y que los manuscritos hebreos y las primeras versiones,
como la LXX, tienen variaciones entre sí. Más recientemente, el
bien conocido rollo del Mar Muerto de Isaías (1QIsa) muestra variaciones
con el texto masorético en el uso de los nombres divinos, lo que indica
que los copistas a veces, aparentemente, no tenían reparos en sustituir
un nombre divino por otro (véase CBA 5:153, 154). Por tanto, no hay argumentos
sólidos para usar tales diferencias como razón para disecar el
Pentateuco.
2. Suposición de que Moisés no escribiera el Pentateuco. Los
eruditos críticos del s XIX negaron la posibilidad de que Moisés
escribiera el Pentateuco porque creían que en su tiempo sólo se
conocían los sistemas complicados de escritura jeroglífica y cuneiforme,
limitados a Egipto y la Mesopotamia, respectivamente. La escritura alfabética
de Palestina más antigua que se conocía hasta 1880 era la Piedra
Moabita* del s IX a.C. Sin embargo, el descubrimiento de las Cartas de Amarna*
(Egipto, 1887) mostró que la cuneiforme se usaba extensamente en el 2º
milenio a.C. Muchas fueron escritas por pequeños gobernantes de Palestina
y Siria a sus amos egipcios, lo que demuestra que la escritura era evidentemente
bien conocida en esas regiones. Después de 1916 se supo que existían
escritos en el alfabeto cananeo antes del tiempo de Moisés. En 1929 se
encontró en Ras Shamra* toda una biblioteca de literatura cananea. Ahora
se sabe que se usaban por lo menos 6 sistemas de escritura en Palestina antes
de la conquista de los israelitas. Entre ellas estaba la escritura* proto-sinaítica,
que se cree que es la precursora del alfabeto hebreo. Por ello, ningún
erudito que se precie de tal pretende hoy que la escritura alfabética
fuera desconocida en tiempos de Moisés.
3. Pasajes posteriores a Moisés. Se alega que el Pentateuco contiene
pasajes que no podrían haber sido escritos por Moisés. El más
notable de ellos es el informe de su muerte (Dt. 34). Pero tal adición
posterior no está en desacuerdo con la integridad y la autoría
mosaica del trabajo como un todo. También es posible que algunas revisiones
y pequeños cambios en las palabras hayan ocurrido durante el proceso
de trasmisión, junto con la inserción de ciertas formas tardías
en los nombres de lugares.
4. La presencia de duplicaciones. Se alega que el Pentateuco contiene relatos
duplicados de los eventos -que a menudo son contradictorios e involucran a personas
diferentes-, lo que evidencia que éstos proceden de fuentes diferentes.
Algunos pretenden que hay 2 relatos de la creación y 2 relatos del diluvio;
otros ven informes repetidos y conflictivos en la narración de las 2
expulsiones, de Agar (Gn. 16:4-16; 21:9-21), las 2 apariciones de codornices
en relación con el maná (Ex. 16; Nm. 11), las 2 ocasiones en que
salió agua de la roca (Ex. 17; Nm. 20), etc. Los eruditos conservadores
no admiten que estas «duplicaciones» sean informes diferentes del
mismo hecho; los consideran narraciones separadas auténticas.
5. Variaciones en estilo y vocabulario indicarían documentos diferentes. Los argumentos basados en el estilo y el vocabulario son siempre débiles. Generalmente se basan en opiniones y conclusiones que no son demostrables; se sabe que algunos autores varían sorprendentemente su estilo y vocabulario. Los eruditos conservadores creen que el problema de la hipótesis popular documentaría es una cuestión seria, de profundas implicaciones filosóficas y religiosas, ya que su aceptación o rechazo involucro el concepto que se tiene de la revelación, la inspiración y la credibilidad en la Biblia.
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