La Epístola Universal de SANTIAGO
La Epístola Universal de SANTIAGO
SANTIAGO CAPÍTULO 2
1. » HERMANOS míos, que vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo sea sin acepción de persona. »
Hermanos míos. Ver com. cap. 1:2. Esta expresión común en Santiago es muy adecuada debido al énfasis que se ha puesto sobre el principio de la igualdad. Si los miembros de iglesia se mantienen «sin mancha del mundo» (cap. 1:27), cuidadosamente evitarán que se haga discriminación entre los hermanos en la fe debido a su riqueza o su pobreza.
Fe en nuestro… Señor. El texto griego puede entenderse como «fe de nuestro Señor» o «fe en nuestro Señor». El contexto favorece el segundo (ver com. Mar. 11: 22; Efe. 3:12).
Glorioso. Literalmente «de la gloria» » (cf. 1 Cor. 2:8); «Señor de la gloria» » (BJ). Nuestro Señor Jesús posee todas las prerrogativas de la Deidad (ver t, V, p. 896). El es el «Rey de gloria» » (Sal. 24:7). Tomado en su debida perspectiva, aun las personas más ricas son pobres en comparación con el santo que comparte la herencia de la «gloria» del Señor (ver com. Rom. 8:17).
Sea sin. El contexto sugiere que había habido favoritismo en la iglesia a favor de los ricos. Por esta razón el consejo del apóstol enfocaba directamente un problema de las iglesias locales.
Acepción de personas. Gr. prosopolempsía, «actos de parcialidad» (ver com. Rom. 2:11). junto con mantenerse «sin mancha del mundo» » (Sant. 1:27), los miembros de la iglesia deben guardarse de que la riqueza y la posición social no sean consideradas como cualidades necesarias en los dirigentes de la iglesia, en lugar de los dones espirituales.
2. Porque si en vuestra congregación entra un hombre con anillo de oro y con ropa espléndida, y también entra un pobre con vestido andrajoso.
Porque. Santiago ahora presenta una ilustración práctica que revela los peligros de la parcialidad.
Congregación. Gr. sunagoge, «sinagoga» ; también «reunión» » (BC), «asamblea» » (BJ, NC). Este es el único texto del NT en donde la palabra sunagoge se aplica a la iglesia cristiana.
Con anillo de oro. Gr. jrusodaktúlios, «que lleva anillo de oro». Los anillos comúnmente adornaban los dedos de los ricos.
Espléndida. Gr. lamprós, «brillante», «magnífico», «espléndido» (cf. Luc. 23: 11; Apoc. 18:14).
Vestido andrajoso. «Vestido sucio» (BJ); «vestido mugriento» » (BC). Es decir, sin lavar y mal cuidado, en contraste con la vestidura elegante de los ricos. Santiago parece referirse a los que inesperadamente se presentan en una reunión cristiana, y no a los miembros regulares de la iglesia. Es evidente que se trataba de esos visitantes de acuerdo con sus posesiones: unos eran descuidados y otros recibían honores.
3. » y miráis con agrado al que trae la ropa espléndida y le decís: Siéntate tú aquí en buen lugar; y decís al pobre: Estate tú allí en pie, o siéntate aquí bajo mi estrado; »
Miráis con agrado. U «os fijáis»; «fijáis la atención» » (NC), con el propósito de agradar.
En buen lugar. Gr. kalos, «bien»; en forma honrosa o cómoda; también «tener a bien», o sea una invitación cortés. Describe gran deferencia y respeto.
Estate tú allí en pie. Al pobre no se le prestaba una atención cortés, y tenía que escoger entre permanecer humildemente de pie junto a la pared, o sentarse en el suelo entre los «estrados», donde apoyaban los pies aquellos miembros o visitas que eran considerados dignos de mayor respeto.
Bajo. Es decir, al lado del «estrado» de otro. La persona más favorecida, que tiene estrado y asiento, trata al pobre como si no fuera digno de la menor atención.
4. » ¿no hacéis distinciones entre vosotros mismos, y venís a ser jueces con malos pensamientos? »
Distinciones. Gr. diakríno, «hacer distinción», «hacer diferencia» » (cf. com. cap. 1:6). Esta clase de parcialidad indica que no se conocen las claras enseñanzas del Señor en cuanto a la humildad y la atención a otros. Mediante esta doble norma, por la cual los ricos y los pobres son tratados de una manera tan diferente, los miembros de iglesia niegan por medio de sus hechos su pregonada lealtad al humilde Jesús (ver com. cap. 2: 1). Cuando estas personas hacen tales diferencias, demuestran que son «de doble ánimo» (cap. 1:8), que vacilan entre Dios y el mundo.
Pensamientos. «Criterios» » (BJ). Gr. dialogismós, «razonamiento», «reflexión». El apóstol llama «jueces» a los que son parciales porque han dado su fallo mediante su conducta. Juzgan a los ricos y a los pobres con normas no cristianas. Su juicio, que establecía una diferencia entre ricos y pobres, estaba basado en un falso concepto de los valores: la norma generalmente practicada por el «mundo» (cap. 1:27). Para un cristiano genuino, el pobre tiene tanto valor como el rico. El Calvario es el gran factor de igualdad.
5. » Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman? »
Hermanos. Ver com. cap. 1:2; 2: 1.
Oíd. Santiago hace comparecer ante el tribunal a los que se habían constituido a sí mismos como jueces (vers. 4).
Elegido. Gr. eklégomai (ver com. Rom. 8:33). Esta forma verbal indica que Dios los elige para sí mismo. Escoge para sí a los que continuamente contemplan a Jesús, confían en él (ver com. Juan 6: 40) y desean ser como él. Pablo también emplea este verbo para describir la elección que hace Dios de «lo vil del mundo» en la formación de la iglesia cristiana (ver com. 1 Cor. 1:26-28).
Pobres de este mundo. O pobres a juicio de este mundo. Debido a que el «mundo» » (ver com. cap. 1:27) juzga el valor de un hombre de acuerdo con sus posesiones materiales, con frecuencia los pobres son despreciados por los más afortunados; sin embargo, Cristo ha pronunciado una bendición sobre los pobres, enseñando que su reino estará mayormente constituido por ellos (ver com. Luc. 6:20-25). Las personas no son llamadas porque son pobres, sino porque están dispuestas a ser leales de todo corazón a Jesucristo y a confiar completamente en él (ver com. Mat. 6:33). Las posesiones de los ricos con frecuencia se convierten en sustituto de la confianza en Dios. Por eso la confianza plena en Cristo quizá no parezca tan necesaria para el rico como lo es para el pobre.
Ricos en fe. Es decir, ricos en el ejercicio de la fe. Una persona puede ser pobre ante los ojos del mundo, pero rica delante de Dios.
Herederos del reino. Santiago habla aquí del futuro reino de gloria, reino que fue previsto antes de que entrara el pecado en nuestro mundo (ver Dan. 7:27; com. Mat. 25:34). Los cristianos no sólo son herederos sino «coherederos» con Jesús, y les pertenecen todas las prerrogativas inherentes a ese honor (ver com. Rom. 8:17). Este «reino» puede compararse con la «corona de vida» » (Sant. 1: 12), que también se dará «a los que le aman».
6. » Pero vosotros habéis afrentado al pobre. ¿No os oprimen los ricos, y no son ellos los mismos que os arrastran a los tribunales? «
Afrentado. Gr. átimazo, «deshonrar»; «menospreciado» (BJ). La primera parte de este versículo parece estar más estrechamente relacionada con el vers. 5. Santiago establece un contraste entre la manera como Dios trata a los hombres y la forma como esos miembros de iglesia trataban a sus semejantes. Dios trata a todos de la misma manera; no prefiere a nadie según sea su jerarquía en el mundo. Si Dios hubiese juzgado y elegido a los hombres como lo estaban haciendo esos miembros de iglesia, cuán pocos de ellos hubieran estado en la iglesia y llegado a ser «herederos del reino» » (cf. 1Cor. 1: 26). Esta práctica discriminatoria podría haber parecido a los que no pertenecían a la iglesia como la norma del proceder cristiano; Santiago desea vehementemente desvirtuar este falso concepto acerca de Jesucristo (ver com. vers. 1).
Oprimen. Gr. katadunastéuo, «oprimir», «tiranizar», Este mismo verbo se usa para describir las aflicciones que se originan en Satanás (Hech. 10:38). Los miembros de iglesia deben tratar a otros como ellos quisieran ser tratados (ver com. Mat. 7:12). A los feligreses que hacían «distinciones» (vers. 4), Santiago les recuerda las injusticias con que los afligían los «ricos». Teniendo eso en cuenta los insta a no cometer opresiones parecidas con los pobres de su congregación.
Ricos. Es decir, los ricos en general y más particularmente los ricos judíos (vers. 7). La primera persecución de la iglesia cristiana fue instigada por los judíos políticamente poderosos, especialmente los saduceos (ver t. V, pp. 54-55; com. Hech. 8: 1), los opresores tradicionales de los pobres.
Tribunales. Gr. kriterion, «tribunal» (ver com. 1 Cor. 6:2, 4). Esto no necesita limitarse a los tribunales judíos, aunque los judíos ricos con frecuencia encabezaban la persecución de los cristianos (Hech. 16: 19; 17: 6; 18: 12).
7. » ¿No blasfeman ellos el buen nombre que fue invocado sobre vosotros? »
Blasfeman. Es obvio que esos blasfemos ricos eran judíos incrédulos (Hech. 13:45) o paganos, pues los que no eran cristianos blasfemaban el nombre de Jesucristo. La obediencia a Cristo fue lo que causó aflicciones muy duras en los primeros siglos de la era cristiana.
Ellos. En el texto griego el énfasis se halla en este pronombre, que se refiere a los «ricos» del vers. 6. No son ellos, esos mismos ricos que blasfeman a vuestro Señor, a quienes estáis dispuestos a dar preferencia?
Buen. Gr. kalós , «bello», «excelente», «honorable».
Nombre. El nombre de Cristo por el cual sin duda eran conocidos los discípulos (ver com. Hech. 11: 26) y por el cual sufrían (Hech. 5:41; 1 Ped. 4:14-16). El nombre de Cristo es «digno» u «honorable» porque está revestido de honor e imparte dignidad al que lo lleva.
Fue invocado sobre vosotros. Una expresión similar a ésta se registra en Hech. 15: 17 (ver Amos 9:12). Lo que dice Santiago es que en vista de la arrogancia demostrada en las prácticas de los «ricos» (vers. 6), el visitante adinerado no merece la servil parcialidad que se le tributa cuando visita la iglesia. Los feligreses deben ser respetuosos con los ricos, pero no mostrarles más respeto y consideración que los que les manifiestan a los pobres.
8. » Si en verdad cumplís la ley real, conforme a la Escritura: Amarás a tu prójimo como a ti mismo, bien hacéis; »
Cumplís. Gr. tele , «llevar a su cumplimiento», «realizar perfectamente». Téleo es más enfático que teréo (vers. 10). Compárese con pleróo, una de cuyas inflexiones se traduce como «cumplido» » (Mat. 5: 18), que se usa en el sentido de «cumplir plenamente».
Real. Gr. basilikós , «perteneciente a un rey» por lo tanto, «principal», «suprema». «Ley real» puede, pues, significar una ley promulgada por un rey, en este caso el Rey del cielo, o una ley suprema. La ley de amor es el principio supremo del cual depende toda otra ley sagrada. Esa «ley real» -el Decálogo-, que también es llamada «la perfecta ley» (ver com. Sant. 1:25; cf. CS 519), se basa en este principio.
Escritura. Gr. grafe, «escrito», «escritura». La regla de la práctica cristiana está definida por las Escrituras. Santiago, como otros autores del NT, emplea el término grafe para referirse al AT (ver com. 2 Tim. 3:16). El precepto «amarás a tu prójimo como a ti mismo» aparece por primera vez en Lev. 19:18, y está respaldado y fortalecido por las enseñanzas de Cristo (ver com. Mat. 5:43; 19: 16-19; 22: 37-40; Luc. 10: 27-29; Juan 13: 34).
Bien hacéis. La aprobación divina descansa sobre los miembros de la iglesia que viven plenamente esta ley del amor en su vida diaria. Pero esta ley se aplica tanto a los pobres como a los ricos, pues son «prójimos» recíprocamente, y deben ser considerados imparcialmente como iguales. Amar sólo a los ricos como a uno mismo, no es cumplir la ley.
9. » pero si hacéis acepción de personas, cometéis pecado, y quedáis convictos por la ley como transgresores. »
Acepción. Ver com. vers. 3.
Pecado. Al mostrar deferencia por los «ricos», es probable que los cristianos piensen que están cumpliendo la ley del amor; pero esa misma ley muestra que están pecando al hacer acepción de personas en su trato con sus semejantes.
Convictos. Gr. elégjo, «convencer de culpa», «demostrar una falta» (ver com. Juan 16:8).
Ley. La ley es la perfecta norma de justicia por la cual se evalúan las acciones de las personas (ver com. Rom. 3:20; Sant. 1:25).
Transgresores. Gr. parabátes, «transgresor»; uno que se desvía del buen camino.
10. » Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos. »
Guardare. Gr. teréo, «guardar», «prestar cuidadosa atención». Santiago presenta como ejemplo el caso hipotético de un miembro de iglesia que guarda toda la ley, excepto un mandamiento. No afirma que ese caso fuera real.
Ofendiere. Gr. ptáio, «tropezar», «delinquir», «faltar al deber».
Punto. La ley no es una simple colección de preceptos aislados: es un trasunto perfectamente armonioso de la voluntad divina. Todos los preceptos son manifestaciones del amor en acción, ya sea hacia Dios o hacia nuestros prójimos. Preferir la parte de la ley que nos conviene e ignorar el resto, aunque sólo se trate de un pequeño detalle, revela el deseo de hacer nuestra propia voluntad y no la de Dios. Se quebranta la unidad del amor y aparece el pecado básico del capricho egoísta.
Culpable de todos. Para quebrantar la ley, ya sea civil o religiosa, no es necesario violar todas las leyes: una sola falta es suficiente. El punto esencial es la cuestión básica de ser leal a la autoridad; es suficiente una sola violación para manifestar la inclinación del corazón.
«Un vidrio que es golpeado en un solo punto queda, sin embargo, destrozado. La ley no es un conjunto de diez bolos, uno de los cuales puede ser derribado mientras los otros quedan firmes. La ley es una unidad; su unidad es el amor. Si se viola en un punto, se viola el amor como tal, o sea la unidad de ella» (R. C. H. Lenski, The Interpretation of the Epistle to the Hebrews and of the Epistle of James, Wartburg Press, Columbus, Ohio, 1946, p. 572).
Así como una cadena queda rota cuando se rompe su eslabón más débil, así como una nota puede echar a perder toda la armonía musical, así como una parte herida hace sufrir todo el cuerpo, o así como la lepra en cualquier lugar del cuerpo hace que todo el hombre sea catalogado como leproso, así también quebrantar un mandamiento arruina la plenitud y la armonía de toda la ley para el transgresor
11. » Porque el que dijo: No cometerás adulterio, también ha dicho; No matarás. Ahora bien, si no cometes adulterio, pero matas, ya te has hecho transgresor de la ley. »
El. Hay sólo un Legislador (cf. cap. 4:12), y la ley es la expresión de la voluntad divina(ver com. Exo. 20: 1); por lo tanto, la autoridad de Dios se revela igualmente en cada uno de los diez preceptos pronunciados por él en el Sinaí, y cualquiera que voluntariamente viole un mandamiento, se rebela contra la expresa voluntad de Dios.
Dijo. Probablemente sea una referencia al hecho de que el Señor pronunció personalmente los Diez Mandamientos (Exo. 20: 1; Deut. 5:26).
No cometerás adulterio. El apóstol cita, como ejemplo, dos de los Diez Mandamientos; pero otros dos pudieran igualmente haber servido como ilustración. El Señor citó esos dos mandamientos en el Sermón del Monte, en donde mostró que pueden ser violados tanto en el corazón como con las acciones (Mat. 5:21-28). Con esta ilustración Santiago enseña que la observancia de una parte de la ley no justifica la violación de otra parte. Ningún juez perdonaría la violación de una ley sencillamente porque el infractor ha respetado muchas otras leyes. Por eso se recordaba a los miembros de la iglesia que excusaban su parcialidad hacia los ricos como el cumplimiento de la ley del amor, que esa práctica no anulaba sus injusticias con los pobres. Así se destruía la unidad del genuino amor cristiano.
Transgresor. Ver com. vers. 9.
Ley. De ese modo es violado el espíritu de toda la ley y se revela la falta de una entrega completa a la voluntad de Dios.
12. » Así hablad, y así haced, como los que habéis de ser juzgados por la ley de la libertad. »
Hablad. En resumen: el apóstol exhortaba a sus hermanos en la fe a esforzarse para que sus palabras y acciones diarias se sujetaran a la ley de Dios. La afirmación de Santiago de que somos responsables por nuestras palabras y nuestros hechos, es característica de él; es otra alusión a las enseñanzas de Cristo (Mat. 12:36-37).
Juzgados. El registro de la vida de cada ser humano será un día revisado por Dios (ver com. Hech. 17:31; 2 Cor. 5:10).
Ley de la libertad. Ver com. Sant. 1:25. Además del Decálogo, las otras «palabras» que Jesús habló finalmente juzgarán a los hombres (ver com. Juan 12:48). «El pecado puede triunfar solamente debilitando la mente y destruyendo la libertad del alma. La sujeción a Dios significa la rehabilitación de uno mismo, de la verdadera gloria y la dignidad del hombre. La ley divina a la cual somos inducidos a sujetarnos, es «la ley de la libertad’ » (DTG 432). Ver Mishnah Aboth 6. 2.
13. » Porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no hiciere misericordia; y la misericordia triunfa sobre el juicio. »
Juicio. Santiago concluye su consejo específico acerca de no mostrar parcialidad hacia los ricos. La advertencia bíblica de que habrá «juicio sin misericordia» para los que no son misericordiosos, es un principio equitativo, y se presenta tanto en el AT (ver com. 2 Sam. 22:26-27; Prov. 21:13) como en el NT (ver com. Mat. 5:7; 6:15; 7: 1; 18: 21-35; 25: 41-46).
Misericordia. Gr. éleos, «compasión», «piedad», «misericordia» . Cf. com. Mat. 5:7 (ver Nota Adicional de Sal. 36; com. Miq. 6:8).
Triunfa. Gr. katakaujáomai, «gloriarse», jactarse», «ponerse por encima de otro». El misericordioso se enfrenta al juicio con alegre confianza, sin temor; sabe que Dios es misericordioso con los misericordiosos.
Cuando hace misericordia, Dios no anula la justicia como Satanás lo había argumentado. La cruz demostró la falsedad de esta acusación (DTG 709-711), y reveló el glorioso esplendor de la calidad de la misericordia divina (ver com. Sal. 85: 10).
14. » Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? »
Hermanos. Cf. vers. 1, 5; com. cap. 1:2.
¿De qué aprovechará? Literalmente «¿cuál [es] el provecho?»; es decir, en cuanto a la salvación eterna. El apóstol se ocupa aquí de otro aspecto de los deberes prácticos de la «religión pura» » (ver com. cap. 1:27). Algunos feligreses (cap. 2:1-13) quizá excusaban la parcialidad que mostraban con los ricos argumentando con un uso pervertido de la ley del amor. Otros miembros de la iglesia (vers. 14-26) parecían excusarse por no haber cumplido con su deber cristiano referente a las buenas obras, argumentando que tenían «fe».
Fe. Gr. pístis, «fe», «lealtad», «confianza» (ver com. Heb. 11: 1). Esos cristianos sin duda afirmaban que la fe puede existir sin obras; pero Santiago les argumenta que la «fe» que no se manifiesta por medio de las buenas «obras», es inútil. La fe verdadera es evidente para los demás por las «obras» que produce. Su existencia no depende de un simple testimonio personal. La persona que dice que tiene «fe», pero carece de «obras», puede ser comparada con el que piensa que es religioso (cf. Sant. 1:26), pero no manifiesta las acciones o frutos de la «religión pura».
Obras. En los cap. 1 y 2 el apóstol ha destacado la importancia de las acciones cristianas; ahora hace frente directamente a los que descuidan los deberes de la «religión pura» » (cf. cap. 1:27) porque tienen fe. En consonancia con los escritos de Pablo (ver com. Rom. 2:6-10), se destaca aquí la necesidad tanto de la fe como de las obras en una genuina experiencia cristiana. Las obras llegan a ser la expresión de una vida convertida: acciones que brotan espontáneamente debido a la motivación de la fe.
¿Podrá la fe? Es decir, la fe sin obras. La pregunta demuestra que Santiago espera una respuesta negativa: «No; por supuesto que no». La fe que no se manifiesta en buenas acciones continuas, nunca salvará a nadie; tampoco lo harán las buenas obras sin una fe genuina (ver com. Rom. 3:28).
15. » Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, »
Si. Santiago presenta una situación común que a menudo pone a prueba la autenticidad 538 de la fe de un cristiano.
Desnudos. Gr. gumnós (ver com. Juan 21:7). Este adjetivo con frecuencia se aplica a los que están escasos de ropas y se encuentran expuestos a la intemperie sin una protección adecuada.
Tienen necesidad. Esas personas carecen no sólo de lo superfluo sino de lo esencial para poder vivir.
16. » y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, de qué aprovecha? «
Alguno de vosotros. El apóstol, sin hacer ninguna referencia personal, discretamente pone de relieve la inhumanidad de semejante conducta, quizá teniendo en cuenta casos reales.
Id en paz. Forma común de despedida entre los judíos, aunque no sólo limitada a ellos (ver Hech. 16:36). Explica aquí el deseo de escapar a prisa de una responsabilidad, diciendo: «Vete, y que Dios o algún amigo atiendan tus necesidades».
Calentaos y saciaos. Se necesita algo más que la simple fe para cubrir un cuerpo aterido y eliminar las angustias del hambre. Sería una cruel burla presentar textos bíblicos y dar consejos llenos de piedad sin proporcionar la ayuda material necesaria. El texto griego implica que esos miembros de la iglesia sugerían que algún otro debía socorrer a los necesitados.
Necesarias. Algunos miembros de iglesia, que se jactaban de su «fe», se negaban a socorrer a otros hermanos en Cristo, no dándoles lo que era absolutamente necesario para la vida, aunque se entiende que ellos podrían haber satisfecho esas necesidades.
¿De qué aprovecha? Esta fe vacía no aprovecha a los que necesitan ayuda material, ni tampoco a los miembros de la iglesia que pierden una oportunidad más de ayudar a Cristo en la persona de uno de sus «hermanos más pequeños» (ver 1 Juan 3:17; com. Mat. 25:41-45).
17. » Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma. «
La fe. O sea «la fe» sin «obras» del vers. 14. Esta fe es simplemente una convicción intelectual de que ciertas doctrinas son verdaderas. La mente se convence debido a la abrumadora evidencia de la Palabra de Dios, pero el corazón permanece frío e inconverso.
Si no tiene obras. Así como sólo puede demostrarse por medio de las obras que son genuinos los buenos deseos de ayudar a los pobres y a los necesitados, así también sólo puede demostrarse por medio de las obras que la fe es genuina. La fe sin el fruto de las obras cristianas es tina fe sólo nominal; le falta el principio viviente que rige las acciones del corazón (cf. Rom. 2:13; 1 Cor. 13).
Muerta. La fe sin obras puede, como un cadáver, tener apariencia de una persona, pero no tiene vida. Una vid muerta no puede dar frutos; la fe muerta tampoco produce un modelo adecuado de las acciones cristianas. Ambas son inútiles.
En sí misma. Santiago no está comparando la fe con las obras, sino la fe genuina con la fe muerta,. El que tiene una fe muerta puede creer en Dios, pero su fe es inútil porque esa convicción mental no da los frutos necesarios del servicio cristiano en la vida. Además de ser inútil en esta vida, esta fe muerta no puede salvar al que la posee (ver com. vers. 14).
18. » Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras. »
Pero. Santiago aquí presenta a dos personas hipotéticas envueltas en una discusión: una es «tú» y la otra «yo». La primera -aparentemente cristiana- pretende salvarse sólo por fe; la segunda -aparentemente un cristiano, quizá de origen judío-, por sus propias obras. Santiago en realidad no apoya ninguno de los dos puntos de vista; pero dirige su exhortación (en la última parte de este versículo) al que aboga por la fe sin obras.
Muéstrame. Gr. déiknumi, «demostrar», «dar pruebas». Santiago interviene ahora hipotéticamente en el debate, y despeja el error de pensar que la fe puede existir separada de las obras.
Sin. Mostrar fe aparte de las obras es imposible, porque la fe, como un principio y una actitud de la mente, siempre revela su naturaleza en el comportamiento externo. El que no manifiesta buenas obras, demuestra, por lo mismo, su carencia de fe genuina.
Te mostraré. La fe genuina se demuestra en acciones desinteresadas, pues engendra el deseo de servir al prójimo. Así sucedió con Cristo y así también sucederá con todos los que siguen su ejemplo.
19 » Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan. »
Crees. Santiago concede que una fe «muerta» puede acompañar a una teología correcta.
Dios es uno. Esta doctrina es básica para todo el pensamiento cristiano. La creencia en un solo Dios, omnipotente y personal, distinguía a los judíos y a los primeros cristianos de los seguidores de otras religiones.
Bien haces. Compárese la ironía de Santiago con la de Cristo (Mar. 7:9). Es esencial que la teología sea correcta; pero ésta es sólo un medio para alcanzar el fin más importante: una vida cristiana simétrica.
Demonios. Gr. daimónion, «demonio» » (ver com. Mar. 1:23). Acerca del origen de los demonios, ver 2 Ped. 2:4. Nadie duda de que los demonios creen que Dios existe (ver com. Mar. 3:l l; 5:7). Su creencia puede ser intelectualmente correcta, pero continúan siendo demonios. Nadie diría que conocer una teología correcta es tener una fe suficiente. La fe que salva transforma la vida.
Tiemblan. Gr. frísso , «erizarse», «estar horrorizado», «temblar». Los demonios están tan convencidos de la existencia de Dios, que tiemblan ante el pensamiento de su castigo en el juicio final (ver com. Mat. 25:41; 2 Ped. 2:4).
20. » Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta? «
Quieres. Gr. thélo, «querer», «desear». Santiago apela al intelecto, pues con frecuencia el verdadero obstáculo para la recepción de la verdad es una ignorancia voluntaria.
Saber. Gr. ginosko, «saber», «conocer»; tener conocimiento experimental con comprensión y entendimiento.
Vano. Gr. kenós, «vacío», «sin contenido» » (ver com. 1 Con 15:14). Una fe muerta es una fe vacía porque no salva a nadie. Santiago exhorta con una solemne amonestación a los miembros de la iglesia que tienen una fe que no es más eficaz que la que poseen los demonios.
Sin. Gr. jorís, «aparte de» (cf. vers. 18). La idea no es que las obras hacen que la fe sea viva, sino que una fe viva produce obras vivas.
Muerta. La evidencia textual favorece (cf. p. 10) el texto «improductiva»; «estéril» » (BJ, BA, BC, NC). Con una u otra variante el significado es claro: una simple profesión de fe es inútil (ver com. vers. 14, 16) para el que la posee y también para los que estén en necesidad.
21. » No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? »
Fue. Es evidente que los lectores de esta epístola concordarían fácilmente con esta afirmación.
Justificado. Gr. dikaióo, «declarar justo» (ver com. Rom. 2:13; 3:28).
Por las obras. Mejor «por obras», es decir, «en base a obras». Santiago no dice que las «obras» solas justificarán a un pecador. Está destacando que las obras de Abrahán demostraban la autenticidad de aquella fe que Dios había declarado como correcta. Santiago, al igual que el apóstol Pablo (ver com. Rom. 4:1- 25; Heb. 11:4-39), coloca a la fe en el corazón mismo de la justificación e ilustra la vitalidad de esa fe citando las acciones dignas de los que fueron justificados.
Abraham nuestro padre. Tanto los cristianos de origen judío como los de origen gentil eran espiritualmente descendientes de Abrahán (ver com. Rom. 4:10-12; Gál. 3:7-9, 29). Santiago ha recurrido a la lógica (vers. 19); ahora, a las Escrituras. Los miembros sinceros de la iglesia no podían desear nada mejor que una fe semejante a la de Abrahán.
Cuando. La ocasión que se menciona no es el único caso en la vida de Abrahán cuando Dios lo declaró justo. El primer caso ocurrió algunos años antes del nacimiento de Isaac, y está descrito en Rom. 4. Años después Dios probó la fe de Abrahán pidiéndole que sacrificara a Isaac. Mientras Abrahán se ocupaba en las «obras» preparatorias para esa ofrenda, demostraba plenamente que su fe era genuina.
Ofreció. Ver Gén. 22:5-13; Heb. 11: 17.
Altar. Sólo la inmutable confianza de Abrahán en la fidelidad de Dios puede explicar este supremo acto de obediencia. Su fe, demostrada por sus «obras», recibió nuevamente, como en el primer caso de santificación (Gén. 15:6), la declaración de la aprobación de Dios (Gén. 22:15-18).
22. » ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras? »
¿Ves?. O «ves». El texto griego puede entenderse como una afirmación, y probablemente así debe ser aquí. La ilustración del episodio de Abrahán es tan clara que todos la comprenden.
La fe. Es decir, la fe que impulsó a Abrahán a ofrecer a Isaac.
Actuó juntamente. Gr. sunergéo, «trabajar junto con», «cooperar con». Este versículo es el clímax lógico del tema de la relación de la fe con las obras. El propósito básico de Santiago no es hacer reconocer la importancia de las obras, sino lograr la unión completa de la fe genuina y las acciones cristianas. Nadie puede hacer frente voluntariamente a problemas y peligros a menos que esté poseído íntimamente por una fe firme. La verdadera fe ayuda a los hombres a ejecutar grandes obras.
Perfeccionó. Gr. teleió, «completar», «acabar» (ver com. Mat. 5:48; Luc. 13:32). La fe y las obras no pueden estar separadas en una vida genuinamente cristiana. Cuando Abrahán enfrentó la prueba, sus obras demostraron que su fe era verdadera.
Por las obras. Ver com. vers. 21. Estas «obras» de Abrahán consistían en obedecer las órdenes de Dios, no en la ejecución rutinaria de obras prescritas por autoridades humanas.
23. » Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios. »
Se cumplió. Es decir, «se realizó» . Cf. Gén. 15:6; ver com. Mat. 5:17. Antes del nacimiento de Isaac, Dios declaró que Abrahán tendría muchos descendientes (ver com. Gén. 15:1-5). Esta profecía dependía del nacimiento de un hijo y de que se perpetuara el linaje familiar. Abrahán creyó que se cumpliría la promesa de Dios aun cuando todavía no tenía hijos y ya era anciano (ver com. Gén. 15:6). Ahora, muchos años más tarde, Dios le exigía algo que aparentemente contradecía la promesa original de hacer de Abrahán una gran nación; pero Abrahán todavía confiaba en la sabiduría de Dios, y obedeció.
Creyó. Ver com. Gén. 15:6.
Contado. Gr. logízomai, «computar», «atribuir» » (ver com. Rom. 4:3). Abrahán fue considerado justo porque confió en la palabra de Dios y gozosamente aceptó la promesa de un Redentor (ver com. Gál. 3:6). La evidencia culminante de que confiaba en Dios, se reveló en su disposición de sacrificar a Isaac ante la orden de Dios: un acto que aparentemente habría anulado las promesas de Dios. Esta terrible prueba justificó la declaración de Dios en cuanto a la dignidad del patriarca.
Amigo de Dios. Ver 2 Crón. 20:7. Era común entre los judíos aplicar este título a Abrahán, y sigue siéndolo entre los árabes. La límpida autenticidad de la confianza de Abrahán en Dios es un ejemplo que todos debemos tratar de imitar.
24. » Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe. »
Vosotros veis. Santiago utiliza la experiencia de Abrahán como ejemplo de que la fe y las obras son inseparables a fin de cerrar su argumento expresado en los vers. 14-23.
Es justificado. Santiago no niega que el hombre sea declarado justo por la fe, pues la cita que acaba de presentar de Gén. 15:6 así lo demuestra; lo que niega enfáticamente es que la profesión de fe, por sí sola, pueda justificar a alguien. Las buenas obras acompañan a la fe y demuestran la validez de la fe por la cual una persona es justificada. Si no hay «obras» es evidente que tampoco existe una fe genuina (ver com. Sant. 2:17, 20).
Por las obras. Nadie que haya decidido ser más y más semejante a Cristo, podrá vivir una vida que no tenga buenas obras.
Solamente. El apóstol continúa poniendo el énfasis en la inseparabilidad de la fe y las obras (ver com. vers. 22). Es evidente que no se está ocupando del problema de las «obras de la ley» según los requisitos rituales del judaísmo (ver com. Rom. 3:28).
25. » Asimismo también Rahab la ramera, ¿no fue justificada por obras, cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro camino? »
Asimismo. Santiago cita otro episodio bien conocido del AT para ilustrar el principio de que la fe se demuestra mediante las buenas obras. La lección es paralela con la que dedujo del episodio de Abrahán, aunque el supremo acto de fe en cada caso fue muy diferente del otro.
Rahab. Ver com. Jos. 2:1; Heb. 11:31. Abrahán era notable por su piedad; Rahab, por su inmoralidad. Abrahán era creyente desde muchos años antes de que ofreciera a Isaac; la fe de Rahab era incipiente. Pero ambos demostraron su fe mediante una completa despreocupación por su seguridad personal y aceptando sin reparos el programa divino. Santiago muestra que el más venerable de los fieles y la más despreciada de los gentiles, encuentran igualmente su justificación mediante una fe que actúa.
Justificada. Ver com. vers. 21. Rahab decidió echar su suerte con el pueblo de Dios, y demostró su fe en el Dios de Israel poniendo en peligro su vida para salvar a los espías. Santiago dice implícitamente que si ella hubiese profesado tener fe en el Dios de Israel y sin embargo no hubiese ocultado a los espías, su fe hubiera sido estéril, muerta.
26. » Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta. »
Espíritu. O «aliento». El apóstol concluye su tema con un hecho irrefutable que expone a la consideración de sus opositores: no hay vida en el cuerpo cuando falta el aliento (ver com. Gén. 2:7).
Fe. O una supuesta fe, porque sin obras no existe la fe genuina. Un asentimiento intelectual, una convicción basada en un credo, pueden existir sin buenas obras; pero no una fe viviente que coopera con el plan de Dios para la restauración de la humanidad.
Muerta. En la fe de Abrahán, en la de Rahab o en cualquiera de los otros héroes de la fe mencionados en la lista de honor de Heb. 11, no hubo nada muerto. Obedecían por fe. Los miembros de iglesia que son cristianos sólo de nombre, que no dan un testimonio personal que refleje el ministerio de Cristo en favor de ellos, son, por así decirlo, simples cadáveres.
COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE
1-26 TM 125
2-5 4T 550
5 CH 424; Ev 411
5-6 2T 160
6-7 HAp 128
7 DMJ 92; MC 391
8 CS 519
10 CS 639; DMJ 48; DTG 711; Ev 273; FE 118; HAd 296; 1JT 174, 503; MB 53; 4T 55
12 CS 536; DTG 432
13 2JT 519; PVGM 142
14 CS 525; 1JT 499; 2T 657, 663; 4T 58
14-16 2T 685
14-17 2T 160
15-17 MB 36; MM 251
16 OE 442
17 CC61; CMC 33; 1JT 235, 372; MB 332; PP 61, 149; IT 192, 620, 705; 2T 159, 167, 645, 663; 3T 249; 4T 58, 228
17-19 2T 657
18 CMC 45; FE 337; 1JT 24, 508; 2JT 209; MJ 126; PP 283; 4T 596
19 CC 63; DTG 723; PE 227; 2T 161
20 CMC 33; CRA 533; 1JT 499; TM 443; 3TS 379
20-22 CS 525
21-23 PP 149
22 CMC 277; HR 303; 1JT 372; PP 61; 2T 689
23 2JT 569; PP 121, 136; 4T 615
24 CS 525; 3T 526
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